:format(jpeg)/www.elespectador.comhttp://thumbor-prod-us-east-1.photo.aws.arc.pub/jKv0uiQbOW9W4UehEgQdu6N0LSM=/arc-anglerfish-arc2-prod-elespectador/public/MD4G7LBT3RCPVJ46DB7JHZPPMU.jpg)
"Hace tres años me cambió la vida. Yo antes delinquía, le hacía daño a la gente de Charco Azul, ahora busco enmendar mis errores y hacer el bien a mi barrio. Me reconocen como una lideresa social y no como una delincuente", dice Viviana Viveros, una mujer de 30 años que participó de Cure Violence - Abriendo Caminos, una estrategia del programa de Territorios de Inclusión y Oportunidades (TIO) que se implementa desde hace dos años en Cali, junto a la Fundación Alvaralice, para reducir los índices de violencia urbana en la ciudad.
Juan Camilo Cock, subsecretario de los TIO, explicó que entre los principales retos del municipio está salir de la pobreza, reducir la violencia y los niveles de exclusión en las zonas más marginadas. "Desde el 2012 la alcaldía se enfocó en dar una mirada territorial a las zonas donde hay mayores índices de violencia y pobreza en Cali", mencionó el funcionario.
Como parte de la estrategia, desde 2018 comenzó a funcionar el programa Abriendo Caminos bajo la metodología Cure Violence, un programa creado en Estados Unidos en el año 2000 para disminuir los índices de violencia en las ciudades bajo un método con enfoque de salud pública. "Cure Violence es una metodología que aplicaron en Chicago, Estados Unidos y tiene como fin darle una mirada diferente al tema de la violencia. La vemos como un fenómeno que se comporta como las enfermedades contagiosas. Si hay un hecho de violencia, puede contagiarse y generar otros actos subsecuentes", explicó el subsecretario.
Para su implementación en Cali, la alcaldía inició un programa piloto en los barrios Charco Azul, comuna 13 y Comuneros I, comuna 15, ambos al oriente de la ciudad. Estos dos territorios estaban catalogados dentro de los más peligrosos, según datos de la alcaldía.
Sin embargo, gracias al programa, del 100 % de los conflictos que habían en Charco Azul, el 44 % fueron resueltos totalmente, el 42 % resueltos temporalmente, un 11,9 % están en resolución en curso y un 2 % no fueron identificados ni intervenidos. En el barrio Comuneros I, las cifras apuntaron que del total de conflictos y violencia urbana, un 54,8 % fueron resueltos en su totalidad, 35 % de manera parcial, 6,4 % están las resoluciones en curso y un 3,8 % fueron conflictos desconocidos para el programa.
Viviana Viveros, beneficiada de Abriendo Caminos, relata que antes en Charco Azul las oportunidades para salir adelante eran casi nulas, sin embargo, desde que entró a participar de esta metodología que busca curar la violencia, "he podido hacer varios estudios técnicos en el Sena, ya uno no ve a muchos jóvenes en las drogas o robando como antes sino que los ve interesados en buscar nuevos proyectos de vida y en salir adelante sin hacer el mal", comenta.
La metodología utilizada para el programa se basa en identificar a varios actores sociales dentro de la misma comunidad, que conozcan las personas del barrio y sean reconocidos como líderes sociales para luego asignarles los roles de enlace o interruptor.
Las personas que son enlace son las encargadas de acompañar a todas las familias del barrio, escucharlos, visitar sus casas y conocer sus necesidades para luego contactar a entidades que ofrezcan oportunidades de progreso para la comunidad. Los interruptores son las personas encargadas de intervenir de manera inmediata en caso de que se presente algún conflicto en el barrio.
Para este programa piloto, en cada barrio se eligieron seis interruptores, dos enlaces y un coordinador del programa. De esta forma, eran las mismas personas de las zonas las que iban interviniendo sus propios barrios teniendo en cuenta las características de cada territorio.
De acuerdo con los datos que expuso la alcaldía de Cali, en el barrio Charco Azul, las actividades que realizaron durante los 18 meses del proyecto estuvieron encaminadas a: generar conciencia de la tendencia a la violencia urbana, enseñar cambios de norma, construir relaciones entre la comunidad y sensibilizar sobre la importancia del programa Abriendo Caminos.
Le puede interesar: La comuna de Cali que eliminó las fronteras invisibles
Entre ambos barrios, durante el proyecto, se intervinieron 1.310 personas entre adultos, jóvenes y niños que se beneficiaron de la metodología para curar la violencia.
Cock, subsecretario de los TIO, aseguró que los tipos de conflictos en los que más mediaron en el barrio Comuneros I fueron las peleas entre pandillas, el conflicto vecinal y el hurto. En Charco Azul, las intervenciones estuvieron dirigidas a disminuir el conflicto vecinal, el consumo de drogas y licor y la violencia doméstica.
"Este programa se nutre de las actividades que todas las secretarías nos ofrecen. Trabajamos con la secretaría de Paz y Cultura Ciudadana para vincular laboralmente a las personas al programa de Gestores de Paz, una iniciativa de la alcaldía que emplea en temas de cultura ciudadana a expandilleros, reincorporados y víctimas del conflicto; trabajamos con la secretaría de Seguridad para implementar medidas que disminuyan que mejoren las condiciones de los barrios y con la secretaría de Cultura para llevar a los territorios actividades y generar progreso social", mencionó Juan Camilo Cock.
El objetivo del Abriendo Caminos, según el funcionario, era dejar de normalizar la violencia en estos territorios y generar oportunidades. "A nuestros barrios les cambió la cara, ya no nos catalogan como uno de los más peligrosos sino que nos identifican como unas zonas donde el cambio está llegando", expresó Viveros.