En Garagoa, Boyacá, está el Centro de Atención Valoración y Rehabilitación de Fauna Silvestre, que recibe animales que han sido maltratados, muchos de estos son entregados voluntariamente por sus tenedores o en algunas ocasiones son decomisados por las autoridades ambientales, quienes constantemente están trabajando contra el tráfico ilegal de especies silvestres.
El centro abrió sus puertas en el año 2000, desde esa época ha estado recuperando y liberando diferentes especies silvestres. En promedio, entre 2012 y 2015 se ha rehabilitado a más de 20 ejemplares por año. Este proceso ha tenido un costo de $301.216.697 millones.
En lo que va corrido de este año se han rehabilitado cinco animales, entre los que están dos búhos currucuyes, un halcón culebreo, un Águila Paramuna y un gavilán. El 80% son entregados voluntariamente por sus tenedores, la gran mayoría de estos han sido domesticados, y el otro 10% son decomisados por la Policía.
El director de la Corporación Autónoma Regional de Chivor (Corpochivor), Fabio Guerrero, le dijo a El Espectador que “en el centro hemos atendido especies como el oso de anteojos, que es propio de los páramos Andinos, pumas, tigrillos, entre otros. Les hacemos una valoración clínica para ver en qué estado están y dependiendo de esto hacemos su rehabilitación, finalmente procedemos a realizar su liberación en su entorno natural”.
En este centro se han atendido especies que son consideradas en vía de extinción como el venado cola blanca, el periquito aliamarillo, la tortuga morrocoy y el oso andino. Para la buena atención de estas especies hay un equipo de profesionales especializado como lo son zootecnistas, médicos veterinarios y biólogos.
Unos de los procedimientos más exitosos que se ha realizado fue la reconstrucción del pico de un periquito aliamarillo, que fue liberado junto con otros tres ejemplares se la misma especie en su habitad natural.
Guerrero explicó que “muchas veces la gente los tiene como mascota. Estas especies tienen un tratamiento diferente porque les daban una dieta alimenticia totalmente diferente a la de su habitad natural. Lo primero que se hace es valorarlos, luego hacemos la rehabilitación para puedan vivir en su entorno, en algunos casos hacemos una zona de aislamiento, después son liberadas en su habitad natural, pero si definitivamente por su grado de domesticación no pueden ser libres, son llevadas a zoológicos”.
La corporación también realiza proyectos de educación ambiental en los colegios y con las comunidades organizadas, con el objetivo de enseñarles a la población tanto a adultos como niños la importancia de estas especies y que no son mascotas, sino que deben estar en su habitad natural.