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Salvando al Parque Los Nevados hectárea por hectárea

En la década de los 60 la ganadería y los cultivos de papa avanzaban sobre este emblemático lugar de Colombia. Gracias al trabajo conjunto entre más de 20 entidades de cuatro departamentos, acuerdos con las comunidades y un plan de turismo responsable el ecosistema se recupera y goza de buena salud.

Redacción Bibo
10 de diciembre de 2020 - 02:00 a. m.
De las 61.420 hectáreas que conforman el Parque, cerca del 10 % se habían transformado en cultivos agrícolas. / Humboldt
De las 61.420 hectáreas que conforman el Parque, cerca del 10 % se habían transformado en cultivos agrícolas. / Humboldt

Germán Rodríguez se levanta todas las mañanas con uno de los paisajes más bellos de Colombia frente a sus ojos: el Parque Nacional Los Nevados y sus tres cumbres blancas: el nevado del Ruiz, del Tolima y el de Santa Isabel. Germán recibió durante la pandemia el mandato de cuidar este santuario, ubicado en el corazón del Eje Cafetero, al ser nombrado jefe del parque.

Sabe muy bien que existe una amenaza sobre la que poco o nada puede hacer a escala local, pues el calentamiento global está provocando el derretimiento de los glaciares. En el caso de los glaciares de Colombia, se estima, que desde 2010 hasta 2017, la reducción fue de 8,4 kilómetros cuadrados, una extensión equivalente a 7,4 veces la del Parque Simón Bolívar de Bogotá.

De acuerdo con el informe “Estado de los glaciares colombianos”, el caso más inquietante es el del volcán nevado Santa Isabel, que perdió el 37 % de su área de enero de 2016 a febrero de 2018. Los nevados del Ruiz y Tolima también presentaron una tendencia de pérdida: 7 % de su área entre 2016 y 2017. Mientras el planeta entero no logre frenar la emisión de gases de efecto invernadero, los glaciares seguirán desvaneciéndose ante nuestros ojos.

Pero hay otra amenaza que motiva a Germán a saltar todos los días de la cama y, en compañía de otros funcionarios de parques, emprender largas caminatas por diferentes sectores del parque: mantener intacta sus coberturas vegetales, proteger las zonas de páramo y tratar de impulsar la restauración de las zonas afectadas por la ganadería, la agricultura y el turismo desordenado.

La historia del parque está fresca en su memoria. La ha leído y se la han contado sus colegas, también la ha ido reconstruyendo con algunos de los miembros de las catorce familias que aún habitan dentro del parque. En los años 60 en esta zona vivían cerca de 206 personas. De las 61.420 hectáreas que conforman el Parque (creado en 1973), cerca del 10 % se habían transformado en cultivos agrícolas o habían sido convertidas en pastizales por donde las vacas se paseaban para arriba y para abajo, a pesar de su fragilidad ecológica.

“El parque no puede ser una isla. Estamos en un paisaje de la cordillera Central que tiene todos los lazos de conexión con un territorio interesante donde conviven múltiples actores e intereses”, dice consciente de que el ideal de conservar un parque como este no consiste en darles la espalda a las comunidades cercanas, sino trabajar de la mano con ellas para proteger los ecosistemas.

Varias estrategias se han conjugado para lograrlo gracias al proyecto “Páramos: biodiversidad y recursos hídricos en los Andes del norte”, iniciativa regional financiada por la Unión Europea y una red de organizaciones de países andinos. En el caso de Colombia, el proceso ha sido coordinado por el Instituto Humboldt, en el Eje Cafetero ha sido liderado por la Corporación Autónoma Regional de Risaralda (Carder) y Parques Nacionales Naturales. El objetivo en esta región ha sido proteger 133.666 hectáreas del complejo de páramos Los Nevados, de los cuales 55.920 están dentro del Parque Los Nevados.

El proyecto permitió impulsar la firma de acuerdos voluntarios con las familias para tratar de reducir esas presiones sobre el territorio, abarcando incluso zonas de páramo más allá de los linderos del parque en los departamentos de Tolima y Valle del Cauca. Las familias dentro del parque han entendido que es su deber ser guardianas de este lugar, por lo que han ido transformando su actividad económica centrada en ganadería y cultivos de papa y entregando hectáreas para conservación. Entre 2017 y 2019 se iniciaron procesos de restauración ecológica sobre 258 hectáreas bajo la guía de la organización Wildlife Conservation Society. Aún queda el reto de recuperar otras 3.333 hectáreas.

La promoción del turismo sostenible ha sido otra de las claves. El Parque de los Nevados es uno de los más visitados de Colombia, con 50.000 turistas al año. Las familias dentro del parque y los habitantes en zonas aledañas han entendido que ese es uno de los mejores motores de su economía. Varios de ellos han participado en un diplomado en turismo sostenible con énfasis en experiencias de alta montaña. En el municipio de Salento se impulsó una reglamentación del turismo para que sea imitada por otros municipios.

Erika Nadashowski, de la Subdirección de Gestión Ambiental Territorial de Carder, ha acompañado el proyecto desde su formulación, en 2014: “Lo que más satisfacción me produjo fue trabajar con las comunidades y mostrarles que ellos son parte del proceso. Ellos estaban asustados porque pensaban que debían salir, pero cuando entendieron que las nuevas reglamentaciones los protegen, decidieron participar activamente revisando con nosotros la cartografía, delimitando zonas, impulsando la restauración e involucrándose en el turismo”.

Al esfuerzo por cuidar este santuario se sumó recientemente la Corte Suprema de Justicia, al fallar una tutela del ciudadano Juan Felipe Rodríguez Vargas en la que pedía tomar medidas adicionales de protección. La Corte declaró que el Parque Nacional Natural de los Nevados “es sujeto de derechos; es decir, tiene derecho a que se proteja su vida, su salud y su ambiente sano”.

Por Redacción Bibo

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