Mientras lee esto, millones de peces del río Magdalena y sus afluentes están nadando río arriba en busca del mejor lugar para reproducirse. Bocachicos, bagres, nicuros, capaces y doncellas llevan varias semanas subiendo desde las ciénagas del Bajo y Medio Magdalena, incómodas para ellos por la falta de lluvias: el agua está caliente y baja, lo que hace que la competencia aumente, pues hay menos espacio para los mismos individuos. Antes, con las lluvias de septiembre y los meses posteriores, estos peces migratorios vivían, descansaban y engordaban tanto como podían en estos ecosistemas ricos.
Por El Espectador
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