“Me voy a meter en la política”: Francia Márquez

La vida de Francia Márquez cambió desde que ganó el Premio Goldman y fue reconocida como una líder ambiental global. Desde Pasto, donde se reunió con jóvenes del Pacífico, conversó sobre los desafíos que ya enfrentó y los retos que vienen.

Pablo Correa
09 de junio de 2018 - 12:59 a. m.
Francia Márquez ganó el Premio Goldman en 2018.  / PNUD - Gobernación de Nariño
Francia Márquez ganó el Premio Goldman en 2018. / PNUD - Gobernación de Nariño

Francia Márquez ya no necesita presentación. La gente la reconoce en la calle. Al instante. En Pasto, donde fue invitada para participar en la Cumbre Internacional de Jóvenes por el Clima, un evento organizado por varias dependencias de la Gobernación de Nariño, Francia se robó las miradas y los aplausos de decenas de jóvenes. Uno tras otro la buscaban para una selfie y para cruzar unas palabras.

El Premio Goldman que recibió en abril de este año la catapultó como una líder, mucho más allá de su comunidad de La Toma, en el municipo de Suárez (Cauca), donde desde hace más diez años ha luchado contra la minería ilegal y otros problemas sociales, para convertirla en una voz de resonancia mundial. (Líder colombiana Francia Márquez gana "Nobel de medioambiente")

¿Cómo se transformó tu vida desde que ganaste el premio?

Me están tomando fotos todo el tiempo, haciendo entrevistas, visitando muchas comunidades, he tenido una vida muy acelerada. También porque estoy en campaña con la Colombia Humana

¿Cómo era antes?

Antes hacia trabajo organizativo y comunitario. Pero ahora todo el mundo quiere que vaya a un evento y si uno dice que no van a pensar que se me subió la fama a la cabeza. Pero creo en términos generales el premio es importante para las comunidades, es una inspiración. Muchos jóvenes me escriben porque quieren trabajar en temas ambientales, quieren que vaya a sus comunidades que están sufriendo impactos ambientales. Eso me alegra porque ese premio ha incentivado a muchas comunidades. Siento que para ellos ha sido una inspiración.

Mencionaste en una conferencia las impresiones de un viaje a Suiza. ¿Qué fue lo que te impactó?

Creo que muchos países europeos cuidan su casa aunque van y destruyen la casa del otro. En Suiza vi el río que es impresionantemente limpio y las calles son impresionantemente limpias. La gente tiene una cultura de cuidar el medio ambiente. Y eso me impresionó mucho. Aquí la gente se come algo y lo tira al piso. Y los ríos los ensucian. Pero pienso que ellos cuidan el territorio de ellos pero sus empresas destruyen otros territorios.

¿Hay algún avance en controlar la minería ilegal en los territorios que conoces del Pacífico?

Creo que la tutela en la que se reconocen derechos al río Atrato es un avance en términos jurídicos. Y la Corte Constitucional ha sido progresista en términos de derechos étnicos. Hemos visto a las comunidades haciendo consultas populares para proteger su territorio. Pero muchas de esas sentencias se quedan en el aire y no se aplican. Nosotros ganamos una sentencia en La Toma, en 2010, y después de eso entró la minería ilegal. El problema no es solo de minería ilegal. También la minería a gran escala que nosotros llamamos inconstitucional. Se promueve que la gran minería es buena y la pequeña es mala.

En esa minería ilegal en los ríos del Chocó y Amazonas, parece que nadie sabe cómo detener el problema. No siempre es falta de voluntad. ¿Qué harías si tuvieras el poder para actuar?

En la comunidad de nosotros primero llegaron dos retros. Apenas entraron pusimos la denuncia pertinente. Usted puede parar dos máquinas pero 30 o 200 es imposible. Para mi obedece a que hay corrupción institucional. Esas retro pasan por los retenes de la Fuerza Pública. Las que llegaron al norte de Cauca salieron de Buenaventura, del río Dagua. Cuando empezó esa minería, ahí estaba la Fuerza Pública. Y con todo y eso se destruyó ese río. Para mi va más allá de la incapacidad del Estado, depende de la corrupción. Todo el mundo se lucra de la minería ilegal, los grupos armados, a veces la gente, la institucionalidad.

¿Crees que la gente le atribuye demasiado poder al Presidente y estos problemas dependen de muchos otros niveles del Estado? ¿Como distribuirías esa responsabilidad?

Efectivamente el gobierno no es una responsabilidad sólo del Presidente pero el Presidente define un Plan de Desarrollo. Desafortunadamente los gobiernos que han pasado han promovido a Colombia como país de minería y desde ahí se disparó la minería ilegal. Un gobierno define garantías o no garantías para proteger un territorio. Si es un gobierno que propende por el extractivismo se va a destruir muchos territorios. Pero si hay un gobierno que piensa alternativas al desarrollo, economías que cuiden el medio ambiente, desde ahí se proyecta una visión de la política.

¿Qué ha sido lo más difícil de ser líder ambiental?

Para mi lo más duro fue salir desplazada de mi territorio. Eso no tiene nombre. Uno siente que parte de uno se muere. Salí en 2014. Cuando salí me fueron a buscar a las 3 am a mi casa. Salí huyendo y termine de amanecer en otra casa. Bien en  la mañana salí con mis dos hijos, cada uno con un bolsito. Sentí que el mundo se me venía encima. Pensé que no había medido las consecuencias de lo que hacía. Que estaba poniendo en peligro a mis dos hijos. Yo no sabía para donde coger. Una profesora me dijo venga se queda en mi casa. Tenía vergüenza. No sabía que hacer. Después de eso organizamos una movilización, como mujeres negras del norte del Cauca, llegamos hasta Bogotá. Hicimos acuerdos con el gobierno y busqué una forma de ubicar a mis hijos. Fue muy duro. El desplazamiento forzado es muy duro. Antes sembraba mi comida, no pagaba arriendo, no pagaba servicios y de repente tienes que pensar en eso. No solo te desplazas sino mantener tu familia sin nada. Comencé a vender tamales por Facebook.

¿Ya está mucho más estable la vida y la de tu familia?

Todavía sigo sufriendo. No podemos vivir allá. Pero hay que seguir.

Después de esta experiencia, ¿cuál es el consejo para otros líderes en situaciones similares?

Creo que ser líder no es fácil. Uno llega a este mundo por algo. Cada persona tiene una razón de ser. En mi corazón era luchar por derechos de comunidades afros, por mis derechos como mujer afrodescendiente, por el territorio y por la vida. Creo que estoy hecha para eso. No se si me voy a morir mañana o cuando, pero estoy tranquila por hacer lo que quiero hacer. Me acostumbre a hacer cosas comunitarias. El mensaje para líderes es que no es fácil pero tampoco imposible. Alguien debe liderar .

Sobre la situación de los líderes que están siendo amenazados y asesinados, ¿crees que es un plan sistemático y orquestado o los líderes enfrentan los mismos problemas y mafias pequeñas en su territorio son los responsables?

Es un problema muy serio. En Colombia estamos haciendo un proceso de paz pero la paz no llega a muchos territorios. En los territorios donde se generó la violencia profunda todavía siguen. Creo que tiene que ser una apuesta de la sociedad trasformar esas situaciones de vulneración.  Las ciudades también deben solidarizarse con la gente rural más expuestas a conflicto armado

¿En que sentido?

En tomar decisiones políticas. Vi el proceso del plebiscito pero a la gente de la ciudad le importó un carajo que en el campo miles de familias sufrieran el conflicto armado. Fue una decisión muy lamentable. Esa decisión ayudó a que no se concreten los acuerdos. Con todos los errores que tienen. Yo misma tengo muchas críticas. Pero el que no hayan comunidades expulsadas, niños y jóvenes reclutados, es una ganancia. La solidaridad es ponerse en los zapatos del otro.

¿Que imaginas para su vida en los próximos años?

Yo me voy a meter en la política. Creo que hay que trasformar la política de muerte y que tengamos una política para la dignidad, para la vida, para el bienestar social, donde todos tengamos oportunidades. Y no matarnos por pensar diferente. Me postulé al Congreso por comunidades afro. No gané porque la maquinaria fue muy brava. Ahora apoyo a la Colombia Humana. Porque creo que un gobierno así da garantías a nuestras comunidades, el medio ambiente y la paz.

¿Te habías involucrado en política?

Pensaba antes que la política es sucia, y que la política es corrupta y no debemos meternos ahí, que no tiene nada que ver con nosotros. Pero hoy he visto que esas decisiones políticas afectan mi propia vida. Fue por unos títulos mineros del mismo Estado que nuestra comunidad terminó perjudicada y yo terminé desplazada. Una decisión política de una institución afectó a la comunidad y a mi. Eso me hizo reflexionar. Toca participar para transformar.

 

 

 

 

 

Por Pablo Correa

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