En dos años, Colombia tendrá una evaluación sobre la pérdida de biodiversidad y sus tendencias

Wilson Ramírez es uno de los autores de Ipbes, la plataforma visagra entre científicos y políticos de 129 países. Tras estudiar por años cómo debería restaurarse las tierras degradadas, habla de las urgencias de Colombia en el tema y de su rol como un líder del informe nacional que acaba de arrancar.

Camila Taborda/ @camilaztabor
25 de marzo de 2018 - 06:32 p. m.
Wilson Ramírez, coordinador Programa de Gestión Territorial del Instituto Humboldt.  / Captura de pantalla Youtube. Canal: Instituto Humboldt.
Wilson Ramírez, coordinador Programa de Gestión Territorial del Instituto Humboldt. / Captura de pantalla Youtube. Canal: Instituto Humboldt.

Wilson Ramírez es biólogo, experto en restauración de suelos degradados e investigador del Instituto Humboldt. Por su hoja de vida, este científico colombiano figura entre los autores de la Plataforma Intergubernamental de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (Ipbes). Un organismo visagra entre ciencia y política en el que participan 129 países con la petensión de saber, entre muchos datos sobre diversidad biológica, cuán degradados estan sus suelos del mundo y cuál es la mejor manera de repararlos. (Lea: “Comparada con Europa, Colombia es un paraíso”: Luca Montanarella) 

Ramírez, en compañía de otros expertos internacionales, se encargaron de responder el asunto clave: ¿qué podemos hacer ahora? Les tomó casi cuatro años la tarea. Después de revisar más de 3.000 artículos científicos e informes gubernamentales, escuchar voces de cada región e incluir los conocimiento indígenas como fuente de consulta, el ipbes presentará  mañana, en Medellín, los resultados de su evaluación, la más robusta que se haya hecho sobre el tema a nivel global. 

El Espectador habló con el experto sobre los resultados del informe y los retos de Colombia frente a la restauración. Ramírez, quien será uno de los coordinadores y autor de la evaluación nacional ipbes que acaba de empezar, nos contó la misión que asumirán los científicos para refrescar los datos existentes sobre el estado de la biodiversidad en el país y sus tendencias a futuro. (Lea: A proteger la biodiversidad: ¡Para ya es tarde!) 

¿Cuál es el papel de Colombia dentro del informe de desgradación de suelos?

La presencia de Colombia en el ipbes ha sido fuerte, tanto en autores como en delegación. Hay países de las Américas que no están o están poco representados y eso significa que sus problemáticas y contextos no queden plasmados en los documentos ipbes. Pero nuestros mensajes claves para los tomadores de decisión, con tintes de un país megadiverso, neotropical, que tiene muchas necesidades pero también muchas oportunidades, están consignados ahí. 

¿De qué tipos de mensajes habla?

Fueron mensajes discutidos en las negociaciones por países en desarollo como Colombia. Sobre degradación de tierras, por ejemplo, la idea que quedó es que si restauras mejores megadiversidad, si restauras mejoras los ingresos a la comunidad local, si restauras estás facilitando que la comunidad se apropie de los procesos. Porque antes se miraba la degradacion de tierras como un problema y la restauracion como una respuesta mecánica, demasiado ingenieril, demasiado empresarial. No tan asociada a la comunidad local, no tan asociada al quehacer de un dia a dia de un país pequeño. 

En ese caso, ¿cuál es la restauración que defendieron países como Colombia? 

Que no haya una restauración obligatoria que trate de buscar reparar ecosistemas a su estado original. Es decir, que existen diferentes niveles de la restauración como respuesta a la degradacion de tierras que permitan una transición. La delegación nuestra veló porque  se entienda la rehabilitación como un estadío intermedio de la restauración y que tambien se vale la recuperación como una alterntiva para las zonas fuertemente degradadas. Porque aunque no hayan posibilidades de restaurar, no puedes decirle a un tomador de decisión que no hay nada que hacer, ahí entran las alternativas intermedias que son de rehabilitacion o de recuperacion y especialmente en Colombia que de los pocos paises que tiene un Plan Nacional de Restauración desde 2014 muy sincronizado con la evidencia del ipbes sobre lo que se debe hacer. Eso significa que estamos hablando un lenguaje común. 

En ese panorama, ¿cuáles son las apuestas más urgentes?

Hay que jugársela por una actualización de ese plan cada dos o tres años y trabajar fuertemente en qué datos para demostrar la degradación de tierras y su avance. El Ideam y el Igac están trabajando pero necesitamos robustecer el reporte de datos. No solo un seguimiento a la deforestación, sino también un reporte a temporalidad y escala sobre otros escenarios como compactación de suelos, salinización de suelos. 

¿Esa es la base para recuperar la salud de los suelos? 

Lo primero es preguntarnos si tenemos datos suficientes. ¿Qué tanto estamos monitoreando lo que restauramos? eso es lo que mas me preocupa a mí. Esas son dos lineas: Una es monitoreamos la degradación, pero también si estamos monitoréando sus respuestas. Por ejemplo, si la solución es robustecer la gobernanza, ¿quién está monitoreando que esa gobernanaza es una solución adecuada a la degradacion de la tierra. Porque la realidad es que estamos en un país camino a una degradacióon cada vez mayor. 

¿Con esa conclusión arrancó la evaluación nacional del ipbes?

Hasta ahora solo está el índice. Algunos dicen que el estado de la biodiversidad y su degradación es del 30 % otros del 40 %. Los datos varían porque se necesita mayor cantidad de información, de fuentes o de actores claves. Aunque poco gano yo sabiendo cuánto está degradada pero no tengo algo con lo que estoy respondiendo. Porque faltan muchos escenarios tendenciales para que el tomador de decisiones sepa no solo el problema hoy, también debe saber qué va a pasar de aquí en adelante. Yo no esperaría que la evaluacion nacional salga un documento de 300 paginas que nadie lo va a leer, yo esperaría que sean tres paginas de un conjunto de mensajes claves muy robustos para que le lleguen y que le llegan a un gobernador, a un alclade, a un líder de una junta de acción comunal o un presidente. 

¿Cuál es el paso a seguir para el ipbes nacional? 

El índice está en revisión ahora mismo. Eso se hace con pares académicos y en un portal abierto para el que quiera opinar, hacer una solicitud de ajuste o recomendar algo. Cuando eso se cierre, se abrirá una convocatoria nacional para que cada capítulo acordado sea escrito por profesionales de manera voluntaria. Se espera que dure dos años de trabajo, así que para 2020 tendríamos un ipbes nacional.

¿Cuál es su papel ahí? 

Yo estoy liderando el capitulo de modelos y escenarios al futuro. Hay varios líderes de capítulo. El mío es un reto nada fácil porque encontrar información actual es simple, pero no mucha gente está trabajando modelación en el país. Es decir, una abstracción de la realidad de aquí hacia adelante. Pero trabajaremos con lo que haya porque el vacío también es resultado. 

De esa manera un tomador de decisión puede saber donde priorizar su trabajo, donde debe redireccionar recursos a Colciencias, redireccionar convocatorias de trabajo, de investigación. 

¿Qué cree que va a encontrar? 

En un país megadiverso siempre van a haber vacíos, por su misma riqueza y la cantidad de estudios que se necesitan para evaluarla. Desde modelación se nota mucho. Por ejemplo en modelar especies, no podemos hacerlo con todas pero sí para esas especies banderas. O modelar lo hídrico, que es un reto gigantesco. Parte del éxito que tengamos en este trabajo dependerá de ser incluyentes durante la evaluación. Que yo tenga al director de Corantioquia liderando uno de los capitulos de la evaluacion nacional, me garantiza que haya más participacion desde otros ambitos que no sea el cientifico clásico. Eso será lo novedoso del ipbes, que también es un ensayo, ¿no?. 

Por Camila Taborda/ @camilaztabor

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