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Histórico acuerdo contra el cambio climático

Tras 20 años de intentos, 195 países firmaron un pacto que busca evitar un aumento de 2?C. La meta es que los más ricos den US $100 mil millones anuales para la causa. Comenzó el fin de los combustibles fósiles.

Pablo Correa, París
12 de diciembre de 2015 - 06:42 p. m.
Asamblea que preside la Cumbre de Cambio Climático. En el centro Laurent Fabius, ministro de Relaciones Exteriores de Francia y presidente de la Cumbre.  / Flickr - UNclimatechange
Asamblea que preside la Cumbre de Cambio Climático. En el centro Laurent Fabius, ministro de Relaciones Exteriores de Francia y presidente de la Cumbre. / Flickr - UNclimatechange

El 12 de diciembre de 2015 quedará para la historia como el día en que representantes de 195 naciones lograron lo que parecía imposible, un acuerdo global para hacer un frente común contra el cambio climático.

La adopción de un tratado internacional llega después de casi 60 años desde que se dieron las primeras señales científicas del desajuste climático y tras veinte años de intentos diplomáticos fallidos. Ban Ki-moon, secretario general de Naciones Unidas, catalogó el acuerdo como “histórico”.

Laurent Fabius, ministro de relaciones exteriores de París, sobre las 7:00 p.m (hora local) y tras unas breves correcciones del texto, anunció la adopción del Acuerdo de París para enfrentar el cambio climático. Tan pronto golpeó con un pequeño martillo la mesa, los asistentes en el centro de convenciones Le Bourget, al norte de París, celebraron con aplausos, lágrimas, abrazos y señales de triunfo. Muchos de ellos experimentaron a lo largo de dos décadas la dificultad para poner tantas voluntades de acuerdo.

La delegada de Sudáfrica, la primera en pedir la palabra en la plenaria, comentó que “no es un texto perfecto pero es una sólida base para trabajar con determinación. Es un acuerdo balanceado y lo mejor que podíamos lograr en este momento histórico”. En la mañana, Fabius había utilizado unas palabras similares para referirse a lo alcanzado en el texto de 31 páginas: “no es un acuerdo perfecto para nadie pero es un éxito para todos”.

Y a propósito de la tarea que le espera a todos los países, la delegada de Sudáfrica recordó una frase de Nelson Mandela: ““He caminado el camino largo hacia la libertad. He tratado de no vacilar, he cometido errores durante el mismo. Pero he descubierto un secreto (...) Después de subir una gran montaña, el hombre sólo encuentra que hay más montañas por subir. He tomado un momento aquí para descansar, y ver el glorioso paisaje que me rodea. Pero solo voy a descansar por un momento porque con la libertad vienen las responsabilidades, y yo no me atrevo a detenerme, porque mi largo camino no ha terminado”.

El único que desentonó en la celebración general, fue el representante de Nicaragua. Con acento de alguien que no habla español sino inglés, criticó que no se reconocieran las sugerencias al texto hechas por su país y que se cerrara el acuerdo sin ellas. “Eso debilita la democracia y desluce esta cumbre y su acuerdo. Era innecesario. Nuestra intención no era obstaculizar el acuerdo sino mejorar ciertos aspectos”.

Nicaragua criticó la falta de ambición del acuerdo para limitar la temperatura del planeta, la falta de mayores compromisos de financiación por parte de los países desarrollados y que se eliminara del acuerdo la posibilidad de reclamar derechos legales por afectaciones climáticas. “No es posible quitar los derechos de nuestros nietos para reclamar por los daños ocasionados por cambio climático”, dijo el funcionario.

Sus palabras contrastaron con la del resto de delegados que se pronunciaron en el recinto. La representante de Suiza, celebró el pacto y lo llamó “un acuerdo justo, flexible y ambicioso para combatir el cambio climático. Juntos seremos capaces de llevar al planeta hacia un patrón de carbono neutro”.

“Este es un triunfo de todos los países, de la sociedad civil y de todos los que se involucraron en este acuerdo justo y legalmente vinculante. Es un manifiesto para un mejor mundo. Más sostenible. Es un acuerdo que debe mejorar la calidad de vida de nuestros ciudadanos. Y ayudará a las regiones mas vulnerables. Los europeos estamos comprometidos con nuestras obligaciones financieras. Estoy segura de que nuestra decisión colectiva nos da una visión para el futuro. Hoy he visto la voluntad política para lograrlo”, fueron las palabras de la representante de la Unión Europea.

Por su parte, el líder de la delegación China dijo que “el acuerdo no es perfecto pero es un paso histórico”. Señaló que es crítico para lograr un futuro sostenible. El acuerdo de Paris es “justo, ambicioso y balanceado con una fuerza vinculante. Es una señal de que el mundo logrará un modelo de desarrollo bajo en carbono”. Y advirtió que el próximo paso será la “implementación” de todos los compromisos.

Un largo camino


Los delegados de distintas naciones resaltaron el rol que jugó en esta etapa final el gobierno francés y en particular Laurent Fabius, el ministro de Relaciones Exteriores. Para evitar los fracasos anteriores, especialmente el de la Cumbre de Copenhague en 2009, los franceses decidieron construir un proceso de “abajo hacia arriba” tratando de balancear las distintas ambiciones e intereses. Y sobretodo de manera transparente.

El acuerdo concilia varias de las pretensiones de los países. Por un lado fija como meta trabajar para evitar un aumento de 2 ?C en la temperatura promedio del planeta pero advierte que los países tendrán que hacer un esfuerzo extra para acercarse a la meta de 1.5 ?C.

También describe compromisos en términos de financiación por parte de los países desarrollados, eleva la importancia de la adaptación al cambio climático, reconoce que existen pérdidas y daños en algunos países (aunque libra de responsabilidades jurídicas a las naciones) y crea mecanismos de transparencia para hacer seguimiento a los acuerdos (Vea: puntos clave del Acuerdo de París).

El texto inicial que trajeron los delegados a Paris se fue transformando drásticamente. En dos semanas, los negociadores lograron deshacerse del 79% de los corchetes (textos indefinidos), del 81% de las opciones (alternativas) y redujeron las palabras en un 57%. El acuerdo final fue catalogado como “limpio” por muchos comentaristas.

Sin embargo, también quedó claro en medio del optimismo general que las metas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero planteadas por las naciones en los meses previos a esta reunión no son suficientes para lograr la meta. Según los científicos, los esfuerzos que han planteado las naciones conducen a un escenario en que la temperatura de la Tierra se elevaría 2.7 ?C. Una temperatura que podría causar graves problemas en muchas regiones.

Un largo camino de implementación

Tras lograr un acuerdo que no dejó completamente feliz a nadie pero si acomodó intereses tan disímiles como los de India, China, Estados Unidos y las pequeñas islas insulares del Pacífico, África y países petroleros como Arabia Saudita, en los próximos cinco años los países tendrán que trabajar muy fuerte para establecer los mecanismos efectivos que permitirán monitorear la reducción de emisiones, hacer seguimiento con transparencia a los fondos puestos sobre la mesa, a reorganizar instituciones y a trazar planes de adaptación.

El acuerdo prevé ciclos de cinco años para revisar el camino y ajustar compromisos. Como lo señaló John Kerry, secretario de Estado de Estados Unidos, este “acuerdo permitirá al mundo prepararse para los impactos del cambio climático y transitar hacia una economía sostenible y baja en carbono”.

Este acuerdo es la señal más poderosa dada hasta ahora, sobre la necesidad de renunciar a los combustibles fósiles (petróleo y carbón) y tomar modelos de desarrollo de baja intensidad en carbono.

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Por Pablo Correa, París

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