Turismo

7 hoteles en Colombia para una escapada romántica de lujo

Un viaje en pareja siempre será una buena oportunidad para reconectarse y guardar recuerdos inolvidables; además, en Colombia hay muy buenas opciones para hospedarse entre el lujo y la naturaleza. Estas son algunas alternativas en diferentes regiones del país.

María Alejandra Castaño Carmona
10 de febrero de 2022 - 07:00 p. m.
Siete hoteles para una escapa romántica de lujo.
Siete hoteles para una escapa romántica de lujo.
Foto: Cortesía

En febrero muchos países del mundo celebran el amor, una buena excusa para planear un viaje en pareja y disfrutar de algunos de los lugares más fascinantes del país.

“Colombia tiene destinos que permiten a las parejas disfrutar de experiencias muy diferentes gracias a su diversa oferta. Cada región ofrece características culturales y naturales especiales, que hacen que sea mágico ir a conocer cada departamento. Además, es un destino turístico económico si lo comparamos con otros países de la región; eso también lo hace muy competitivo”, asegura José Manuel Cimadevilla, miembro colaborador del Centro de Investigación, Divulgación e Innovación Turística (Iditur) de la Escuela de Management en Turismo Ostelea y director ejecutivo de Cotelco Joven.

Además de la riqueza natural de los destinos, las agencias de viajes y los hoteles también se han fortalecido para ofrecer destacadas propuestas. Estas son solo siete recomendaciones de alojamientos en diferentes lugares de Colombia.

1. Casa Oropéndola, en la Sierra Nevada de Santa Marta

Casa Oropéndola es una cabaña de bosque ubicada en el corazón de la Sierra Nevada de Santa Marta, una exuberante cordillera que se eleva desde el mar Caribe hasta 5,776 metros sobre el nivel del mar. La casa se encuentra a 1,500 metros, entre densos bosques tropicales y cafetales, y está bendecida con una vista perfecta del océano. Este ecosistema es particularmente único por las formaciones de bosque nuboso que albergan una biodiversidad increíble.

“Sólo aquí, uno puede experimentar una inundación de nubes que se elevan de la montaña y luego se desvanecen lentamente hacia el cielo para un increíble atardecer –todas las tardes”, dicen los propietarios de la casa.

En Casa Oropéndola cuentan con personal asignado que incluye host bilingüe experto en naturaleza y senderismo, chef profesional especializado en ingredientes orgánicos locales y ama de llaves.

También incluyen tres comidas gourmet al día incluidas en cada estadía, además de snacks, jugos de fruta naturales, café té, y almuerzos picnic para excursiones.

Para complementar la experiencia, los huéspedes pueden optar por tomar un helicóptero y sobrevolar los sitios arqueológicos de Ciudad Perdida y el Parque Nacional Natural Tayrona.

Además, Casa Oropéndola está comprometida con el turismo responsable, por lo tanto, entre sus iniciativas está que un porcentaje de sus ganancias están dedicadas a apoyar a las comunidades indígenas locales.

2. Casa San Agustín, en Cartagena

En los últimos años Cartagena ha ganado destacados reconocimientos que la posicionan mundialmente como un destino de luna de miel. Su ciudad amurallada, la brisa cálida, el mar Caribe, la oferta gastronómica, entre otras, hacen que el romanticismo y el amor se sienta en el aire.

En Cartagena también hay una amplia oferta hotelera donde resalta el lujo y los detalles. Una de las opciones es la exquisita Casa San Agustín, un auténtico hotel boutique que refleja el fresco estilo contemporáneo de la capital de Bolívar y la colorida sensibilidad caribeña.

Allí podrá experimentar un ambiente lujoso y relajado, que fue reimaginado para mantener un patrimonio colonial intacto dentro de las tres casas blancas que lo componen. Sus 20 habitaciones y 10 suites detalladamente decoradas conservan el auténtico estilo colombiano, mientras que incorpora los servicios y amenidades modernos para los viajeros de hoy.

Desde los frescos originales de su biblioteca hasta los techos con vigas de madera de siglos de antigüedad en las habitaciones, la arquitectura de Casa San Agustín evoca la rica historia de la ciudad del siglo XVII.

La Suite del Virrey, por ejemplo, está equipada con un jacuzzi al aire libre, dos terrazas con una vista excepcional, ropa de cama Frette de lujo, salón separado y comedor, exclusivas amenidades Ortigia, entre otros.

Entre las experiencias con las que cuenta Casa San Agustín, es la playa privada Acasi, exclusiva para los huéspedes del hotel, ubicada en la isla Barú, a donde se llega navegando 45 minutos en bote privado desde Cartagena.

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También cuentan con Aurum Spa y el Restaurante Alma donde podrá disfrutar de una experiencia gastronómica de lujo, con los mejores productos de temporada y un recorrido por los sabores de Cartagenera fusionados con técnicas internacionales.

3. Casa del Presidente, en Barichara

Barichara, considerado por muchos como el pueblo más bonito de Colombia, es otra muy buena opción para unos días en pareja. Sus calles empedradas, el color de sus casas, la naturaleza que rodea al pueblo Patrimonio de Colombia y la amplia oferta gastronómica hacen de este destino una buena alternativa para un viaje romántico.

Su nombre es literalmente una invitación al sosiego, en lengua guane, Barichara significa “lugar para el descanso” y una gran opción para ser cómplice de sus días de renovación es Casa del Presidente, un hotel de lujo de cinco habitaciones, que fue el hogar del difunto expresidente Belisario Betancur, y donde se podrá rodear de Buganvilias y suculentas, vistas majestuosas, jardines amplios, piscina y obras de artistas y artesanos de Barichara.

Este icónico hotel, también ofrece una experiencia personalizada con servicios que incluyen chef de planta que crea un menú basado en las preferencias y requerimientos de cada huésped, mientras resalta la riqueza gastronómica de la región y apoya productores pequeños y locales.

Allí, podrá levantarse con pan recién horneado y mermeladas de frutas hechas en casa, y terminar el día con una cena de platos tradicionales con un toque moderno iluminados con una fogata.

Casa Barichara también ofrece opciones con expertos para crear un viaje perfecto diseñado para su bienestar. Puede disfrutar de sesiones de yoga personalizadas, meditación, masajes, servicios de spa, terapias de cuenco tibetano y clases de canto vibratorio.

Asimismo, Casa del Presidente está comprometida con generar un impacto positivo en la comunidad. Por eso, entre muchas otras estrategias, sus ganancias son destinadas a financiar proyectos sociales, educativos y culturales, incluyendo iniciativas que ayuden a preservar técnicas artesanales en el tiempo y mejorar la calidad de vida de los artesanos.

4. Corocora Camp, en Casanare

Corocora Camp es un campamento exclusivo diseñado para darles a los viajeros la oportunidad de vivir la fauna colombiana, sin comprometer la comodidad, la conservación ni el servicio.

Este lugar, ubicado en una reserva privada remota en Casanare, es accesible por avión, helicóptero o carro, y ofrece experiencias como pasar sus días cabalgando, descubriendo fauna silvestre desde vehículos 4×4, en expediciones de helicóptero, practicando ornitología o canotaje, pescando pirañas o viviendo la cultura llanera, cuyos cantos distintivos fueron declarados patrimonio cultural intangible por la Unesco.

También pueden hacer caminatas, acompañados por un guía científico bilingüe y un llanero auténtico con conocimiento empírico sobre la fauna silvestre colombiana, donde saldrán a la búsqueda de osos hormigueros, caimanes, monos aulladores, pumas y más de 270 especies de aves.

La gastronomía también se destaca en Corocora Camp, quienes ofrecen una experiencia enfocada en productos de origen local y técnicas tradicionales con un toque gourmet para exhibir lo mejor de la gastronomía colombiana.

Además, el hotel es responsable con el medioambiente. Corocora Camp es un modelo de hospedaje que financia proyectos de conservación de fauna vulnerable en Colombia. Y, trabajando con fundaciones y comunidades locales, implementan prácticas sostenibles y colaboran con proyectos de investigación.

De la misma forma, con el uso de paneles solares, sistemas de filtración de agua, programas de reciclaje y compostaje, y el uso de materiales ligeros y biodegradables, el campamento tiene un consumo mínimo de plástico y materiales dañinos para reducir el impacto sobre el medio ambiente.

5. Sazagua, en Pereira

Sobre el valle de Risaralda en medio de la naturaleza exuberante, en el corazón del Paisaje Cultural Cafetero, declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO, una región que se caracteriza por su cultura, gastronomía y paisajes, se encuentra Sazagua, un hotel boutique que cuenta con 18 habitaciones, para diferentes gustos, presupuestos y necesidades, rodeadas de verde, sonidos naturales, aves, olores frescos y arrullo nocturno de la tierra.

Atendido por personal cálido, Sazagua rinde homenaje a la historia del territorio, reconociendo a sus antepasados los Quimbaya y valorando la labor de los campesinos de la región.

La gastronomía del hotel también se destaca. “En nuestro placer por compartir y disfrutar, traemos los mejores productos, de nuestras montañas, valles y los dos océanos. Somos una esquina única en el norte del sur, y nosotros justo en el centro”, dicen.

En el restaurante de Sazagua convergen todos los caminos de los territorios colombianos y ese es el reflejo de sus menús, su afán es construir nuevos sabores a partir de la tradición, pero sin miedo a ir más allá, son viajeros pensando en viajeros. “Ofrendamos a nuestra vida a través del comer”, aseguran.

Por su parte, el spa es un espacio que lo lleva al encuentro con lo más sagrado de su ser. Inspirados en la cosmovisión Quimbaya y las tradiciones cafeteras, diseñaron experiencias de autor, entregadas a través de rituales y terapias que desintoxican la mente, equilibran las emociones y relajan el cuerpo.

Entre las experiencias que ofrece Sazagua está una cabalgata y picnic en la hacienda “El Palomar”, cata de frutas, taller de cestería, clase de cocina, tributo a la panela y al café, entre otras.

6. Casa Letty, en Barú

Casa Letty es una casa de playa privada ubicada en Barú, a solo 45 minutos en carro de la ciudad amurallada de Cartagena. Con cuatro dormitorios, una piscina infinita de 20 metros y 70 metros de playa privada, esta es una escapada a la playa ideal para familias, amigos o parejas que buscan privacidad y un servicio ultrapersonalizado.

Diseñada por el renombrado arquitecto colombiano Alberto Burckhardt, la casa abraza el entorno natural y la vegetación de la isla, al tiempo que brinda la máxima comodidad y estilo a los huéspedes.

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Además, con un sistema de paneles solares para alimentar completamente la casa y diversas prácticas integrales de sostenibilidad, Casa Letty busca minimizar la huella de carbono y el impacto ambiental.

La experiencia gastronómica de Casa Letty está dirigida por el chef Alejandro Ramírez, uno de los chefs más reconocidos de Cartagena y el cerebro detrás de restaurantes icónicos como María y Pascal.

Pase sus días relajándose, navegando en kayak, practicando remo, buceando y explorando el archipiélago de las Islas del Rosario a bordo de la lancha rápida de la casa, entre otras actividades para todos los gustos.

7. El Cielo, en la Sierra Nevada de Santa Marta

Para los amantes de la naturaleza, que no quieres sacrificar el lujo y la comodidad, pero que buscan un hospedaje sostenible rodeado de belleza natural, El Cielo es una gran elección.

Esta casa, con vista extraordinaria y ubicada muy cerca de Minca, Magdalena, está ubicada en la Sierra Nevada de Santa Marta, a 1980 Metros sobre el nivel del mar. Desde allí podrá ver el mar Caribe y la Ciénaga Grande, mientras está rodeado de bosque primario.

El Cielo cuenta con dos villas detalladamente equipadas para brindarle todas las comodidades que necesita en su estadía.

Entre las experiencias con las que cuenta El Cielo está explorar lugares mágicos y místicos, limpiar su espíritu en aguas puras y cristalinas, ver la nieve perpetua de los picos nevados de la Sierra Nevada de Santa Marta, caminar por vías milenarias mientras está frente a frente con especies endémicas y sentir el reconfortante contacto directo con la naturaleza, visitar una finca cafetera, cultivar en la huerta orgánica, entre otros.

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