¿Fracasó la cumbre del clima al no poder regular los mercados de carbono?

La ciencia lo ha repetido alto y claro: solo nos quedan 10 años para reducir la concentración de CO2 en la atmósfera y evitar la hecatombe climática. Pero a las puertas de esta década crucial, los países no han logrado unir fuerzas para frenar de manera urgente la crisis climática. La COP25 termina con una débil llamada a la ambición y deja para 2020 la parte más conflictiva de sus deberes: la regulación de los mercados de carbono

-Agencia Sinc
15 de diciembre de 2019 - 10:24 p. m.
La presidenta de la COP25, Carolina Schmidt (c) durante la comparecencia final de la Cumbre del Clima de Madrid (COP25), celebrada este domingo. / EFE
La presidenta de la COP25, Carolina Schmidt (c) durante la comparecencia final de la Cumbre del Clima de Madrid (COP25), celebrada este domingo. / EFE

La COP25 no empezó con buen pie –pasando de mano en mano hasta llegar a España– y no ha terminado mejor. Desde el viernes por la tarde, día que tendría que haber culminado la cumbre, la decisión final no ha dejado de posponerse para intentar alcanzar un acuerdo que refuerce la ambición y que termine de regular los mecanismos de mercado en el Acuerdo de París –el primer tratado universal por el clima–, entre otros aspectos relativos a la financiación.

Tras una prórroga de casi dos días, que convierte a esta cumbre en la más larga en sus 25 años de historia, el consenso total entre los 196 países reunidos estas dos semanas en Madrid para terminar de poner en marcha el Acuerdo de París finalmente no ha sido posible del todo.

La mayoría de los países prefería un no-acuerdo antes que un mal-acuerdo. Y así ha sido. Ya lo había advertido Andrés Landerretche, coordinador de la presidencia de la COP25, en una rueda de prensa el sábado por la tarde: “Si no hay consenso, no hay consenso”. 

Sin embargo, de Madrid sale un documento llamado Chile-Madrid Tiempo de Actuar que, tras largas e ininterrumpidas horas de negociaciones, ha quedado en un tímido equilibrio para intentar satisfacer a todos en términos de ambición. En este acuerdo, que no incluye el artículo 6 sobre los mercados de carbono, se sientan las bases para que en 2020 los países presenten compromisos de reducción de emisiones (NDCs, por sus siglas en inglés) más ambiciosos para responder a la emergencia climática.

Marcada por las diferencias entre naciones e intereses dispares entre países pobres, más vulnerables al cambio climático, y los industrializados, mayores emisores de CO2 , la COP25, presidida por Chile y que ha contado con la ayuda de España para minimizar los conflictos de las últimas horas de negociación esta madrugada, se ha quedado sobre todo a medio camino de conseguir lo que quería: el desarrollo del artículo 6 del Acuerdo de París que pretende regular los intercambios de unidades de carbono.

Brasil, que pretende utilizar sus antiguos créditos de carbono en este nuevo periodo, ha declarado que el país ha invertido muchas energías en estos últimos años y “es muy frustrante no estar en condiciones de llegar a un acuerdo final”. Pero considera que “el vaso está medio lleno” y se compromete a seguir debatiendo esta cuestión.

“Llevamos 25 años hablando de cambio climático con certezas cada vez más contundentes de responsabilidad humana, pero todavía no hemos logrado superar de alguna forma esta división que impone la economía y los intereses”, declara a Sinc Inés Camilloni, científica en el Centro de Investigación del Mar y la Atmósfera de la Universidad de Buenos Aires y autora de informes del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC).

A esto se suman las responsabilidades históricas que siempre están presentes y que no han dejado de aparecer durante esta COP25. En este sentido, ha sorprendido la aparición de países del Este, como la República Checa y Polonia con unas reivindicaciones un poco antiguas, desfasadas.

 “A la hora de actuar hoy creo que ya no deberían tener peso”, lamenta Camilloni. La ciencia ha hablado: con los objetivos iniciales del Acuerdo de París la temperatura media del planeta alcanzará los 3,2 ºC, muy por encima del límite de 1,5 ºC establecido por la comunidad científica.

“No lo hemos conseguido esta vez, pero hemos avanzado. Destacar que hay flexibilidad más que nunca por parte de los grupos y esperamos que este clima se acompañe hasta Glasgow para garantizar la adaptación y mitigación”, ha manifestado la delegación de Costa Rica en el plenario celebrado esta mañana.

La mayoría de los Estados miembro han señalado que, a pesar de no haber llegado al consenso, sí se ha logrado un mayor conocimiento técnico de lo que implica este artículo 6. Además, “la ausencia de normas en este artículo no impide que el Acuerdo de París funcione y que las partes tengan mercados de carbono internacionales y que se relacionen”, han señalado esta mañana desde la UE.

En 2020, los mercados deberán quedar regulados ya que son una importante herramienta para acelerar las reducciones de emisiones de dióxido de carbono, pero se necesitan normas multilaterales robustas para evitar la doble contabilidad, asegurar la integridad ambiental y proteger los derechos humanos.

“Hay habido muchos vacíos en Madrid y va a tocar en la COP26 trabajarlo en Glasgow”, apunta a Sinc Óscar Rodas, responsable de cambio climático de WWF en Paraguay. Las últimas horas de la COP25 han permitido que el artículo 6 quede lo más cerrado posible para volver a trabajar en ello en Glasgow.

Sin embargo, la falta de consenso en al artículo 6 no impide que la COP25 haya tenido éxito en otros aspectos. “El dejar el éxito de esta COP solamente en el que se lleguen a adoptar decisiones en el artículo 6 es una visión muy pobre de lo que es un proceso multilateral”, recoge a Sinc María José Sanz, directora del Basque Centre for Climate Change (BC3).

Los países deberán presentar compromisos climáticos antes de la próxima cumbre del clima de Glasgow para que Naciones Unidas pueda elaborar un Informe de Síntesis previo a la COP26 que indique dónde estamos respecto al objetivo del Acuerdo de París de mantener la temperatura del planeta por debajo de 1,5 ºC. Más de 80 países ya se han comprometido a presentar el próximo año NDCs más ambiciosos.

“El mandato es claro: los países tenemos que presentar contribuciones nacionales más ambiciosas que las actuales en 2020, es importante responder a las demandas de la gente y de la ciencia, y comprometernos a hacer más y más rápido”, ha indicado la ministra para la Transición Ecológica en funciones, Teresa Ribera.

El documento aprobado este domingo reconoce justamente que las medidas adoptadas para abordar el cambio climático son más eficaces si se basan en la mejor ciencia disponible y si se reevalúan continuamente a la luz de nuevos hallazgos.

Los países también han querido reconocer el papel del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) en el suministro de aportes de evidencia científica para reforzar la respuesta mundial a la amenaza del cambio climático, “en el contexto del desarrollo sostenible y los esfuerzos para erradicar la pobreza”, consta el acuerdo.

“Hay que acelerar la reducción de emisiones lo más posible porque cuanto más alejemos las evaluaciones en el tiempo, nuestra oportunidad de corregir nuestras acciones en base a lo que la ciencia dice va a ser menor. Y la ciencia ha hablado y ha sido categórica y se ha reafirmado en sus conclusiones”, manifiesta Rodas.

Para la científica del IPCC Inés Camilloni, que trabaja en la generación de escenarios futuros en Sudamérica y en la evaluación de sus impactos, ha habido un fuerte protagonismo del IPCC y de la ciencia en general con los mensajes generados desde el sector científico sobre la efectiva emergencia de tomar medidas ambiciosas para reducir las emisiones.

“Creo que la voz de la ciencia es cada vez más escuchada pero no necesariamente termina siendo tenida en cuenta en el momento de las decisiones. Está cada vez más presente en los distintos ámbitos de las COP”, subraya la argentina. En este sentido, muchos científicos se muestran pesimistas ante la inacción política dados los resultados científicos.

“Tenemos que dejar de quejarnos y empezar a colaborar entre nosotros, para hacer una ciencia que sirva también para poner encima de la mesa las soluciones, que no son fáciles. Tenemos que trabajar con los economistas, con los antropólogos, con sociólogos, con psicólogos… No solamente es cuestión de decir que el clima va a cambiar”, indica Sanz.  

 “Las soluciones basadas en la naturaleza son hacia las que tenemos que apuntar porque son las más económicas, las que más se vinculan con las poblaciones vulnerables y son las que el planeta necesita”, declara a Sinc Manuel Marcelo Jaramillo, director general de la Fundación Vida Silvestre de Argentina.

Estas soluciones cada vez más presentes confirman que la Tierra necesita que la recuperemos y la conservemos “para que siga prestándonos los servicios ambientales que nos ha prestado siempre y de esa forma evitar los efectos negativos del cambio climático”, recuerda Marcelo Jaramillo.

“Lo que muestra la ciencia es que si en los próximos 10 años no reducimos drásticamente las emisiones y generamos sumideros (no alcanza solo con reducir, también hay que remover dióxido de carbono de la atmósfera) no es posible alcanzar el objetivo planteado en París. Mientras estemos a tiempo de reducir y actuar, todavía hay algo de optimismo”, añade Camilloni.

En el acuerdo alcanzado hoy en Madrid también se da un especial protagonismo al vínculo entre los océanos y los usos del suelo con el cambio climático, como respuesta a los informes especiales del IPCC publicados durante 2019. En junio 2020 se celebrará un diálogo de océanos y otro sobre usos del suelo.

Aunque durante el plenario estos dos puntos han sido cuestión de debate por la oposición de Brasil de aprobarlos, finalmente han salido adelante gracias al apoyo de Costa Rica, Belice, Australia, Noruega, Tuvalu, la UE, Islas Marshall, España, entre otros.

“Son recursos fundamentales y el IPCC ha enviado un mensaje muy firme sobre la relación de los océanos y uso de la tierra con el cambio climático”, ha destacado la ministra española durante la celebración del plenario.

Miles de personas han formado parte de la cumbre social por el clima, lo que ha permitido seguir tejiendo la red social ante las consecuencias del cambio climático y ejercer mayor presión a las decisiones políticas que debían de tomarse. 

“Un logro de esta COP es que ha tenido mucha influencia en los sectores ajenos a la negociación, como el sector privado. Ha habido declaraciones del sector privado muy importantes. También ha habido un giro en la sociedad esencial. Yo creo que esta COP la importancia que tiene es esa, y hay que reconocérsela”, concluye a Sinc María José Sanz.

Por -Agencia Sinc

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