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Bioeconomía, la próxima revolución de Colombia

Durante el evento convocado por Bibo, de El Espectador, y Colombio Bio, de Colciencias, expertos dieron las claves para que el país se encamine hacia una economía que no riña con el medioambiente.

María Mónica Monsalve S.
17 de septiembre de 2016 - 03:00 a. m.
el presidente Juan Manuel Santos; Brian Farrel, director del Centro David Rockefeller para Estudios Latinoamericanos y Luis Gilberto Murillo, ministro de Ambiente, asistieron al evento. / Mauricio Alvarado
el presidente Juan Manuel Santos; Brian Farrel, director del Centro David Rockefeller para Estudios Latinoamericanos y Luis Gilberto Murillo, ministro de Ambiente, asistieron al evento. / Mauricio Alvarado

Tener cifras sobre la biodiversidad no es suficiente. Por lo menos no cuando se sabe que detrás de las especies de plantas, animales, microorganismos y su variación genética existe un potencial de desarrollo económico enorme para Colombia. Una vía de crecimiento alternativa que, frente al fin del conflicto, abre las puertas para que la investigación científica entre a territorios que antes estaban vedados y explore con mayor rigurosidad las oportunidades que ofrece la biodiversidad.

Por esto, durante el Gran Foro de la Biodiversidad, convocado por Bibo, de El Espectador, y Colombia Bio, de Colciencias, se dialogó sobre la necesidad de contar con una investigación en el país que no se quede “momificada” en los museos, sino que sea útil para el crecimiento económico. Pues, como bien lo dijo el presidente Juan Manual Santos durante la inauguración del evento, “la próxima gran revolución es la de la biotecnología, y el fin del conflicto implica la oportunidad de consolidar una bioeconomía para Colombia”.

Pero, entonces, ¿qué se necesita para que el país pueda llegar a este escenario? Según señaló Luis Gilberto Murillo, ministro de Ambiente, una de las claves de este proceso es incorporar a las comunidades en cualquier iniciativa de conservación. “El mapa de Colombia muestra que casi el 50 % de los bosques naturales están habitados por comunidades, así que hay que pensar en una conservación cultural”, afirmó.

Por su parte, Brian Farrel, director del Centro David Rockefeller para Estudios Latinoamericanos, destacó la oportunidad que tiene Colombia al ser el primer país del mundo con mayor biodiversidad por metro cuadrado, potencial que puede aprovecharse en ecoturismo, bioprospección y educación. Y aunque destacó el avance que ha tenido el país desarrollando colecciones científicas y haciendo públicos los resultados de investigación, cuestionó algunas políticas que se han convertido en una “traba” para los científicos.

“¿En serio?”, dijo, al hacer referencia al polémico decreto emitido por el Ministerio de Ambiente que les exige un pago a los investigadores a la hora de recolectar especies.

Otra de las claves contempladas durante el foro fue presentada por Brigitte Baptiste, directora general del Instituto Humboldt, quien dijo que parte de la respuesta para que el país se encamine a “soluciones bio” está en pensar la biodiversidad para el ordenamiento territorial.

“Preguntarnos cuál es la proporción adecuada para garantizar la biodiversidad nos permitirá superar el aparente dilema entre conservación y desarrollo”, señaló la experta. “El ordenamiento espontáneo del país debe empezar a repensarse en el posconflicto, pero no desde un decreto, sino como un laboratorio permanente para ver cómo funciona ecológicamente”.

Claudia Betancur, directora de Biointropic, afirmó que para lograr una bioeconomía verdaderamente fuerte se necesita crear formalmente un sector de biotecnología. “Las empresas que trabajan en este campo están repartidas según la función que están atendiendo (salud, agrícola, cosmético, salud, energía o ambiente). Pero se pueden unir y crear el sector”.

Es así como el camino que propuso Santos parece largo, sin embargo, para seguirlo hay que empezar por la base: el conocimiento científico que sólo se logra con la rigurosidad en campo.

Las cuatro primeras expediciones Bio

Parte del gran plan que tiene la iniciativa Colombia Bio, de Colciencias, es realizar 20 expediciones, diez de ellas a lugares donde nunca antes se había podido entrar debido al conflicto armado, para poder tener una colección a gran escala de datos y muestras que luego se podrán traducir en bioeconomía.

Durante el evento, los líderes de las primeras cuatro expediciones Bio se reunieron para dar un pequeño adelanto del proceso. Sandra Bessudo, cabeza de la expedición Santuario de Fauna y Flora Isla Malpelo; Hernando García, coordinador de la expedición Cuevas Santander; Juan Armando Sánchez, encargado de la expedición Isla Cayo Serrana, y Carlos Castaño, al mando de la expedición Parque Nacional Sierra Chiribiquete, parecieron coincidir en algo: para descubrir todas las especies que tiene Colombia, todavía nos queda mucho.

Por María Mónica Monsalve S.

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