Usar madera para combatir el hambre

Científicos del Instituto de Recursos Naturales Luke, de Finlandia, buscan crear una proteína a partir del aserrín para alimentar a los peces. También prometen disminuir la deforestación.

Redacción Medio ambiente
19 de septiembre de 2017 - 04:39 a. m.
Risto Korpinen trabaja en el Instituto de Recursos Naturales Luke, de Finlandia.  / Foto: Erkki Oksanen - Tomada de www.luke.fi
Risto Korpinen trabaja en el Instituto de Recursos Naturales Luke, de Finlandia. / Foto: Erkki Oksanen - Tomada de www.luke.fi

A Risto Korpinen, doctor en ciencias de la tecnología del Instituto de Recursos Naturales Luke, de Finlandia, lo ha cautivado un fenómeno que se da en su país. En el sector de madera se producen cada año 3,3 millones de metros cúbicos de aserrín, un residuo que es visto por la mayoría como simple basura. Claro, hay algunos que lo usan para producir biocombustible, pero lo que Korpinen encontró en este “desperdicio” fue una solución para combatir el hambre en el mundo.

Su proyecto, titulado MonoCell, busca usar el aserrín para crear una proteína de alta calidad que pueda utilizarse para alimentar a los peces. “El mundo lleva mucho tiempo atorado en una discusión sobre los desafíos que implicará la producción de comida en el futuro, y esta fue una de las razones por las que llegué a esta idea”, afirma Korpinen a Kaskas Media.

Según Korpinen, es ilógico que, ad portas de una crisis de seguridad alimentaria, se siga alimentando a los pescados de granja con soya o especies de pescados salvajes, como sucede hoy en día. Por esto, la proteína propuesta por MonoCell actuaría en este eslabón de la cadena alimentaria para asegurar una mejor redistribución de la comida.

Además, esto permite atacar dos frentes ambientales: el colapso de las poblaciones de peces salvajes y la deforestación que generan los cultivos de soya. Aunque la soya se ha convertido en el alimento ejemplar de muchos vegetarianos, sus beneficios medioambientales no son tantos. Es más, en países como Brasil y Argentina, gran parte de la deforestación es atribuida a los cultivos de soya.

“En Finlandia usamos muchos alimentos importados, como la soya, para la alimentación de los peces, por lo que la industria carece de una opción doméstica sostenible”, continúa el científico.

No obstante, que Korpinen se haya fijado en el aserrín no es gratuito. Cuando cursaba su máster en la Universidad Abo Akademi, también en Finlandia, hizo su tesis sobre cómo crear celulosa a partir del aserrín. Ahora que ya cuenta con un doctorado en ciencias de la tecnología, su misión es descifrar cómo hacerlo del todo comestible.

Aunque su idea tiene algo de descabellada, no es la primera vez que se piensa en la madera como alimento. Durante las hambrunas que vivió Finlandia en el siglo XIX, parte de su pueblo logró sobrevivir a punta de comer pan con corteza de pino, comida a la que volvieron a acudir años después, durante la Guerra Civil de Finlandia, en 1918. Entonces, si las personas pudieron sobrevivir a punta de madera, ¿por qué no lo habrían de hacer los peces?

Aunque el proyecto despegó en agosto de 2017, la idea es que los investigadores tengan los primeros resultados entre septiembre y octubre de este año. Lo que, según explica Korpinen, podría convertirse en un negocio bastante rentable, pues las fábricas de pulpa ya tienen las instalaciones adecuadas para desarrollar y utilizar la proteína creada por MonoCell. Por ende, la inversión en infraestructura no tendría que ser mayor.

“El sector de madera podría establecer unidades de producción de proteínas en sus propiedades y beneficiarse”, añade Korpinen en la nota publicada en Kaskas Media.

Aunque en la primera impresión la idea no suene muy esperanzadora, no deja de ser un primer paso para pensar nuevas soluciones en pos de superar la hambruna mundial. Sobre todo cuando se estima que para 2050 habrá aproximadamente 2.000 millones más de personas sin alimentos que en la actualidad. A lo que se suma que la cantidad de tierra cultivable por persona disminuirá 600 metros cuadrados. Por eso, empezar por encontrar una nueva fuente para alimentar los peces podría ser un gran primer paso.

Por Redacción Medio ambiente

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