Los humanos nos hicimos 1.3 % más altos y 14% más pesados

Tras analizar datos de 186 países entre 1974 y 2014, investigadores de la U. de Noruega calcularon la variación que se ha producido en la población humana. Un dato que debe ayudar a corregir la demanda global de alimentos en el futuro.

Redacción Vivir
14 de noviembre de 2018 - 09:57 p. m.
Pixabay
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En 2016 se declaró oficialmente que la Tierra había entrado en una nueva era geológica. Un equipo internacional de científicos decidió que “el antropoceno” era la mejor forma de referirnos de ahora en adelante a la historia de la vida en este planeta. Ese impacto humano generalmente se describe en función del uso de recursos que consume la humanidad pero se olvida una variable importante: ¿Qué tanto están cambiando los humanos y por lo tanto su consumo energético?.

Para llenar ese vacío en la ecuación humana, Felipe Vásquez, Gribran Vita y Daniel Müller, tres investigadores de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología se dieron a la tarea de calcular y analizar el efecto combinado de los cambios biofísicos y demográficos en la población adulta de 186 países entre 1975–2014. En otras palabras, qué tanto han variado los cuerpos de las personas adultas en cuatro décadas. Su objetivo: deducir de ahí los efectos que esto puede tener en la demanda global de alimentos. (Imagen: El peso promedio y las necesidades energéticas de los alimentos en 2014 (a, c) y el cambio relativo con respecto a 1975 (b, d) por país. Tomado de Sustainability). 

Los hallazgos, presentados en la revista Sustainability, son fascinantes. En primer lugar, demostraron que el promedio mundial de adultos en 2014 fue un 14% más pesado, un 1,3% más alto, un 6,2% más viejo, con un consumo energético 6.1% superior que el de un adulto promedio en 1975.

En todos los países, el aumento de peso de los individuos osciló entre un 6 a 33%, y las necesidades energéticas aumentaron entre 0.9 y 16%. “Cabe destacar que algunos de los aumentos más altos y más bajos coexisten dentro de África y Asia, lo que señala las disparidades entre los países de estas regiones”, aclararon.

La investigación también demostró que a nivel mundial, la energía alimentaria aumentó en un 129% durante el período estudiado. El crecimiento poblacional contribuyó con 116% mientras las ganancias de peso y estatura representaron el 15%. Una cifra nada despreciable que siempre pasa desapercibida en este tipo de análisis. Mientras tanto, el fenómeno del envejecimiento contrarrestó el aumento de las necesidades energéticas en un -2%”, apuntaron los investigadores.

“Como el efecto de los cambios biodemográficos es acumulativo, podemos esperar que la inercia observada se extienda hacia el futuro. Este trabajo muestra que si se consideran las características biofísicas individuales en evolución, junto con los cambios sociodemográficos, se puede contribuir a una evaluación más sólida de los recursos mundiales y la seguridad alimentaria”, concluyeron los investigadores. .

Para ellos, los valores de demanda calórica per cápita comúnmente utilizados “pueden llevar a representaciones erróneas de las necesidades reales”. Con una población mundial que según Naciones Unidas rozaría los nueve mil millones para 2050 se hace necesario entender cada vez más a fondo el reto que implica su alimentación.

Por Redacción Vivir

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