Publicidad

Recuperar la marimonda del Magdalena

El mono araña café es una de las 25 especies más amenazadas del país. Los primatólogos se unen y lanzan un llamado para su conservación y la de los ecosistemas que habita.

Lisbeth Fog
09 de marzo de 2014 - 02:00 a. m.
Los  ecosistemas preferidos por los monos  araña  se han fragmentado por la minería, las actividades agropastoriles  y la caza. / Gustavo Torrijos
Los ecosistemas preferidos por los monos araña se han fragmentado por la minería, las actividades agropastoriles y la caza. / Gustavo Torrijos

Jessica Mayorga lleva cuatro horas siguiendo a una manada de monos en medio de un bosque húmedo, caluroso y plagado de mosquitos, a orillas del río San Juan, en el Magdalena medio. Llegó hacia las 7 de la mañana, luego de cruzar el río en canoa desde la estación científica que tiene la Fundación Proyecto Primates en la hacienda San Juan del Carare. Le interesa conocer el proceso de aprendizaje de las crías y cómo se van familiarizando con los demás integrantes de su grupo. Cautelosa, los va siguiendo minuto a minuto, escribe en su cuaderno todo lo que sucede allá arriba en las copas de los árboles, mientras con un pañuelo de cuadros negros y blancos espanta los millones de mosquitos que tratan de posarse en su mejilla, en su frente, en sus orejas. Las manos las tiene cubiertas con guantes, pero su cuello está desnudo. Dice que ya está acostumbrada, pero reconoce que los primeros 15 días fueron infernales.

Esta estudiante de biología de la Universidad del Quindío realiza allí su trabajo de grado, bajo la dirección del primatólogo Andrés Link. Y es que esta especie de monos araña cafés (Ateles hybridus), también llamados marimondas del Magdalena, fue descubierta por primera vez en el año 2000. Se la encuentra desde el Magdalena medio hasta La Guajira, e incluso en Venezuela. Desde hace seis años han llegado a San Juan del Carare alrededor de 50 estudiantes de más de 20 universidades colombianas y extranjeras a estudiar su comportamiento. Quieren conocer todo sobre ellos por una sencilla razón: la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) ha declarado que su especie está críticamente amenazada.

El nicho del Carare

Luego de buscarlos como aguja, finalmente ubicaron este sitio al que se llega navegando tres ríos: el Magdalena, el Carare y el San Juan. El primer día no alcanzaron a bajarse de la canoa cuando lograron identificarlos trepados en las ramas más altas del bosque. De brazos y cola extremadamente largos y una especie de diadema blanca en su cabeza, Link y sus estudiantes ya conocen algunas de sus rutinas, costumbres, preocupaciones y caprichos, y hasta los llaman por sus nombres.

Jessica presencia su despertar y sus bostezos, luego sigue su trayectoria para buscar comida que en esta manada, a diferencia de otras especies, consiste en comer más hojas que frutas, lo que es un hallazgo para Link. “Eso significa que están pasando por una situación muy estresante y han tenido que adaptarse a condiciones más exigentes”, dice, llamando la atención sobre lo que más le preocupa: sus ecosistemas preferidos se han fragmentado —por minería, actividades agropastoriles y caza, pero también por efectos del clima— y deben vivir en espacios cada vez más reducidos. Los investigadores estiman que en la actualidad queda tan sólo un 22% de su hábitat original. “La pérdida de hábitat y la fragmentación son probablemente la principal amenaza para las poblaciones restantes” de marimondas cafés en Colombia.
Jessica sigue a Bachué, la mamá de Bochica. “Ellas saben que las estoy mirando”, dice, e incluso algunos días las crías han bajado para “invitarla” a jugar. Pero las madres no les quitan el ojo. “Tienen comportamientos muy bonitos”, explica Link, “las madres entienden cuando el paso de un árbol a otro es difícil para sus crías. La mamá se devuelve, se coge de los dos árboles y hace un puente que le permite a su pequeño pasar sin problemas”.

Son testigos de cómo se aparean, cómo interactúan, cómo se alimentan. A través de análisis hormonales de la materia fecal que recolectan pueden evaluar sus niveles de estrés —por la escasez de alimentos— y han encontrado que en pequeños fragmentos los monos araña cafés tienen niveles más altos de glucocorticoides —hormona también asociada al estrés en el ser humano— que otras especies, lo que los convierte en la primera especie que desaparecería por los procesos de fragmentación. También usan la genética para hacer estudios de paternidad y encontrar respuestas sobre cómo ha evolucionado la especie. “Son herramientas que combinadas con observación directa de los individuos, nos dan información valiosísima”, afirma Link.

La amenaza es evidente

Cuando iniciaron la investigación, en este fragmento de bosque de 70 hectáreas, tenían dos grupos. Uno con cuatro machos, seis hembras y sus crías, y el otro con cuatro machos, cinco hembras y algunas crías. Hoy en día el primer grupo se separó en tres y sólo quedan siete adultos. Del segundo grupo sólo quedan una hembra y un macho que llegó de otro fragmento. “Los grupos cambian mucho y han empezado a hacer cosas que antes no se habían observado, como cruzar el río por decisión propia, con los riesgos que esto significa, y aislarse en pequeños fragmentos de bosque, lo que los convierte en poblaciones inviables”, explica Link.

“Hicimos una simulación en computador con las características del ecosistema”, dice la bióloga Gabriela de Luna, “y si las cosas siguen como van, en 50 años no habrá más monos araña cafés”.

Por eso, además de conocer el comportamiento de las marimondas, Link tiene la meta de restaurar los bosques: “Necesitamos conectar los fragmentos. Tenemos aún muchos monos y estamos a tiempo de hacerlo”.

El logro de los estudios realizados hasta el momento es que ahora es posible diseñar planes de conservación basados en la evidencia. “Sabíamos que necesitamos bosques sanos y grandes para estos primates, porque son frágiles y vulnerables”, dice Link. “Ahora lo hemos comprobado con información científica”.

Como una primera medida se han aliado con la Alianza para la Conservación del Magdalena Medio, liderada por el zoólogo Neil Maddison, jefe de los programas de conservación del Zoológico de Bristol, Reino Unido, que reúne a más de 20 instituciones nacionales e internacionales y busca poner en la agenda la importancia de esta región, uno de los 35 hotspots del mundo como área de conservación. “El potencial de la alianza es trabajar conjuntamente, conseguir los datos científicos y resaltar la urgencia de conservación del área”, dijo.

Por Lisbeth Fog

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar