Negocios verdes: la apuesta en tres regiones del país

En el Pacífico, la Amazonia y el Caribe, las comunidades están aprendiendo a convivir de manera responsable con los servicios ecosistémicos que ofrece la naturaleza. Agroforestería, pesca artesanal, ecoturismo y pedagogía en el avistamiento de aves son algunos de los emprendimientos que se han potencializado.

-Redacción BIBO
12 de septiembre de 2019 - 02:09 a. m.
La pesca sostenible es uno de los emprendimientos que apoya el proyecto Desarrollo Local Sostenible y Gobernanza para la Paz (DSL).  / Inti Bachman  - Instituto SINCHI
La pesca sostenible es uno de los emprendimientos que apoya el proyecto Desarrollo Local Sostenible y Gobernanza para la Paz (DSL). / Inti Bachman - Instituto SINCHI

Dicen que la mayor amenaza para la naturaleza es el hombre. Desde que se implementaron prácticas como la agricultura y la ganadería, las tasas de deforestación en las regiones incrementaron. El reflejo de esta problemática es la Amazonia. Esta zona, considerada como el pulmón del mundo, enfrenta hoy uno de sus desafíos. Sus bosques tropicales, además de ser talados, se están quemando. (Lea: Negocios verdes recaudaron $136.365 millones en 2017)

Ante estas problemáticas surgen varias preguntas. ¿Cuál es la fórmula para transformar el sector productivo en negocios sostenibles? ¿Cómo conseguir que la comunidad conviva de manera responsable con los servicios ecosistémicos que ofrece la naturaleza? ¿Qué hacer para potenciar esos negocios verdes?

En busca de respuestas, en 2017 se creó el proyecto Desarrollo Local Sostenible y Gobernanza para la Paz (DSL), que es financiado por la Unión Europea en Colombia y ejecutado por el Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas SINCHI, el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (Invemar) y el Instituto de Investigaciones Ambientales del Pacífico (IIAP).

El principal objetivo es fortalecer las capacidades institucionales para tomar decisiones conscientes, tener un ordenamiento territorial y promover los negocios verdes y emprendimientos. “Estos se nutren de la información del ordenamiento territorial con énfasis en los temas ambientales, como los servicios ecosistémicos que ofrecen componentes como agua y bosques”, explica el SINCHI.

Sin embargo, es necesario tener una base de datos sólida. Con ella se prevé el desarrollo de servicios que permitan que las comunidades locales puedan acceder a información relevante para sus procesos de producción, transformación y mercadeo de sus productos. (Le puede interesar: ¿Una empresa sostenible es más rentable?)

Para desarrollar el proyecto se eligieron tres jurisdicciones afectadas por el conflicto y que además son ambientalmente estratégicas. En el Pacífico, el Caribe y la Amazonia se desarrollaron los principales emprendimientos.

Las comunidades ya pusieron su granito de arena, apoyadas por instituciones de investigación. Ahora solo falta un empujón para que estos emprendimientos hagan parte del Plan Nacional de Negocios Verdes y no se derrumben con los cambios de gobierno.

La Amazonia, hogar del mejor cacao del país

 

La Amazonia es considerada como el pulmón del mundo. A lo largo de sus 483 mil km2, ubicados en Colombia, se encuentra uno de los bosques tropicales más grandes, que sirve de hogar para gran parte de la biodiversidad del país. A pesar de la gran riqueza que albergan sus selvas, este ecosistema está en jaque. La deforestación y las posteriores quemas han hecho que enfrenten una crisis sin precedentes. Según científicos, el daño a la biodiversidad podría ser causado por la ganadería, la agricultura, el acaparamiento de las tierras y la tala indiscriminada.

En este ecosistema se tiene una mala práctica de talar los árboles y dejarlos, hasta 90 días, en el suelo. Y, al llegar la temporada seca, los queman generando incendios voraces que afectan los árboles sanos. Las consecuencias por las conflagraciones se han visto reflejadas en Putumayo, Guaviare, Caquetá y en la parte sur de Vichada y Meta. Datos del Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas (Sinchi), indican que el 12 % del territorio amazónico colombiano presenta alta ocurrencia de incendios.  (Puede leer: Abren convocatoria para financiar proyectos en zonas afectadas por la violencia)

Para aprovechar los servicios ecosistémicos de la Amazonia, el Sinchi, con el financiamiento de la Unión Europea, ha realizado el acompañamiento y el fortalecimiento de los emprendimientos de sus habitantes, y una de ellas es la Asociación Agropecuaria de Costa Rica (Agrocos). Esta iniciativa, ubicada en Vista Hermosa (Meta), es liderada por Aurora Martínez, quien junto con más de 20 familias han cambiado la producción de coca por cacao. Martínez asegura que el grano  lo pueden convertir en diferentes derivados y hacer chocolatinas o variedades de chocolate. Ahora cuentan con una planta de transformación, con la que se benefician más de 200 familias productoras de cacao. 

Al igual que Agrocos, la Asociación Aspromacarena, que cuenta con 35 familias beneficiarias,  también busca una transformación por medio de la agroforestería sembrando especies como sacha inchi, copoazú, plátano y maderables.  Estos son ejemplos de cómo la comunidad ha ido aprendiendo a convivir con los servicios ecosistémicos que ofrece la naturaleza, siempre de manera responsable y sin causarle daños irreparables.  (Le puede interesar: Aurora Martínez, la vida después de la coca en Vista Hermosa (Meta))

La Ciénaga Grande de Santa Marta es la laguna más grande del país. Sus 730 km2 son el refugio de más de 200 especies de aves, entre endémicas y migratorias. Sin embargo, los cambios ambientales, inducidos por las actividades humanas, causaron la pérdida de casi la mitad de la cobertura de manglar. La principal causa de este desastre ecológico fue la construcción de dos carreteras que generaron procesos de hipersalinización por la suspensión de los flujos y la mezcla de agua dulce con agua salada. Pese a esta tragedia, diversas organizaciones han resaltado el papel relevante de este ecosistema. 

Su importancia ambiental fue merecedora de la categoría de conservación y protección de humedales Ramsar. Además, el Instituto Humboldt y Birdlife International la reconocieron por ser un área importante para la conservación de las aves. Por estas razones, el ecosistema fue elegido para ser parte del proyecto Desarrollo Local Sostenible y Gobernanza para la Paz, financiado por la Unión Europea y ejecutado en esta región por el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (Invemar).

En el complejo lagunar, los miembros de la Asociación de Pescadores de Buenavista (Asopebue) y la Asociación de Guías Turísticos de la Ciénaga (Asoguitur) se capacitan para convertir la Ciénaga Grande de Santa Marta en uno de los lugares número uno en avistamiento de aves. Su objetivo es tener una alternativa económica diferente a la pesca, ese arte que se ha convertido, históricamente, en el sustento y en la cultura de estos pueblos. Su meta es impulsar un negocio que aporte a la sostenibilidad del ecosistema, que actualmente se encuentra en riesgo. (Puede leer: Los guardianes de la Ciénaga Grande de Santa Marta)

 

Pacífico, una potencia en ecoturismo

 

Las selvas húmedas tropicales del Pacífico son el hogar de cientos de especies de flora y fauna y, por el potencial de su biodiversidad, se ha convertido en el sustento económico de las comunidades indígenas y afrodescendientes de los departamentos de esa región. Pese a la gran riqueza que albergan sus bosques, su ecosistema vive bajo la amenaza de la tala indiscriminada y la sobreexplotación de sus recursos.

Las aguas de esta región se convierten, desde junio hasta octubre, en la sala de partos de las ballenas jorobadas. Un espectáculo que hizo que, hace 14 años, Amelia Hurtado Arboleda transformara su casa en un ecohotel. Vientos de Yubarta es una empresa familiar ubicada en las míticas playas de Nuquí (Chocó), que ofrece un paraíso inexplorado entre la selva y el mar. Este emprendimiento se implementa gracias al Instituto de Investigaciones Ambientales del Pacífico (IIAP).

Al igual que Amelia, Ómar Reyes y Catalina Díaz, con ardua dedicación, han impulsado, desde 2016, un negocio sostenible en este municipio. Con Nuquifish, esta pareja de esposos busca promover la pesca artesanal que ya consiguió llegar a restaurantes gourmet de Bogotá y Medellín. Con la iniciativa, referente de protección de los ecosistemas marinos, se benefician 30 familias del Pacífico. (Le puede interesar: El Golfo de Tribugá, en Chocó, fue nombrado “Punto de Esperanza”)

Las comunidades anhelan dejar al lado la violencia que los marcó durante tantos años y buscan hacer del Pacífico un lugar de emprendedores ejemplares, que, con el buen aprovechamiento del medioambiente, se conviertan en referentes en otras partes del país. Por ejemplo, en Riosucio (Chocó) está el primer grupo de pescadoras, mujeres que se atrevieron a realizar una labor que desempeñaban tradicionalmente los hombres. O en Bojayá, que a pesar de las cicatrices de la masacre, buscan volverse en el municipio número uno en piscicultura.

 

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Por -Redacción BIBO

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