Las voces de la tragedia de Guatapé

El naufragio ayer en la tarde de un barco de turismo en la represa de Guatapé, Antioquia, dejó seis muertos.

Maryluz Avendaño
26 de junio de 2017 - 02:53 a. m.
Imagen de la tragedia en el embalse de Guatapé, Antioquia, captadas por turistas. 
 / Toma de video archivo particular
Imagen de la tragedia en el embalse de Guatapé, Antioquia, captadas por turistas. / Toma de video archivo particular

“Estamos vivos de milagro, ese barco no tenía nada”. Muchas historias son las que se escuchan. Los sobrevivientes narran los momentos de pánico que vivieron durante la emergencia, 99 fueron rescatados y 40 más salieron por sus propios medios. Algunas voces dicen que el barco estaba averiado desde hacía dos meses, y que lo repararon en la laguna. Otras, por supuesto, lamentan la tragedia.

Éder Tobón, un hombre de aproximadamente 30 años de edad, robusto y conductor de un bus de servicios especiales, llegó con José Gilberto Villegas y su familia, conformada por 20 personas, en la tarde del domingo al municipio de Guatapé a disfrutar de un paseo en barco por el embalse. Abordaron la embarcación “El Almirante”, y pocos minutos después una fuerte explosión los puso de frente con la muerte. Dieciocho lograron salir con vida, pero dos de sus familiares continuaban desaparecidos ayer en la noche. Sus testimonios son un reflejo de lo vivido en la embarcación y las nulas medidas de seguridad que tenían para los pasajeros.

Éder Tobón: “Venía con unas personas desde Medellín, porque manejo un carro de turismo. Llegamos aquí y me monté con ellos a dar una vuelta en el barco, como siempre hacemos en Guatapé. Más o menos 10 minutos después del barco haber zarpado empezó un ruido muy maluco en la parte de los baños de los hombres. Empezamos a ver que el agua estaba entrando demasiado y la gente empezó a subir a los pisos superiores y yo me quedé con unos niños pequeños. No sé cuántas personas iban, pero estaba a tope, y no sé qué capacidad tenía ese barco.

“La gente esperó hasta lo último para tirarse al agua, nadie se movía, no se tiraban sino cuando ya estaba ladeado. Yo le pongo que se demoró entre cinco y diez minutos para hundirse”. Cuando el barco se hundió yo salí con los niños y los monté a una lancha porque llegaron muy rápido, pero a mí me tocó salir nadando porque no podía conmigo por gordo, se volteaba. Eso fue muy horrible, gracias a Dios esos niños salieron bien y yo logré llegar sin problema a la orilla. Tengo dos personas desaparecidas que venían en el carro conmigo”.

José Gilberto Villegas: “Nosotros íbamos en el barco normal. Nos montamos toda la familia, veníamos 20 desde Medellín. Ese barco era como de cuatro pisos, en el primero siempre había bastante gente, en el segundo no tanta. Apenas íbamos y por ahí a los 10 minutos de haber arrancado cuando fue que sentimos un estruendo muy bravo y eso fue impresionante porque una de las partes se partió y el barco se ladeó al lado izquierdo, entonces todos asustados y la gente del tercero y cuarto piso no escuchaban en ese desespero. Nos tiramos al lado derecho para que el barco se estabilizara, pero empezó a tirar ya para abajo y comenzó el agua a subir y a subir, y nosotros a salir como pudimos.

Ese barco no tenía ni salvavidas ni nada, un familiar mío rompió un vidrio para que saliéramos, Diosito nos dio fuerza, yo realmente no sé ni cómo logré sacar a mi familia. Pude coger a mi bebé de 16 meses, la tiré al tercer nivel y ahí había una muchacha que no sé quién era, me la recibió, y ahí en ese momento salieron mis otras dos hijas y mi esposa. Logré coger a mi bebé y a otro niño, y los tiré a una moto y a mi esposa y mis otras dos hijas las monté a una lancha y ya no supe más.

La gente que estaba por ahí trató de ayudarnos, llegaron muy rápido en lanchas, nos tiraban salvavidas y todo, gracias a Dios estamos bien, pero nos faltan dos personas y eso es duro. Uno es el esposo de mi tía, John Jairo López, de 55 años, y una prima, Érika Quinchía, de 36 años.

Nosotros nos montamos confiados, pero realmente con eso que sucedió hay que poner más cuidado porque es la vida de uno y si uno está pagando debe haber seguridad, juegan con la vida de uno. Cuando llegaron por mí y me monté en la lancha y miraba para atrás a todos los que faltaban, mucha gente en el agua gritando, pidiendo auxilio, sentía mucha impotencia, mucha tristeza y a la vez felicidad porque pude sacar a mi familia, a mi bebé de 16 meses, a mis hijas y eso fue a lo que me aferré. Dos de nuestros familiares están en el hospital, pero la felicidad no es completa. Doy gracias a Dios porque volví a nacer hoy, pero muchos murieron y los dos familiares que están desaparecidos, pues si los encontramos y están bien seguimos para adelante con ellos, si no, pues que Dios los tenga en su infinita misericordia”.

El bote, que era utilizado por los turistas como restaurante, no se chocó con otro bote sino que se hundió, según Margarita Moncada, directora (e) del Departamento Administrativo del Sistema de Prevención, Atención y Recuperación de Desastres (Dapard).

El incidente ocurrió a las 2:00 de la tarde al frente de la estación de Policía en el Malecón. Al momento de la emergencia, la embarcación se encontraba con más de 200 personas a bordo. El suceso fue atendido por bomberos de Guatapé, el Peñol, San Rafael y Marinilla, además de la Defensa Civil y la Policía.

Las autoridades no hablan con certeza sobre lo que pudo haber pasado con el bote, pero lo que sí reconocen es que para el momento del incidente, “El Almirante” no contaba con los suficientes chalecos salvavidas que se necesitaban para todos los turistas que se encontraban en la embarcación.

Por Maryluz Avendaño

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar