Tres millones de colombianos fue el saldo de damnificados del último fenómeno de La Niña, que entre 2010 y 2011, con sus lluvias torrenciales, dejó numerosas pérdidas materiales e inmateriales que en dinero representaron una cifra cercana a los 11,2 billones de pesos.
Por esta razón, ayer el Fondo de Adaptación, creado en respuesta a la emergencia que provocó La Niña en 2011, y el Instituto Humboldt presentaron los insumos para la delimitación de páramos y humedales. Mediante esta propuesta que parte del conocimiento del territorio le permitirán al país trabajar en la gestión de los riesgos que pueden generar eventos como los fenómenos de El Niño y La Niña.
“Anualmente, Colombia gasta aproximadamente un billón de pesos atendiendo este tipo de emergencias”, señaló la directora del Instituto Humboldt, Brigitte Baptiste, en la presentación del proyecto.
Estas herramientas, sin antecedentes en la historia del país, se lograron luego de tres años de intenso trabajo de más de 500 profesionales de diferentes disciplinas y entidades, como el Ministerio de Ambiente, el Instituto Geográfico Agustín Codazzi (IGAC), el Ideam, las corporaciones autónomas y varios grupos de investigación universitarios que facilitaron el procesamiento de una gran cantidad de datos sobre los humedales y los páramos.
Para Úrsula Jaramillo, directora del módulo de humedales, una de las grandes dificultades es la desinformación que hay respecto a la definición de estos ecosistemas, pues sin entender el concepto es difícil delimitarlos en los mapas. “Los humedales no son solo como los vemos en Bogotá, sino que es cualquier ecosistema que permite la acumulación de agua, sea temporal o permanente”, agregó. Es decir, ciudades como Barranquilla o Bogotá, en las que con frecuencia hay noticias de inundaciones, son consideradas zonas de humedal.
La importancia de delimitar estos ecosistemas radica en que cerca del 77% de la población colombiana vive en zonas de humedal. Esto significa entonces que la gran mayoría del país puede estar expuesta a alguna emergencia. He ahí la importancia, pues con estos instrumentos es posible detectar cuáles son las zonas más críticas.
Otros resultados del proyecto fueron, las bases de datos de información climática que actualizó el IDEAM, y así mismo el IGAC realizó estudios de suelo y cartografía a escala 1:25.000, que no se actualizaban desde 1999.
En el trabajo de campo también se identificaron nuevas especies de animales y plantas, que aumentaron los registros existentes un 165 %.
De esta manera, el Fondo de Adaptación y el Instituto Humboldt esperan que estos datos sirvan a las autoridades para prevenir emergencias. Así, se podrían evitar las noticias de inundaciones y sequías que, lamentablemente, reaparecen año tras año en los titulares de los noticieros y en las portadas de los periódicos.