Ganadores y perdedores en cumbre del clima

El pasado viernes terminó en Alemania la 23ª Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático. Como siempre, el tire y afloje entre países dejó a unos contentos y a otros de brazos cruzados.

María Paula Rubiano* / @Pau_Erre
19 de noviembre de 2017 - 02:00 a. m.
Una réplica de la estatua de la Libertad se exhibió en Alemania para criticar la postura de Estados Unidos frente a las negociaciones de cambio climático. / AFP
Una réplica de la estatua de la Libertad se exhibió en Alemania para criticar la postura de Estados Unidos frente a las negociaciones de cambio climático. / AFP
Foto: AFP - PATRIK STOLLARZ

Desde antes de que las primeras delegaciones llegaran a Bonn (Alemania), para celebrar la 23ª Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático, ya se sabía que esta sería una COP más técnica que política. Su objetivo era dejar casi listo el manual de reglas para que el Acuerdo de París empiece a implementarse.  

Los 200 países firmantes dejaron listo el marco del Acuerdo que, en palabras sencillas, es algo así como el índice de lo que contendrá ese gran manual para frenar el cambio climático en el mundo. El avance es mucho si se tiene en cuenta el nivel de detalle que implica este proceso, pero muy poco si se tiene en cuenta que en la próxima COP ese libro debe quedar completo para que en el año 2020, como máximo, dejen de aumentar las emisiones de carbono a la atmósfera.

“¿Por qué estos tres años son tan críticos? Porque la ciencia ya nos ha dicho que en 2020 la curva global de emisiones tiene que empezar su declive hasta llegar a cero en 2050. Si no logramos hacer ese cambio, cerraríamos la ventana de oportunidad para hacer una transición que sea justa, que sea manejable para la economía y que les permita a los ecosistemas adaptarse”, dice Isabel Cavelier, directora de Visión de Transforma y asesora sénior de la Misión 2020, en uno de los pasillos de la Zona Bula, el sector de la COP 23 donde se adelantaron las negociaciones.

Por eso, para ella, los mayores ganadores de esta COP fueron los sectores que se comprometieron de lleno con el Acuerdo de París. ¿Y los perdedores? Pues bien, quienes hicieron todo lo contrario.

Ganadores

Actores no estatales

Hay un consenso en el que los momentos más emocionantes y relevantes de esta cumbre ocurrieron por fuera de las salas de negociación, en el enorme pabellón que albergó a ONG, grupos indígenas, universidades y organizaciones internacionales. Sin duda alguna, señaló Paula Ellinger, gerente programática de la Fundación Avina, “este es un mensaje fuerte de esta COP: que la implementación ya está pasando”. Los Acuerdos de París están tomando un rostro visible en el mundo real. Ahora falta que los países pisen el acelerador y aumenten su ambición.

Los alcaldes y gobernadores gringos

Durante las dos semanas de la convención, un enorme domo inflable se erigió frente a la sede oficial de las negociaciones: el pabellón del Climate Action US, en el que, con el hashtag #WeAreStillIn (#SeguimosAdentro), más de 100 ciudades y gobernadores de Estados Unidos se declararon aliados de la agenda global de cambio climático. Con eventos diarios, conferencias y el lanzamiento de varios informes, los actores locales de Estados Unidos tomaron una relevancia que se opuso a la delegación enviada por Trump.

Agricultura 

Un corto texto fue el resultado final de las mesas negociadoras en el tema de agricultura. Esa declaración implica un avance histórico. “Aunque suene como un absurdo, llevábamos mucho tiempo con un bloqueo allí, porque había un gran desencuentro sobre si este tema podía tocarse únicamente desde la perspectiva de la adaptación o si podríamos hablar de ella en temas de mitigación -es decir, el aporte que hace este sector al problema y cómo reducir sus emisiones-. Nos pusimos de acuerdo en que sí vamos a poder tener una discusión en ambas cosas”, explicó Isabel Cavelier.

Diálogo de Talanoa

Desde 2015, los países más vulnerables -entre ellos Colombia- propusieron un diálogo facilitador en la COP de 2018 que permitiera que antes de 2020 se pudiera medir cómo iban los Estados en el cumplimiento de sus compromisos. Es como una medición del aceite de cómo funcionarán los reportes de avance una vez el Acuerdo esté listo para implementarse. Este año, bajo la presidencia de Fiji, ese espacio se convirtió en el diálogo de Talanoa. Si bien falta afinar detalles, se avanzó en el diseño de su estructura.

Perdedores

La delegación oficial de Estados Unidos

Si en junio, cuando Donald Trump anunció el retiro de Estados Unidos del Acuerdo de París, el mundo se sacudió, ese tambaleo fue una excusa para que otros actores se plantaran aún más firme en sus posturas. Cavelier señala que los enviados por el presidente norteamericano “brillaron por estar fuera de lugar. El mundo ya superó el anuncio de Trump, esto sigue avanzando”.

Las metas globales de adaptación y mitigación

El Acuerdo de París tiene una meta clara: que al final del siglo las temperaturas globales no aumenten más de 2ºC, de acuerdo con los niveles preindustriales. De no lograrlo, el mundo se enfrentaría a una crisis ambiental, social y económica sin precedentes. Lo que debía definirse en esta COP era cómo se iba a llegar hasta allá, qué metas -en términos concretos- eran necesarias para alcanzar esa ambición.

Y, si bien se conversó, los países con mayores intereses petroleros -el grupo “Like Minded Developing Countries”, que incluye a Venezuela, Irak o Irán, por ejemplo- frenaron este punto básicamente para ganar tiempo. Saben que el Acuerdo de París implica para ellos el fin de la prolífica era del petróleo. Ponerles la letra menuda a las metas implica, de alguna manera, enfrentarse a ese futuro incierto que quieren postergar.

Ni ganó ni perdió 

La financiación

El tema de la plata siempre es controversial en las negociaciones. De hecho, casi hasta la medianoche del último día de la cumbre los países seguían debatiendo. El problema es complejo, pues se entrelaza con el marco de transparencia, que es el mecanismo mediante el cual van a rendir cuentas los países de sus metas.

Si bien es claro que los países desarrollados ya se comprometieron a entregar, desde 2020 y de manera anual, un total de US$100.000 millones para adaptación y mitigación al cambio climático. “No hay claridad del nivel de detalle de la información que los países desarrollados van a proveer”, explica Sandra Guzmán, coordinadora general del Grupo de Financiamiento Climático en América Latina. Además, “se está discutiendo a qué le vamos a llamar financiamiento climático, qué tipo de instrumentos, qué sectores y la manera como esto se integrará con el marco de transparencia”.

*Enviada especial a Alemania COP23

Por María Paula Rubiano* / @Pau_Erre

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