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Fenómeno del Niño llegará en julio

La inminente aparición de este evento climático ligado a la ausencia de lluvias golpearía fuertemente las regiones Caribe y Andina.

Redacción Vivir
25 de abril de 2014 - 11:38 a. m.

Así como ocurrió en 1992, 1998, 2004 y 2010, las aguas superficiales provenientes del centro del océano Pacífico tropical se están calentando y avanzan hacia Suramérica. El fenómeno del Niño se está gestando y esa ola de calor traerá inevitablemente fuertes alteraciones del clima, principalmente en Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia.

En 1992, durante el gobierno de César Gaviria, la falta de lluvias obligó a los colombianos a cambiar durante un año sus rutinas de vida. Se trabajó menos en la noche y el país se movilizó para ahorrar agua y electricidad con el fin de usar y desgastar menos las hidroeléctricas, cuyos embalses estaban en sus mínimos posibles.

Ayer se prendieron las alertas en el país. Ómar Franco, director del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), informó que los análisis de los modelos de predicción climática señalan que la probabilidad de que El Niño se presente en Colombia entre julio, agosto y septiembre se acerca al 68% y la de que su fase máxima de desarrollo ocurra entre octubre y diciembre de 2014 y enero de 2015 es del 79%.

“Aunque aún no podemos predecir cuánto va a durar o qué tan intenso puede ser este evento climático, la verdad es que el sector energético está muy preparado y no existe ninguna posibilidad de que se presenten racionamientos. Lo cierto es que todos, en especial los habitantes de las regiones Caribe y Andina, debemos emprender acciones de mitigación. Es hora de ahorrar agua y ser conscientes de que nuestros recursos hídricos son finitos”, dijo el director del Ideam.

Dentro de los efectos climáticos que podrían presentarse en Colombia se encuentran la disminución de las lluvias y el aumento de las temperaturas en las regiones Caribe, Andina y el norte de la Pacífica, pero también el incremento de lluvias en el piedemonte de la cordillera Oriental y el piedemonte amazónico.

El fenómeno del Niño está fuertemente relacionado con la disminución de la oferta hídrica para los sectores de la agricultura, ganadería, energía, salud, turismo y agua potable, así como con el aumento de la probabilidad de ocurrencia de incendios forestales.

Por eso el Ideam hizo un llamado a estos sectores productivos para que también adopten planes de contingencia, e informó que en las próximas semanas los técnicos del instituto se reunirán con sus voceros para explicarles cuáles serían las afectaciones específicas a las que se podrían ver expuestos.

“No estamos diciendo que los efectos se comenzarán a ver mañana. Estamos enviado una alerta para que nos preparemos, teniendo en cuenta que las afectaciones comenzarían en julio, pero el pico más alto llegaría en enero del próximo año. Vamos a tener disminuciones de lluvias de hasta 70%”. E insistió en que “el país tiene que aprender a actuar a tiempo y a prevenir”.

El director de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), Carlos Iván Márquez, informó que esta semana el país activará el Plan Nacional de Contingencia y le exigirá a cada municipio poner en marcha acciones para incentivar la recolección de agua, su uso racional y el cuidado de humedales y cuencas abastecedoras.

Márquez advirtió que el fenómeno del Niño, que se caracterizará por la ausencia de lluvias en el centro y norte del país (ver gráfico), coincidirá con la temporada seca en esas mismas regiones. “Esto podrá traer un incremento de incendios forestales que debemos prevenir. Se tendrán que evitar las fogatas en las actividades turísticas y habrá que decirles a los agricultores que no podrán preparar la tierra para cultivos con quemas que pueden convertirse en graves incendios”.

El Niño en el continente

Cada país recibe los impactos del fenómeno de manera particular. Mientras en las zonas bajas de Ecuador, Perú y Bolivia se incrementan las lluvias y las inundaciones, en Colombia y el altiplano de Perú y Bolivia se presentan sequías y un déficit de precipitaciones.

Según informes de la Comunidad Andina, los efectos más documentados y conocidos en la región corresponden a los episodios de 1982-1983 y 1997-1998, en razón de la magnitud de los efectos socioeconómicos relacionados tanto con la intensidad del fenómeno como con la vulnerabilidad de la población y los sectores afectados.

En los últimos años los mayores impactos del Niño en Suramérica se vivieron entre 1997 y 1998 en Ecuador y Perú, con cerca del 50% de las pérdidas en los sectores productivos, especialmente pesca y agricultura, según la evaluación realizada por la Corporación Andina de Fomento. Hubo importantes daños en la infraestructura, especialmente del sector transporte, por el deterioro y la destrucción de carreteras y puentes.

En esa misma temporada los daños asociados al Niño en Colombia se calcularon en US$564 millones.

Por Redacción Vivir

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