El 90 % de los niños del mundo respiran aire contaminado todos los días. Por esa alarma, dicha la semana pasada por la Organización Mundial de la Salud, varios investigadores de Barcerlona están empeñados en atajar las consecuencias de la polución, incluso desde el feto. La pregunta que tienen es ¿cuál es el comportamiento de la placenta al entrar en contacto con partículas de aire contaminadas? Y cómo esto influye, tanto antes como después del parto, en la formación del cerebro. (Lea: Obesidad en niños, otro problema ligado a la polución)
Por eso, estos científicos (en su mayoría médicos maternoinfantiles de tres hospitales españoles y del Instituto de Salud Global de Barcelona) están reclutando embarazadas. Un total de 1.200 mujeres que estén, idealmente, dentro del primer trimestre de gestación. La idea es "ver si vivir el embarazo en distintas zonas de la ciudad, forman en diferentes cerebros. Y si eso tiene que ver con el desarrollo de enfermedades", explicó el director del proyecto Jordi Sunyer para el diario El País.
La información será recogida de la siguiente manera: en la semana doce a las mujeres se les practicará la primera ecografía. Luego serán sometidas a un test sobre los hábitos de vida y sus residencias, además, serán adornadas por aparatos que midan el ruido, la temperatura y la contamiación durante una semana. La madre portará una mochila y una manilla con mecanismos parecidos para medir su entorno. Ambos contarán con un GPS que precise los picos de polución.
Ese mismo proceso será repetido en la semana 32, primero una ecografía, luego; tal serie de análisis. Para después, en el parto, realizar muestras del cordón umbilical y la placenta. El objetivo es que estos estudios, enfocados en el desarrollo neurológico del bebé, continúen sobre la madre y el pequeño durante los primeros seis meses, un año y hasta dos. Porque, sospechan los investigadores, el impacto de la contaminación llega incluso a la etapa preconcepcional.