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Por fin fue delimitado Santurbán

Minambiente anunció que 98.954 hectáreas (76% del total) del páramo serán intocables. En 5.000 hectáreas podrán desarrollarse actividades sostenibles.

Pastor Virviescas Gómez, Bucaramanga
20 de diciembre de 2014 - 02:14 a. m.
Del páramo de Santurbán, 98.954 hectáreas serán intocables, 25 mil deben reconvertirse hacia ecosistemas de páramo y entre 5 mil y 6 mil hectáreas serán para “uso sostenible”.  / Archivo.
Del páramo de Santurbán, 98.954 hectáreas serán intocables, 25 mil deben reconvertirse hacia ecosistemas de páramo y entre 5 mil y 6 mil hectáreas serán para “uso sostenible”. / Archivo.

Cuando los santandereanos habían perdido la cuenta de los meses y los ministros que han pasado por la cartera de Ambiente desde que comenzó el debate en torno al Páramo de Santurbán, por fin ayer se hizo el anuncio oficial de la delimitación de este ecosistema estratégico. La larga espera había mantenido con los pelos de punta a multinacionales auríferas, mineros artesanales, agricultores, alcaldes, activistas y millones de usuarios que consumen el agua que se produce en esta 'fábrica', localizada en la cordillera Oriental y que provee a Bucaramanga, Cúcuta y más de 20 municipios.

En una rueda de prensa en la que los periodistas se fueron con más preguntas que respuestas puntuales, el ministro de Ambiente, Gabriel Vallejo López, anunció que 98.954 hectáreas (76 por ciento del total), localizadas en los departamentos de Santander y Norte de Santander, serán intocables porque quedarán reservadas para conservación, en tanto que otras 25 mil están siendo utilizadas de manera inadecuada y por esa razón deben reconvertirse hacia ecosistemas de páramo gradualmente y en un plazo que habrá que determinar.

Adicionalmente quedan entre 5 mil y 6 mil hectáreas del llamado “uso sostenible”, que son las dedicadas a actividades agropecuarias intensivas, en las cuales el Gobierno dice que estará vigilante de la aplicación de buenas prácticas en el uso de abonos y fertilizantes, así como en el manejo del agua en lo que dan en llamar “agricultura limpia”. En la práctica, los habitantes de Berlín (municipio de Tona) podrán seguir con sus cultivos de papa y cebolla larga, entre otras comunidades que permanecen a la expectativa por conocer en detalle las coordenadas del área delimitada.

De esta manera, “en unos pocos años tendremos un páramo de 125.000 hectáreas con 92 lagunas glaciales y cinco parques naturales regionales”, puntualizó la directora del Instituto Alexander von Humboldt, Brigitte Baptiste, quien dijo que “deben seguir inversiones importantes para que lo que hoy acordamos en la resolución ministerial se cumpla y para que sobre todo esas actividades de restauración y recuperación de los páramos que están degradados tengan lugar”.

“Se tomó una decisión balanceada y razonable que promueve la gestión. Las 25 mil hectáreas que se reconoce que están bajo usos inadecuados, pero que no quedan incluidas en la delimitación, deberán ser incluidas en los próximos años a medida que se demuestre que estamos realmente recuperando el páramo. Este es un gesto que permite sincerar la gestión ambiental y a la ciudadanía ejercer una veeduría concreta para ver esa recuperación en la práctica”, enfatizó Baptiste.

Mientras Santurbán queda bajo el control de las corporaciones autónomas CDMB y Corponor, otras 6.000 hectáreas pasarán a la jurisdicción del Páramo de Almorzadero, bajo el cuidado de la Corporación Autónoma de Santander (CAS).

En cuanto a la controversia no saldada de si las multinacionales pueden explorar y explotar las reservas de oro y plata en el páramo de Santurbán, el ministro Vallejo López recalcó que dentro del área de conservación está prohibida cualquier actividad minera, tal como está establecido en las leyes 1382 de 2010 y 1450 de 2011, y que tendrán que ser estas empresas las que consulten la cartografía a partir del próximo lunes y tomen la decisión de si se van o se quedan. O si demandan, porque seguramente van a reclamar por los derechos que les dan unos títulos mineros otorgados principalmente durante los dos gobiernos de Álvaro Uribe Vélez. En la zona tienen intereses, entre otras, cuatro grandes empresas encabezas por AUX —del quebrado inversionista brasileño Eike Batista y vendida recientemente a un grupo de Catar por 400 millones de dólares—, la canadiense Eco Oro —antigua Greystar Resources—, así como Leyhat y la sudafricana Anglo Gold Ashanti.

Según el ministro, el Plan Nacional de Desarrollo tiene un elemento envolvente que es el “crecimiento verde” y “conservar los páramos significa proteger el agua y la vida”, asunto por el que Vallejo López asegura que se desveló en los cuatro meses que lleva al frente de esa cartera.

El punto de partida para tomar esta decisión, de acuerdo con el minambiente, fue garantizar que no se ponen en riesgo la conservación del ecosistema ni la prestación de los servicios ambientales, y que lo que la administración de Juan Manuel Santos buscó fue un equilibrio entre la preservación y las necesidades de las comunidades.

Les espera al ministro Vallejo López, así como a los de Minas, Agricultura, Defensa y Trabajo, bajarse de los helicópteros y embarrarse las botas para ir de vereda en vereda explicando los alcances de las medidas tomadas y tomándole el pulso a un región que hoy es custodiada por 100 soldados de un batallón de alta montaña, así como por 90 policías que tienen la obligación de proteger a los habitantes, pero a la vez apoyar a las autoridades civiles para preservar el páramo. Un frágil ecosistema que tendrá un borde promedio de 3.100 metros sobre el nivel del mar y donde a raíz de la falta de celeridad por parte del Gobierno central, el galafardeo —minería clandestina— ha venido tomando auge en el último año, especialmente en el municipio de California (Santander), por parte de pequeños mineros que reclaman su derecho al trabajo y a continuar dedicándose a una actividad con más de cuatro siglos de tradición en la zona.

Es lo que el ministro denomina pedagogía, pero que debe ir acompañada de inversiones y para eso se anunció que en el año 2015 se invertirán 10 mil millones de pesos en proyectos productivos en los ocho municipios, así como un plan de formalización de la propiedad rural que durará 22 meses y un programa de vivienda rural, del que no se conocen cifras. También la inyección de 1.500 millones de pesos “para que la minería se haga de manera responsable, con buenas prácticas ambientales, sociales y económicas”, y otros 1.000 millones de pesos del bolsillo de la Unión Europea (UE) para aliviar los problemas de una región altamente rica, pero que para empezar debe comunicarse por la trocha Bucaramanga-Matanza-Suratá-California y Vetas.

En el mundo, solamente seis países cuentan con páramos y de ellos Colombia tiene el 50 por ciento, equivalente a unos tres millones de hectáreas en 36 complejos, sin olvidar que los páramos generan el 70 por ciento del agua que consumen los colombianos.

Tal como se ha reiterado, los criterios que se aplicaron para Santurbán serán los que se harán valer en la delimitación de los demás páramos y serán las comunidades quienes determinen si al Gobierno le ‘sonó la flauta’ o volverán a protestar, como ya manifiestan grupos ambientalistas en la capital santandereana.

“Con esta delimitación gana el país”, insistió el ministro Vallejo López, y le expresó al gobernador de Santander, Richard Alfonso Aguilar Villa, que debe confiar en los compromisos que el Gobierno Nacional ha adquirido con esta región, en la que el escepticismo ha echado profundas raíces.

“Sabíamos desde el principio que esto no era trazar una rayita y ya, sino que hecha la delimitación, hay unos efectos. No todos van a quedar felices, pero yo sí creo que la comunidad salió gananciosa, porque la gente de la provincia de Soto Norte, para el caso de Santander, va a poder en general hacer las cosas que sabe hacer, y el que sabe hacer minería tiene una oportunidad todavía para hacer minería y el que sembraba cebolla y papa lo va a poder seguir haciendo”, aseveró Luis Alberto Giraldo, delegado del Minambiente para el páramo de Santurbán.

En la práctica, las zonas coloreadas de verde están en “muy buen estado de conservación” y los propietarios deben esperar a que el Estado les compre los predios o reciban un pago por servicios ambientales, pero el mensaje para quienes tienen fincas que quedaron en amarillo es que deben ya mismo cambiar sus actividades, porque están afectando al páramo, y consolarse con las zonas naranjas donde el Gobierno los autoriza a seguir con el pastoreo y sus cultivos. Al menos 2.500 hectáreas que están en la franja amarilla registran pequeña, mediana o gran minería.

Por Pastor Virviescas Gómez, Bucaramanga

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