La extraña enfermedad que ataca a los frailejones colombianos

Polillas, hongos y escarabajos están comiéndose los frailejones, puyas, chusques y uvas en los páramos de Chingaza, Cruz Verde, Sumapaz, Galeras y Cocuy. Las hipótesis apuntan al aumento de la temperatura y la actividad agrícola.

Redacción VIVIR
19 de febrero de 2018 - 07:05 p. m.
Daños en Espeletia Lopezzi / Amanda Varela
Daños en Espeletia Lopezzi / Amanda Varela

Los frailejones de los páramos de Colombia, Ecuador y Venezuela están sufriendo de una extraña condición. Polillas, hongos y escarabajos están matando sus hojas.

En 2009, el IDEAM hizo el primer reporte oficial del Programa Piloto de Adaptación al Cambio Climático. En aquel entonces, los frailejones de la especie Espeletia grandiflora que viven en la quebrada Calostros, en el Parque Nacional Natural Chingaza, presentaban cambios en sus hojas. Parecía que estaban muriendo. El estudio indicaba que 376.000 metros cuadrados de frailejones estaban afectados. 8 meses después, en 2010, la cifra se triplicó, y 1.871.000 metros cuadrados de frailejones estaban consumidos por polillas, escarabajos y hongos. Incluso, algunos ya habían muerto.

“Tenemos indicios de que hacia 1990 y a comienzos de 2000 hubo reportes de esta problemática. Pero aún no nos ha sido posible revisar folios y carpetas con registros de ese año. Creemos que quizá en un determinado momento se reportó la afectación, hubo un declive y al no verla más no se continuó con un seguimiento”, afirma Amanda Varela Ramírez, doctora en Ecología y profesora asociada al Departamento de Biología de la Universidad Javeriana, y miembro del Programa Nacional para la Evaluación del Estado y Atención de los Frailejones en los Päramos de los Andes del Norte, un comité científico que estudia la problemática desde 2011, conformado por la Universidad Jorge Tarde Lozano, la Javeriana, la Sociedad Colombiana de Entomología, Parques Nacionales Naturales de Colombia y Patrimonio Natural.

Las pesquisas de los investigadores en los páramos de Chingaza, Cruz Verde, Sumapaz, Galeras y Cocuy determinaron que las polillas (una de ellas nueva para la ciencia) están devorando las hojas más nuevas de las rosetas del frailejón, es decir, del centro. Esto debilita la planta y la hace más susceptible a hongos y herbívoros.

En cuanto a qué tanto se vería comprometido el futuro del abastecimiento de agua, el grupo de trabajo simuló, por medio de un nebulizador, una neblina para mirar qué tanta cantidad de agua captaba una hoja enferma frente a una sana. El resultado confirmó que había una reducción en la capacidad de los frailejones para recoger el líquido.

Según Claudia Martínez, investigadora adscrita a la Sociedad Colombiana de Entomología (Socolen) y miembro del equipo investigador explica que gracias a la caída de estas hojas, el tronco del frailejón tiene hendiduras en donde se reproducen y alimentan insectos como los escarabajos. Cuando los investigadores visitaron el Parque Nacional Natural El Cocuy, notaron que la médula de la planta, por donde el frailejón toma agua y nutrientes, estaba podrida, justo en donde deberían salirle las hojas. “Allí encontramos adultos de un escarabajo parecido a la Broca del Café, sus larvas y huevos”, afirma Varela.

Este escarabajo se conoce como “de ambrosía” y de él hay reportes de uso en Brasil con fines medicinales, y ataques a plantaciones de pino en Estados Unidos y Canadá, y a cultivos de oliva en España. Son tan voraces que, según el Instituto Humboldt, pueden devastar grandes hectáreas de bosques.

Los hongos, por otro lado, causan un cambio de color inusual en las hojas, que se desprendan del tallo, y les causa una deformidad conocida como “entorchamiento”. Y dentro de tres o nueve meses, el frailejón puede pasar de enfermo a muerto.

¿Por qué se enferman los frailejones?

Las hipótesis de los científicos apuntan a una posible relación con los cultivos en las zonas de páramo. “Los insectos son autóctonos del páramo y, por lo tanto, no pertenecen a agroecosistemas o cultivos de papa ni otros cercanos a la zona”, según afirma Luis Beltrán, doctor en Biología y profesor asociado del Departamento de Ciencias Biológicas y Ambientales de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, y parte del grupo de trabajo que lidera la investigación.

Las dudas sembradas en el páramo

Según el Instituto Humboldt, queda pendiente realizar un estudio de las afectaciones a los frailejones aledaños a actividades humanas para corroborar si los cultivos o la ganadería aumentan la cantidad de plantas afectadas.

Por otro lado, queda por resolver si el incremento de la cantidad de polillas estaría relacionado con el aumento de la temperatura nocturna en el bosque alto andino, lo que en teoría, le permitiría moverse de ahí y entrar en los páramos. Otra teoría apunta a que el insecto podría ser de páramo, pero cuando se intensifica el calor (gracias al calentamiento global) la tasa poblacional aumenta.

Lo que sí han podido observar es que los hongos aumentan en periodos secos, que cada vez son más largos. “Aparentemente, hay fluctuaciones dependiendo del momento climático del año: a mayor sequía más presencia de la polilla, mientras que con más lluvia aumenta el ataque de hongos y escarabajos”, comenta la profesora Claudia Varela.
   
Ya hay reportes no solo en Chingaza, Cruz Verde, Sumapaz, Galeras y Cocuy, también en los páramos de la Cordillera Oriental. El problema es que la investigación está limitada por los recursos económicos. “El Ministerio de Ambiente sabe del tema porque respondieron a la convocatoria para la conformación del Programa de Evaluación. Hacia finales de 2016, invitamos a la Dirección de Bosques, Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos para socializarles resultados de un proyecto desarrollado en Chingaza, con apoyo del Acueducto de Bogotá, pero manifestaron no poder asistir. Hasta ahora no han vuelto a comunicarse con nosotros”, puntualizó la profesora Varela.

Por Redacción VIVIR

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