La polémica del aleteo de tiburones estalló a finales de octubre a causa de una resolución (la 350 de 2019) publicada por el Ministerio de Agricultura. Este documento, que establecía cuotas de pesca para algunas especies marinas del país, fue señalado por incentivar el comercio de especies de tiburón al incluir la palabra "aleteo" entre sus apartes. Después de un debate con expertos, participación de institutos de investigación y órdenes de control, la cartera la acaba de modificar. (Lea: ¿Por qué la alarma si, al menos desde 2015, Colombia autoriza pescar 500 toneladas de tiburón?)
Los cambios fueron hechos el miércoles de la semana pasada mediante la resolución 434 (del 18 de diciembre de 2019). Se eliminó los artículos 1 y 2 del documentos anterior. Ambos, justamente, establecían las cuotas globales de pesca para especies como atún, langosta, jaibas y otras cuatro especies de tiburón, haciendo referencia a aletas de tiburón sedoso, otro conocido como zorro de anteojos y un tipo de tiburón martillo. Hay que tener en cuenta que en Colombia el aleteo está prohibido.
La modificiación, pensada para resguardar la vida de estas especies marinas, se llevó a cabo gracias a la orden de la Procuraduría de revocar la resolución, atendiendo las quejas ciudadanas sobre esta práctica y escuchando a expertos de universidades como Jorge Tadeo Lozano, Javeriana y de Los Andes; los institutos de investigación del sector ambiental Humboldt e Invemar; las fundaciones Malpelo, Squalus, Mar Viva y Conservación Internacional; las ONG WWF y WCS; y, el Institutos de Ciencias de la Universidad Nacional.
El llamado de que estos actores hacen, algunos organizados en el Plan de Acción Nacional para la conservación y manejo de tiburones, rayas y quimeras de Colombia (PAN tiburones Colombia), es a la investigación. Porque "¿cuál es el respaldo científico de esas cuotas que presenta el Gobierno? No existe. ¿De dónde sacan que 125 toneladas del Caribe es una cifra adecuada? No hay esa información. No hay estudios de poblaciones de tiburón que son objeto de captura. No sabemos". Así lo había explicado Juan Manuel Díaz, asesor científico regional de la organización MarViva para Colombia, a El Espectador en medio de la polémica.
Además de otros datos que, en asuntos de pesca artesanal, deben ser mejor vigilados. Por ejemplo, un mayor control de las autoridades a partir de datos que sean útiles para los pescadores. Entre ellos, “tasa de crecimiento, edad de madurez reproductiva, patrones migratorios, entre otros”. Información de este tipo blindaría el asunto y ayudaría a proteger la superviviencia de estas especies de tiburón, algunas en la categoría de especies marinas vulnerables del país.