Planificar mejor las cuencas: pedido del Encuentro Nacional por el Agua

El sector público y el privado, la academia y la sociedad civil están de acuerdo en una cosa: existe una desarticulación institucional para la gobernanza del agua. Los acuerdos entre quienes protegen las cuencas parecen ser la solución.

Redacción Bibo
22 de noviembre de 2018 - 02:00 p. m.
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El Estudio Nacional del Agua (ENA), elaborado por el Ideam y presentado este mes al país, dejó en evidencia cuán vulnerable es el país a la sequía: los déficits en la oferta natural de agua, la reducción en la precipitación y la insuficiencia en la infraestructura hídrica han hecho que 391 municipios de 24 departamentos sean susceptibles al desabastecimiento en época seca. (Lea acá: Hay 391 municipios con riesgos de quedarse sin agua en Colombia)

Luis Germán Naranjo, director de conservación de la ONG ambiental WWF en Colombia, coincide en que tenemos razones para estar preocupados: la evidencia muestra que estamos entrando en fase crítica de disponibilidad del recurso.

Por eso, añade, las medidas que el país ponga en marcha en los próximos años serán determinantes para el próximo siglo en cuanto a disponibilidad de agua para los colombianos, y sugiere que el Plan Nacional de Desarrollo es una ventana de oportunidad única para iniciar un proceso de recuperación de nuestras principales cuencas y de los ecosistemas de agua dulce, con miras a aumentar la resiliencia de Colombia ante los efectos del cambio climático.

Con esta invitación arrancó el pasado 15 de noviembre la sexta versión del Encuentro Nacional por el Agua, un espacio de diálogo promovido por El Espectador con la asesoría técnica de WWF y el apoyo de Isagén y Bavaria. (Lea también: El Encuentro Nacional por el Agua quiere reflejarse en el PND de Duque)

Este año, el foco de discusión fueron las cuencas de los ríos que abastecen a seis ciudades colombianas y sus municipios aledaños: Medellín, Cali, Manizales, Cúcuta, Bucaramanga y Cartagena.

De estas cuencas dependen nada más y nada menos que 12 millones de colombianos (ver infografía), razón por la que en los últimos dos meses la campaña de El Espectador, a través de los Encuentros Regionales por el Agua, se hizo presente en estas regiones para escuchar a más de 300 personas pertenecientes a diversos actores (sector público, privado, sociedad civil y academia) expertos en las problemáticas que aquejan a las cuencas y los retos que ellos plantean para éstas.

Prioridades regionales

La identificación de los retos, que fueron votados mediante encuestas por los participantes en los Encuentros Regionales, busca disminuir la vulnerabilidad de las cuencas a través de una mejor planificación, de tal forma que se propicie un manejo más sostenible del recurso hídrico que asegure su disponibilidad para generaciones presentes y futuras.De acuerdo con Adriana Soto, exviceministra de Ambiente y moderadora de estos encuentros, el objetivo es que las prioridades y hojas de ruta identificadas en las regiones vayan al nuevo Plan Nacional de Desarrollo y alimenten la discusión sobre cuáles serán las prioridades ambientales y de sostenibilidad para los próximos años.

La gran coincidencia entre las ciudades que participaron fue la urgencia de fortalecer la gobernanza del agua. A esta preocupación común entre quienes piensan y protegen las cuencas en Cali, Medellín, Bucaramanga, Cúcuta, Manizales y Cartagena, se sumaron otras que variaron según el territorio.

Para el caso los ríos Nare y Porce, que abastecen a la capital antioqueña, los asistentes identificaron la urgencia del acceso a información unificada para todos los actores que tienen relación con las cuencas, así como la aplicación de sistemas de medición del estado de las mismas.

En Manizales, los actores estratégicos para los ríos Guarinó y La Miel consideran importante implementar instrumentos de compensación ambiental y pago por servicios.

Entretanto, la meta de los actores de la capital santandereana, que reflexionaron en torno a las cuencas de los ríos Sogamoso y Suratá, es la conservación y el uso sostenible de hábitats, así como la búsqueda de alternativas de producción sostenible.

Para el caso Canal del Dique, la situación es particularmente crítica: la sedimentación que carga podría acabar con el sistema lagunar que les da el 90 % de agua a sus pobladores y bloquear gran parte de los puertos marítimos de la bahía de Cartagena en los próximos ocho años. (Lea también: Cartagena y su agua, con una ventana de ocho años para no colapsar)

En vista de que la ciudad está ad portas de quedarse sin agua si no actúa ya, el principal reto planteado por los participantes es la estructuración financiera y la ejecución del macroproyecto Canal del Dique, una estrategia para controlar la sedimentación y recuperar ecosistemas y que aún no tiene planes ni fuentes de recursos claras.

De otro lado, en Cúcuta, además de la prioridad de la gobernanza, se enfatizó en la descontaminación y el mejoramiento de condiciones de las cuencas de los ríos Zulia y Pamplonita, lo que incluye la construcción de plantas de tratamiento.

Por último, los participantes de Cali fueron enfáticos en que el manejo de las cuencas de los ríos Cali y Palo no debe ser considerado ajeno al manejo de suelo.

Desde las empresas

Además de los retos identificados en las ciudades, durante el Encuentro Nacional por el Agua se realizó un panel para discutir las acciones para mejorar la gestión de las cuencas abordadas durante los Encuentros Regionales.

De acuerdo con Juan David Ramírez, subdirector de gestión ambiental de Corantioquia, para los casos de las cuencas de los ríos Nare y Porce es necesario un sistema de información. Si bien existen herramientas de planificación, como los Pomcas (Planes de Ordenación y Manejo de Cuencas Hidrográficas), debe haber una interacción entre las mismas para poder tomar decisiones ajustadas a las necesidades de sostenibilidad de las cuencas.

Por eso, añadió, deben fortalecerse los consejos de cuencas, figuras en las que se discute la implementación de todas las herramientas y en la que están presentes las gobernaciones, los municipios, las universidades, los sectores productivos, las juntas de acción comunal y los grupos étnicos.

El aporte de Carolina García, gerente de sostenibilidad de Bavaria, complementó la discusión. Según expresó, la sedimentación es un problema grande para la industria. Su empresa debe parar al menos una vez al mes una planta que tiene en Yumbo (Valle del Cauca) por esta causa.

En esa medida planteó que, además de articulación institucional (sobre todo en territorios con menos madurez en la gobernanza del agua), las regiones necesitan encontrar la manera de financiar la implementación de los Pomcas. El pago por servicios ambientales puede ser una opción, así como habilitar una tarifa de uso del agua para invertir en la recuperación de ecosistemas que vuelvan a la cuenca resiliente.

Camilo Marulanda, gerente general de Isagén, destacó que es necesario conciliar los retos nacionales relacionados con la protección de las cuencas, con los comunitarios y los regionales. “Por eso los Encuentros por el Agua son puntos de conexión de las realidades”, aseguró, y añadió que, debido a que el 75 % de la matriz energética del país es hídrica, la mejoría en las condiciones de las cuencas es prioridad para las operaciones de sus compañías y sus acciones en términos de sostenibilidad.

Ley de aguas: una propuesta

Como el objetivo de los Encuentros por el Agua es que las acciones y retos planteados lleguen al PND, durante el evento de Bogotá se hizo presente Juan Mauricio Ramírez, coordinador del Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022.

Según dijo, el propósito del Plan es aterrizar las agendas regionales en pactos que recojan las prioridades para el país. En esa medida, destacó la deforestación en la Amazonia y la preservación y conservación de las cuencas como urgentes.

La ausencia de un mecanismo de gobernanza efectivo que garantice coordinación de los diferentes niveles de gobierno en el ordenamiento del territorio es otra de las inquietudes de esta administración. Por eso, señaló Ramírez, se quiere plantear una política general de ordenamiento territorial, que estaría compuesta por un consejo superior de administración para el ordenamiento de territorio, comisiones regionales y un observatorio de ordenamiento territorial, que va a generar información articulada para ayudar a tomar mejores decisiones.

El anuncio tomó por sorpresa a María del Pilar García, directora de la especialización en derecho ambiental de la Universidad Externado. Para ella, el país viene hablando de planificación ambiental para las cuencas desde antaño. El reto, en cambio, parece ser adaptarse a los susceptivos cambios normativos en el ordenamiento territorial.

“Cada gobierno llega con una nueva idea de planificación, pero los constantes cambios en la reglamentación deben ser resueltos con una ley de aguas, que hasta ahora únicamente se encuentra regulada con decretos”, sugirió García, para quien una ley evitaría cambios drásticos y poco efectivos en la protección de las cuencas cada cuatro años.

Por Redacción Bibo

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