“Comparada con Europa, Colombia es un paraíso”: Luca Montanarella

El ingeniero agrícola ha coordinado por tres años una tarea titánica: evaluar junto con 150 científicos el estado de todas las tierras en el mundo. Asegura que todos los suelos están degradados.

Camila Taborda/ @camilaztabor
23 de marzo de 2018 - 03:00 a. m.
Luca Montanarella ha liderado las actividades de Datos de Suelos y Sistemas de Información del Centro Común de Investigación en apoyo de la Estrategia Temática de la UE para la Protección del Suelo y otras políticas relacionadas. / Instituto Humboldt.
Luca Montanarella ha liderado las actividades de Datos de Suelos y Sistemas de Información del Centro Común de Investigación en apoyo de la Estrategia Temática de la UE para la Protección del Suelo y otras políticas relacionadas. / Instituto Humboldt.

El ingeniero agrícola Luca Montanarella ha dedicado los últimos tres años de su vida a una tarea compleja: coordinar el informe más robusto que se haya hecho para evaluar qué tan degradados están los suelos del planeta y buscar un camino para su restauración. Este trabajo, en el que han participado 150 científicos, será presentado en la Plataforma Intergubernamental de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (Ipbes), que se realiza por estos días en Medellín.

Graduado de la Universidad de Perugia y exfuncionario del Ministerio de Agricultura italiano, Montanarella ya tiene en sus manos un primer borrador. Miles de páginas escritas después de leer más de 3.000 artículos científicos, revisar informes gubernamentales, entender el conocimiento tradicional y escuchar voces en cada región. Esa información estará completa cuando más de 800 expertos de 45 países negocien hoy la estocada final en el mayor encuentro sobre biodiversidad a nivel global.

El Espectador habló con Montanarella sobre el problema de la degradación, por el que se malgastan hasta US$40.000 millones de la economía global.

¿Cómo llegó ser el coordinador de la evaluación de degradación y restauración de suelos?

Hace 26 años que traduzco resultados científicos para quienes toman las decisiones en la Unión Europea. Esa labor es exactamente la misma que intenta hacer Ipbes: lograr que los líderes políticos acepten la evidencia científica, una dificultad enorme porque la ciencia no se basa en una opinión, a diferencia de la política. Por eso estamos negociando aquí una versión final después de armonizar lo que entendíamos por degradación de tierras y restauración. Eso nos costó mucho, porque en la comunidad científica hay muchas interpretaciones sobre un mismo dato. En este caso, unas eran más agrícolas, medioambientales o sobre la biodiversidad, incluso la desertificación.

¿Cómo llegaron a ese consenso?

A ese tema le dedicamos un capítulo del reporte. Primero tuvimos que tener una definición de degradación, porque teníamos diferentes percepciones culturales. En Europa, por ejemplo, pensamos que una ciudad como Medellín es una tierra muy degradada. Porque hay cementificación para todo, no hay mucha naturaleza. Pero tal vez para un colombiano sea perfecta, mucho mejor que estar en el desierto. Así que fueron los países en la tercera asamblea de Ipbes los que decidieron que todas las tierras que tienen una pérdida de funciones ecosistémicas y pérdidas de biodiversidad son suelos degradados.

Pero en esa definición caben todos los suelos del mundo...

Es una definición muy amplia que trae nuevos problemas, porque sí, en esa medida, todos los suelos del planeta están degradados. La pregunta es si todas las ciudades, por ejemplo, son una degradación o pueden llegar a tener algo positivo. Para responder, añadimos un compromiso dentro de nuestro reporte. Un tipo de ciudad suficientemente buena en donde inevitablemente va a haber una degradación, pero en la que se busque un equilibrio entre el daño y la restauración. En el caso de la agricultura, sabemos que todos tenemos que comer y que es una actividad que implica una pérdida de biodiversidad, así que la solución es mudarnos a prácticas más sostenibles.

¿Cómo buscar un equilibrio entre la restauración y la degradación mundial?

Uno de los resultados más importantes del reporte es que no existe la misma degradación en todo el planeta; hay problemas que son específicos. Así que, para ello obtuvimos una visión local sobre la rehabilitación de las tierras, sin olvidar que todo está conectado. Que los árboles que se cortan aquí impactan el clima en otro continente. Que si se favorece un producto importado dentro del mercado europeo, eso va a traer consecuencias en la forma como se utiliza la tierra en otro país. En esa tarea se incluyó el conocimiento tradicional. No fue sencillo porque hablar inglés representaba ya un problema. Incluirlos en este reporte demostró que nuestras prácticas agrícolas industriales y modernas tienen mucho que mejorar y que aprender de las de ellos.

¿Cuál considera que es la mayor causa de este problema?

Al final, todo viene de la densidad de población. Cada uno de nosotros necesita una casa, necesita comer, vestirse, andar. Hay otras causas que vienen después: la deforestación, la urbanización, la minería. Pero para ninguna la solución es que haya menos gente. La propuesta debe ser una manera de convivir más armoniosa con la naturaleza. Ese fue nuestro resultado.

¿Cuál es el suelo degradado que más le preocupa?

Nosotros pensamos que el suelo de Europa está muy degradado. Ya no tenemos mucha biodiversidad en comparación con Colombia, que es un paraíso.

¿Por qué no se incluyó la Antártida en este reporte? ¿Acaso su suelo no está degradado?

Ipbes nos encargó no incluirla, pero yo conozco esos suelos y están degradados por efectos del cambio climático. Hay disposición de contaminantes transportados por la atmósfera. Y si tomas muestras de allí y las analizas en el laboratorio, se puede probar que es la contaminación química que se transporta en todo el mundo. Incluso hasta en el hielo del Polo Norte.

De los resultados, ¿qué creería que es lo más importante para resaltar?

Que sí hay degradación y que sí hay una posibilidad de un mundo mejor en el futuro. Ya conocemos ambos asuntos: el problema y la solución. Lo que hay que hacer es probar cosas nuevas, no sólo en política sino en la cultura, la economía, el comportamiento de los consumidores, los estilos de vida. Jamás llegaremos a ver la naturaleza como antes del impacto humano. Podemos hacer una restauración parcial de las funciones ecosistémicas, también un poco de biodiversidad, limitándonos a las especies endémicas, pero no estamos hablando de un sueño de regreso a la naturaleza, sino una visión del mundo sustentable.

¿Qué cree que se necesita para que su trabajo y el de estos expertos sea acogido y exitoso?

Antes de todo, una divulgación. Hay que hablar de esto. Hablar diferentes idiomas; no se puede continuar sólo en inglés. También debe haber un programa de sensibilización a nivel local que requiere participación y dinero. En principio, todos estos países pueden hacerlo, porque en nuestra propuesta está y ya es decisión del Gobierno aplicarlos o no. De eso depende el equilibrio.

Por Camila Taborda/ @camilaztabor

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