Artemisa Xabriabá (derecha), activista indígena de 17 años. / María Paula Rubiano
Si alguno de los habitantes de la pequeña comunidad Xabriabá, al sur de Brasil, hubiera querido participar de las Huelgas por el Clima que se llevaron a cabo en cerca de 4.500 lugares del el pasado viernes, habría tenido que embarcarse en una travesía de 17 horas, en dos buses distintos, hasta São Paulo (Brasil), en donde se llevó a cabo la marcha más cercana a la comunidad de pescadores y cazadores.
Por María Paula Rubiano / Nueva York
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