¿Por qué en el Urabá antioqueño el mar está “destruyendo” los pueblos?

La erosión marina tiene en jaque a Minuto de Dios, un poblado del Urabá antioqueño. En un reciente estudio, publicado por la Universidad Eafit, se encontró que en la zona la línea costera ha retrocedido en promedio 1,7 metros por año debido a este fenómeno, un problema que tienen otros 86 puntos del país.

Paula Casas Mogollón / @PauCasasM
23 de enero de 2020 - 02:00 a. m.
En Minuto de Dios, en el Urabá antioqueño, la línea costera ha retrocedido 1.7 metros por año. Una investigación sugiere monitorear las energías de las olas y los procesos subaéreos.  / Universidad Eafit
En Minuto de Dios, en el Urabá antioqueño, la línea costera ha retrocedido 1.7 metros por año. Una investigación sugiere monitorear las energías de las olas y los procesos subaéreos. / Universidad Eafit

El mar se ha convertido en un enemigo silencioso para la comunidad de Minuto de Dios, un pequeño poblado ubicado en el municipio de Arboletes, en el Urabá antioqueño. Con sus fuertes olas destruye y se lleva a las profundidades las casas de los habitantes, que en su mayoría son pescadores o campesinos desplazados por la llegada de los paramilitares a las zonas rurales del país en la década de los 80. ¿Qué tan grave es el problema? Una investigación realizada por la Universidad Eafit, de Medellín, intenta responderlo. (Puede leer: La isla que se cae a pedazos)

En los últimos 15 años, según cifras oficiales, el mar ha sido responsable de la destrucción de 150 viviendas y la desaparición de ocho kilómetros de playa. En esta zona la línea costera retrocedió en promedio 1,7 metros por año debido a la erosión marina, un fenómeno que tiene en jaque a otros 86 puntos en el país y que, de seguir avanzando a la misma velocidad en el sector, podría desaparecer a un centenar de viviendas para 2060.

Para entender las causas, las consecuencias y los riesgos de la erosión marina en las costas de Colombia, desde finales de los 80 comenzaron a analizar en el país este fenómeno, que consiste en la pérdida, temporal o definitiva, de los territorios costeros por las corrientes de agua. Uno de esos estudios lo realizó Juan Felipe Paniagua Arroyave, investigador y profesor de la Universidad Eafit de Medellín, como parte de la segunda fase del proyecto del grupo de investigación de ciencias del mar de la institución, que empezó en 2010 con el financiamiento de Colciencias, bajo la dirección del profesor Iván D. Correa.

Con el objetivo de encontrar pistas sobre los cambios que ha generado la erosión en la costa de Minuto de Dios, Paniagua se basó en dos fotografías aéreas. La primera fue tomada en 1938 por el Instituto Geográfico Agustín Codazzi y la otra es de 2009, captada durante la Expedición Estuarina al golfo de Urabá, financiada por la Gobernación de Antioquia. Luego, por medio de un Sistema de Información Geográfica, en la fotografía antigua calcó la línea costera de ese entonces, basado en las coordenadas de la Proyección Magna Colombia Oeste, y lo comparó con la más reciente. (Le puede interesar: El efecto de las esponjas en la erosión de los arrecifes coralinos)

“En esa segunda fase quisimos plantear metodologías de modelado geomorfológico que permitirían las predicciones de erosión marina ante diferentes escenarios, teniendo en cuenta el cambio climático. De este fenómeno analizamos el ascenso del nivel del mar y desarrollamos modelos que permitieran predecir qué pasaría en las costas ante un escenario en el que se presente un incremento”, explica Paniagua. Pero, para desarrollar el modelo, añade el investigador, es necesario tener en cuenta cómo es el funcionamiento de la costa.

La costa trabaja como un sistema interconectado o dinámico, que se caracteriza porque sus componentes se retroalimentan entre sí. Las alteraciones en su funcionamiento pueden provocar retroalimentaciones positivas o negativas. Todos estos factores, dice Paniagua, hacen que la costa sea un sistema muy complicado de predecir, porque, con una modificación en una de sus variables cambia el panorama.

Paniagua y su equipo de trabajo decidieron centrarse en los sistemas de acantilados blandos, que son estructuras formadas por rocas poco resistentes, que en Colombia se encuentran en un ambiente tropical. “Las rocas pueden ser muy duras en principio, pero, si las pones al sol y al agua constantemente, su resistencia se ve afectada. Estas condiciones tropicales pueden hacer que, con en el tiempo, se debiliten y pasen por un proceso conocido como meteorización. Los acantilados de esta zona del país están en rocas muy meteorizadas”, aclara el experto. (Le puede interesar: Tierrabomba, un pueblo cansado y dolido)

Es el caso de Minuto de Dios, en donde sus acantilados cuentan con rocas muy débiles que con las fuertes olas hacen temblar las casas. Incluso, advierte Paniagua, en la carretera que conecta al municipio de Arboletes con Montería, para 2060 el mar estaría a solo 50 metros de la vía, situación que se replica en otras zonas, como San Juan de Urabá y Punta Rey, un corregimiento donde hace 40 años se podía llegar caminando y ahora, por la erosión marina, quedó reducido a un islote.

“En la antigua Punta Rey, donde las rocas son muy duras porque tienen herencia de corales, se mantienen las rocas, aunque ahora es un islote. En los sitios contiguos se dio un proceso de retroceso, de erosión, que es irreversible. Consideramos que este es un buen ejemplo para explicar lo que está pasando en la costa antioqueña. Nos basamos en imágenes de los conquistadores españoles y estudios pioneros en los que se ve claramente que existe una península, una costa que hoy ya no existe. Además, el mar está próximo a alcanzar la carretera principal en este corregimiento, lo que implicaría incomunicación entre la Costa Atlántica y el Eje Bananero. Un panorama bastante difícil”, dice Paniagua.

Con Punta Rey como antecedente, el equipo de investigación empezó a volver cuantificable este problema en Minuto de Dios, con mediciones sistemáticas y análisis mecánicos de cómo funciona el cambio en los procesos superficiales. “Lo que está pasando en este barrio, muy probablemente, ha sido producto de que esa península se rompió y, entonces, “una oleada” de erosión ha venido “bajando por la costa”. Por eso, con estos procesos, buscamos hacer predicciones para saber si la erosión va o no a acelerar”, asegura el geólogo.

La investigación se enfocó en proponer un modelo que les permitiera predecir qué pasaría ante un ascenso del nivel del mar en los acantilados de Arboletes, en donde ya tenían registros de retrocesos importantes en la posición de la línea de costa. Entre los principales hallazgos, resalta el estudio, se encontró que para 2060 la regresión de los acantilados blandos en Minuto de Dios puede ser de 85 metros con una liberación acumulada de aproximadamente 530.000 metros cúbicos de sedimentos. Para Punta Rey la tasa de erosión es de 25 metros por año y, explica Paniagua, en el tiempo analizado aproximadamente 1,5 kilómetros de costa quedaron sumergidos.

Tras encontrar estos resultados, el equipo de investigación continuó en enero de este año con la segunda fase del proyecto, que se dividió en dos etapas. La primera se centró en explorar cómo funciona la roca de los acantilados en esta costa cuando las olas pegan y, para ello, iniciarán con experimentos dinámicos de mecánica de rocas. Luego, en la segunda parte, se buscará entender cómo es la historia geológica reciente de esos acantilados. La principal incógnita es comprender cuáles procesos son los responsables de que esas rocas actualmente estén por encima del mar.

“Hay dos opciones para nosotros. Una es que únicamente fenómenos tectónicos, incluyendo el diapirismo de lodos, están levantando esas rocas y la otra es que las rocas estaban por debajo y fueron levantadas, además de las fuerzas tectónicas, por el peso del agua en un proceso llamado hidro-isostasia, que está relacionado con el derretimiento de los casquetes de hielo en los polos”, cuenta Paniagua.

El geólogo y el grupo de investigación son enfáticos al asegurar que aún faltan estudios más detallados para entender cómo funciona la erosión marina en el país y cuáles son las causas del retroceso de la línea de la costa en este sector del sur del Caribe. Estos vacíos en los datos han llevado a que los gobernantes tomen soluciones débiles ante la problemática. Una de esas medidas son los espolones, conocidos por ser barreras de piedra que se han levantado frente a las casas, escuelas y edificios. A lo largo de la costa antioqueña se han construido cerca de 150, pero muchas de estas estructuras no son eficaces porque no hay arena que retener, según los investigadores. (Puede leer: La campaña que intenta salvar a la tortuga carey de la extinción)

Las erosiones marinas seguirán siendo un enemigo silencioso, por eso el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, desde 2018, instauró un proyecto para contrarrestar sus consecuencias. Con el Plan Maestro de Erosión Costera logró identificar que 86 puntos en el país presentan este fenómeno, además, explicó que hay un débil cumplimiento de las normas de ordenamiento territorial. Aunque en la actualidad no hay suficientes datos sobre el incremento del nivel del mar en el país, el grupo de investigación lanza un llamado de atención sobre la problemática y señala, de manera enfática, que el fenómeno podría avanzar de manera acelerada por el cambio climático.

Por Paula Casas Mogollón / @PauCasasM

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