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María Alejandra Gómez Forero apenas tiene cinco años. Tiene la piel blanca, el cabello color dorado y los ojos oscuros. Quería ver al papa Francisco durante su visita a Medellín Francisco y presentarle una canción de bienvenida con sus compañeras, pero como era difícil -casi imposible- decidió escribirle una carta con la ayuda de su abuela Laura Cepeda. Lo hizo en la noche del viernes 8 de septiembre, víspera de la llegada del papa a la capital antioqueña.
Supo de la existencia de Francisco en las Bethlemitas, un colegio católico de Medellín, donde las hermanas de la congragación de Belén le contaron a ella y a sus compañeras del grado jardín la historia del máximo jerarca de la Iglesia Católica.
En las clases se aprendieron la canción de bienvenida de la administración de la ciudad, pintaron dibujos para él y tenían una imagen suya en el tablero del salón.
El pasado 9 de septiembre, cuando llegó con su papás y su abuela a un sector de la autopista por el que pasaría el papamóvil en el segundo recorrido del pontífice en Medellín, se sentó al borde de la calle para esperar su llegada.
Su familia les comunicó a los policías que estaban cerca el deseo que ella tenía de entregarle esa carta personalmente, pero cuentan que por motivos de logística era difícil detener la caravana para presentarla con él.
En un sobre blanco con la leyenda "para el Papa Francisco" en mayúscula y color negro, guardó la carta. Al interior estaban los dibujos que había hecho para él acompañados de un mensaje que quería compartirle:
“Gracias por interceder por todas las familias del mundo. Por todos los niños para que Diosito nos proteja, por toda mi familia, por mis abuelos, por las familias que sufren. María Aleja”.