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Camino a la sostenibilidad

El éxito empresarial de hoy tiene una relación directa con la innovación que busca reducir impactos del cambio climático.

El Espectador
07 de agosto de 2013 - 09:00 p. m.
Camino a la sostenibilidad

Si bien Colombia es uno de los países con mayor disponibilidad de recursos naturales (posee el 10% de la biodiversidad mundial y el 68,7% de su superficie está cubierta por ecosistemas), también es cierto que el cambio climático pone en jaque la disponibilidad de los mismos.

Aunque el país es considerado un emisor modesto de gases de efecto invernadero y los últimos datos del Ideam muestran que en 2004 Colombia emitió 180 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera (sólo el 0,37% del total global), las épocas de sequía son cada vez más inclementes. Este año, por ejemplo, el mismo organismo emitió alertas por la escasez de agua en varias zonas del país debido a la reducción de los niveles de los ríos Magdalena y Cauca y sus afluentes, así como de los ríos provenientes de la Sierra Nevada de Santa Marta y del piedemonte llanero.

A propósito, Manuel Antonio Camacho, director ejecutivo para Colombia de Sistema B, una comunidad de empresas que buscan solucionar problemáticas ambientales y sociales a través de los productos que comercializan, dice que las compañías del sector energético tienen los retos más grandes.

Por un lado, de acuerdo con la Comisión de Regulación de Energía y Gas (CREG), el 77% de la generación de energía eléctrica de Colombia en años normales proviene de plantas hidráulicas. Palabras más, palabras menos, la seguridad energética del país depende en gran parte de que haya un ciclo normal de lluvias y, por lo tanto, disponibilidad de agua para producir hidroenergía.

Adicionalmente, si no existe suficiente cobertura boscosa (encargada de almacenar el agua durante el invierno y de reservarla para el verano), debido a factores como la tala indiscriminada, también se corre el riesgo de que no haya disponibilidad del recurso hídrico y de que arenas y sedimentos lleguen a los ríos y obstruyan las plantas de generación de energía.

Camacho opina que estas empresas cuentan con la gran ventaja de que el sector energético está innovando constantemente para responder a dificultades como las que significa el cambio climático. Sin embargo, reconoce que para alcanzar el éxito siempre tendrán una tarea pendiente: “Diversificar las fuentes de energía para llegar a las regiones más apartadas y para generar menores impactos medioambientales y agregarle siempre el valor de la sostenibilidad, el cual no sólo va a mejorar su imagen sino que va a ser el gran salto de las empresas, el salto que Colombia necesita para el siglo XXI”.

Por ejemplo, para Codensa y Emgesa, empresas cuyas materias primas son el agua y la luz, la preservación del medio ambiente es un eje fundamental en su política de desarrollo sostenible. Las dos compañías ven con claridad la ventaja de apostarle a la sostenibilidad: “La protección de los ecosistemas garantiza el suministro de agua para la generación hidroeléctrica y la distribución de la misma”, dicen en un comunicado, y agregan que otro de sus propósitos es disminuir los elementos medioambientalmente contaminantes, como las emisiones de CO2 y la contaminación auditiva.

En el campo de la movilidad de cero emisiones, Codensa y Emgesa trabajan en la incorporación de medios de transporte eléctricos dentro de la flota de trabajo: 16 vehículos eléctricos, cerca de 30 motos eléctricas en la operación de lectura y reparto de facturas y 100 bicicletas eléctricas para el transporte del personal en un programa denominado E-bike to Work.

Los participantes del programa ya han realizado cerca de 8.000 trayectos, que suman 63.000 kilómetros recorridos, 3.000 horas ahorradas en desplazamientos (118 días) y una reducción de 2,8 toneladas de emisiones de CO2. En una ciudad como Bogotá, en la que el transporte es responsable de cerca del 40% de los gases de efecto invernadero que van a la atmósfera, la iniciativa no sólo resulta interesante, sino urgente.

Con respecto a la conservación de bosques, Codensa y Emgesa desarrollan el proyecto Bosque Endesa, cuyo fin es la protección y la restauración de 690 hectáreas de bosque alto andino en la cuenca del río Bogotá, a través de la sustitución de especies exóticas, como el eucalipto, por especies nativas, aspecto que contribuye a la recuperación del suelo y de los ríos y al retorno de la flora y la fauna silvestres. En la zona intervenida se encuentran nada más y nada menos que 50 especies de árboles y arbustos, unos 70 tipos de aves y 12 de mamíferos (entre los que están osos perezosos).

A esta gran apuesta por la innovación y la sostenibilidad se suma una campaña educativa en temas medioambientales y de consumo eficiente de energía que desde el inicio de las empresas, en 1997, se ha llevado a clientes, empleados y aliados.

Para otras compañías del sector energético, como Empresas Públicas de Medellín (EPM), que presta los servicios públicos de energía y acueducto, “la protección de los bosques, la conservación del agua en calidad y cantidad y el compromiso con la mitigación del cambio climático” son asuntos estratégicos para cumplir con sus propósitos de sostenibilidad.

Por un lado, EPM formuló la estrategia de cambio climático (ECC) para implementar entre 2012 y 2015, y el año pasado promulgó una declaratoria con la cual se comprometió, de manera voluntaria, a realizar acciones integrales que aborden las causas y efectos de esta problemática.

Desde ya, los resultados son visibles. La compañía protege cerca de 37.000 hectáreas de bosque en embalses y coberturas vegetales, lidera proyectos como el parque eólico Jepírachi (el único en operación en el Sistema Interconectado Nacional), que evita la emisión a la atmósfera de 20.000 toneladas de CO2 anuales, y otros como las minicentrales hidroeléctricas La Vuelta y La Herradura, capaces de reducir el número de emisiones de dióxido de carbono en unas 50.000 toneladas por año.

Asimismo, EPM ha explorado con gran éxito el desarrollo sostenible desde la investigación. El 0,6% de los ingresos operacionales los invierte en proyectos de innovación relacionados con temas como la eficiencia energética, energías renovables, cambio climático y disponibilidad de agua, con lo cual ha logrado que el 85,5% de su matriz energética opere con fuentes renovables y que un 23% en energías renovables no convencionales esté en estudio.

Por el mismo camino va Isagén. Siempre que un territorio va a ser intervenido, esta compañía reconoce que el equilibrio se altera y se producen cambios ambientales. Por ello cuenta con un sistema de gestión ambiental que identifica, evalúa, previene, controla, mitiga y compensa los impactos de sus operaciones en el entorno. Igualmente dispone de una política ambiental con dos componentes: el biofísico, cuyo propósito es proteger, conservar y mejorar el patrimonio natural de las áreas de influencia, y el social, que procura identificar los impactos en las poblaciones y resolverlos.

La compañía reconoce en su informe de gestión del año pasado que la producción de energía hidroeléctrica disminuyó aproximadamente un 14% con relación a 2011, básicamente por cambios en la hidrología de las cuencas aportantes, y a propósito traza unas metas en términos de mitigación de los efectos del cambio climático: la conformación de un portafolio de proyectos de energía renovable, que incluye proyectos hidroeléctricos en diferentes áreas geográficas del país, proyectos eólicos y geotérmicos, entre otros, sumada a la implementación de la gestión integral para el cambio climático.

Por su parte, la directora de responsabilidad social de la Financiera de Desarrollo (Findeter), Yessica Jacob, concluye que si bien a nivel regional Colombia avanza rápidamente en la búsqueda de alternativas energéticas y el Gobierno está intensificando esfuerzos, todavía se necesitan una reglamentación y unos incentivos claros para promoverlas, y, de parte de las empresas, una transición tecnológica, que por los miedos y riesgos que genera podría necesitar beneficios tributarios.

Findeter, ente del Gobierno que genera créditos para promover proyectos sostenibles en aspectos como el medioambiental, se encuentra en la actualidad asesorando a ciudades como Barranquilla, Bucaramanga y Montería, que quieren proyectarse como sostenibles. Estas poblaciones, por ejemplo, están evaluando cómo pueden disminuir sus emisiones de gases de efecto invernadero, construyen mapas de vulnerabilidad ambiental y avanzan en el aseguramiento del recurso hídrico. Ejemplo para el resto del país.

Por El Espectador

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