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11 de noviembre

Un recorrido por la historia de las conmemoraciones de la independencia de Cartagena de Indias.

Alberto Abello Vives*
17 de noviembre de 2014 - 02:13 a. m.
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El 11 de noviembre se conmemoraron 203 años de la independencia de Cartagena de Indias, primera ciudad de la Nueva Granada en declarar la independencia absoluta de España. Ya en 1812, cuando había expedido la Constitución, autoridades y población recordaban esa fecha con un gran festejo. Hubo además de tedeums, gran regocijo popular con músicas y máscaras.

Luego de la Reconquista española, entre 1815 y 1821, y del gran sacrificio de la ciudad, la llegada del 11 de noviembre se constituía en una fiesta republicana que fue incorporando, con el paso del tiempo, las expresiones culturales surgidas en la Colonia. Motivos sobraban: en la noche de San Juan de 1821, el general José Padilla, al mando de las naves republicanas, derrotó al reducto de españoles refugiados en la ciudad amurallada, luego de la batalla de Boyacá de 1819. El 10 de octubre de ese mismo año, los últimos colonizadores salieron de la bahía de Cartagena rumbo a Cuba. Cartagena, a orillas del Caribe, abrió y cerró la independencia nacional.

Los historiadores e investigadores de Cartagena se han encargado de mostrar la evolución de los festejos novembrinos al son de las circunstancias de la ciudad. Recordemos que el resto del siglo XIX, la otrora Ciudad Heroica declinó, perdió población y dinamismo económico. Sectores de la élite se acomodaron a la dirigencia nacional andina y conservadora y con ello asumieron las visiones de subvaloración que la construcción de la nación colombiana les imponía a las manifestaciones populares oriundas del Caribe. Las fiestas novembrinas sufrieron el desprecio de quienes querían otro tipo de certamen digno de la herencia hispana. Las músicas y bailes de la población mayoritariamente negra les molestaban.

En 1955, la película colombo-mexicana Llamas contra el viento, producida por Alfonso López Michelsen, con la puesta en escena de Delia Zapata, dejó un testimonio desde la ficción de los dos caminos que tomó la conmemoración del 11 de noviembre. Por un lado, un certamen de belleza, con reinas y cadetes de la Armada Nacional, y por el otro, danzas tradicionales, disfraces y músicas que fueron quedando en la memoria de los mayores. Finalmente, las fiestas populares entraron en una profunda crisis y ya las nuevas generaciones no les encuentran sentido a unos desfiles en los que son simples invitados y observadores, con la complicidad de medios y empresas privadas. De actores vivos y partícipes de las fiestas, la población con sus manifestaciones pasó a estar en condición de subordinación de desfiles organizados por una empresa privada que hace parte de la cadena de negocios de la industria de la belleza. Como saldo, es manifiesta la amenaza de la supervivencia de las expresiones más representativas del patrimonio inmaterial de los cartageneros.

Hace más de dos décadas, la Fundación Gimaní Cultural promovió el resurgimiento del Cabildo de Getsemaní, convocando la reorientación de las fiestas. Desde hace once años, un nuevo Comité de Revitalización de Fiestas de Independencia trabaja mes a mes en fortalecer y reinventarlas. Como resultado de su trabajo, decenas de escuelas cuentan con comparsas y danzas, y muchos barrios de la ciudad con sus propios carnavales, bandos y desfiles. Ante la exclusión, los vecinos de distintas localidades han desarrollado diversas iniciativas para hacer su propia celebración. Investigaciones, libros, foros, seminarios, talleres de utilería festiva y máscaras han sido promovidos por los cartageneros que quieren retomar el verdadero sentido de las fiestas. Las fiestas de noviembre pasaron a nombrarse como Fiestas de Independencia.

Ante la inminencia de la conmemoración del bicentenario de la independencia cartagenera en 2011, el gobierno local de entonces hizo grandes esfuerzos para alcanzar el deslinde del concurso de belleza y recuperar el sentido del 11 de noviembre y su festejo popular. Nació el Desfile de la Independencia, iniciativa que desde hace un año dejó de hacerse por decisión de la Alcaldía.

La actual administración cartagenera ha traído consigo un profundo retroceso en la revitalización de las fiestas, a tal punto que requieren ser salvaguardadas. Por ello, el Comité de Revitalización, conjuntamente con el Ministerio de Cultura, se congregó el 11 de noviembre en el fuerte de San Felipe de Barajas para iniciar los pasos que conduzcan a que las Fiestas de Independencia sean incluidas en la lista de expresiones representativas del patrimonio cultural de los colombianos. La ciudad vive una contrarreforma cultural de la que hace parte el cambio de su escudo republicano —el de las cadenas rotas— por el escudo colonial —el de la cruz y la corona—.

Los promotores de las Fiestas de Independencia anhelan que el 11 de noviembre vuelva a ser un día festivo inamovible del calendario nacional. Aspiran a contar con un plan especial de salvaguarda que le dé fuerza a la revitalización y promueven que los medios de comunicación vuelvan su mirada a las expresiones tradicionales. Saben que sólo unas fiestas incluyentes acabarían con las señales de violencia callejera, producto de la situación arriba descrita. Sueñan con uno de los más bellos carnavales de Colombia, entre la muralla y el mar Caribe.

Por Alberto Abello Vives*

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