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"La naturaleza es un aula de aprendizaje por excelencia"

Las ciudades más grandes del país también cuentan con santuarios de flora y fauna, espacios alternativos para la educación y el esparcimiento ecológicos.

María Luna Mendoza
04 de enero de 2014 - 09:00 p. m.
  En las Aulas Ambientales  niños y jóvenes pueden participar de actividades como caminatas,   jornadas ecológicas y talleres ambientales.   /  Secretaría Distrital de Ambiente.
En las Aulas Ambientales niños y jóvenes pueden participar de actividades como caminatas, jornadas ecológicas y talleres ambientales. / Secretaría Distrital de Ambiente.

En la localidad de Suba, al norte de Bogotá, está el parque ecológico del Mirador de los Nevados, un lugar que hace aproximadamente 10 mil años fue habitado por los muiscas. Ahí la Secretaría Distrital de Ambiente ha instalado un Aula Ambiental para que niños, jóvenes y adultos reconozcan y se apropien del potencial ecológico de una de las ciudades más urbanizadas del país.

Este particular espacio de aprendizaje cuenta con un equipo de pedagogos que, desde 2001, le ha apostado a rescatar el significado ambiental, pero también ancestral del territorio. Sus senderos ecológicos llevan nombres que evocan la cultura muisca y desde sus miradores es posible observar los nevados del Ruíz, del Huila y de Santa Isabel. Sus imponentes paisajes y las historias legendarias son mecanismos de sensibilización respecto al fenómeno del calentamiento global, la temática principal de esta aula.

“Ojalá que, como los indígenas, entendamos que todos hacemos parte de la trama de la vida y que ahora, más que nunca, necesitamos una reconexión profunda con la naturaleza”, dice Miguel Ángel Julio, director de la Oficina de Participación, Educación y Localidades (OPEL).

Como el aula del Mirador de los Nevados, existen tres aulas más ubicadas en parques de la ciudad que, a pesar de la creciente urbanización, han permitido preservar diferentes ecosistemas que albergan decenas de especies animales y vegetales.

La riqueza natural de estos espacios los ha convertido en una excelente oportunidad para aprender y divertirse. Cada una de las Aulas Ambientales cuenta con un equipo de investigadores y profesores que han diseñado programas de educación ambiental que incluyen caminatas, jornadas ecológicas, talleres ambientales y recorridos interpretativos que permiten a los visitantes comprender detalladamente el ecosistema que observan.

El Aula Ambiental de Soratama, ubicada en la localidad de Usaquén, hace énfasis en la importancia ambiental de los cerros orientales y de la preservación de la fauna y de la flora propia de este ecosistema. Esta aula cuenta con un túnel subterráneo que atraviesa un segmento del cerro donde se pueden apreciar la variedad de suelos, conformaciones geológicas y acuíferos subterráneos. Además, los ciudadanos pueden conocer la historia de la inmensa cantera que allí se formó después de un largo período de explotación minera.

“Hay que conocer estos lugares para ver a Bogotá desde una perspectiva diferente. Al observar la cantera la gente podrá entender que la naturaleza tiene memoria y resiente cada una de las acciones humanas que amenazan su estabilidad”, cuenta Julio.

Escondido entre los edificios y las avenidas de la localidad de Engativá, se encuentra el Humedal de Santa María del Lago, un auténtico santuario de flora y fauna donde ha sido dispuesta un aula en la que el valor del agua como reservorio de vida es el centro de todas las actividades lúdicas. “En el transcurso de las caminatas y los recorridos, los ciudadanos conocerán la importancia de los humedales como ecosistemas que brindan invaluables bienes y servicios ambientales. Los visitantes tendrán contacto directo con las especies de una de las más ricas y variadas faunas del planeta”, asegura Julio.

Y, finalmente, inmersa en un bosque alto andino, se encuentra el aula de Montaña Entrenubes, en las localidades de San Cristóbal, Usme y Rafael Uribe Uribe. Su énfasis es el cuidado de la biodiversidad y la importancia de la gestión comunitaria del medio ambiente.

“El cuidado de la naturaleza no sólo corresponde a los ambientalistas. La comunidad en su conjunto debe hacer todo los posible por salvaguardar los espacios que le pertenecen, pero que en muchas ocasiones son desconocidos”. A las cuatro Aulas de la Capital se suma AUAMBARI o Aula Ambiental Artística Itinerante, la cual recorre cada una de las localidades desarrollando actividades para que los ciudadanos entiendan que todo el territorio es un aula que cuenta con muchas posibilidades para aprender.

“La idea fundamental de este ejercicio es promover la apropiación social del territorio en el que vivimos y conocer sus relaciones con el resto del sistema ecológico. Hay que conocer para comprender que la naturaleza está viva, que tiene derechos y merece nuestra admiración y respeto”, anota Miguel Ángel Julio. El proyecto de las Aulas Ambientales hace parte de la Políticas Nacionales de Educación Ambiental y ha sido implementado en la mayoría de las ciudades capitales del país. Quien desee conocerlas puede consultar en las páginas web o llamar a las Secretarías de Ambiente de cada ciudad.

Por María Luna Mendoza

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