De acuerdo con James Zuluaga, integrante del Comité de Derechos Humanos, la disputa causó pánico entre habitantes y líderes sociales de los barrios, algunos de los cuales denunciaron incluso actuaciones irregulares por parte de la Policía a la que señalaron de estar a favor de uno de los grupos criminales. En la zona, mientras tanto, los residentes señalan que se ha instalado una especie de toque de queda, pues los ilegales han señalado que después de las 10 de la noche no responden por la vida de nadie.
Para el secretario de seguridad de Medellín, Andrés Tobón, los hechos ocurridos en Independencias 1 corresponden al enfrentamiento entre dos estructuras delincuenciales que operan en el sector: la Torre y Betania.
“Tenemos a Alias Samir, cabecilla del Salado y la Torre, que se encuentra en combates con Betania que tenía a Juancito de cabecilla y ahora al Mono. Están compitiendo por las rentas criminales en una lógica de quién posee el territorio. Estos criminales creen que son dueños de la tierra”.
Sin embargo la disputa podría ser mucho más profunda de lo que parece. Luis Fernando Quijano, director de Corpades y especialista en el conflicto urbano de Medellín, sostiene que una de las hipótesis para explicar la ola de violencia en la comuna es la orden que habría dado la conocida banda de Los Pesebreros de retomar el poder en las comunas -entre esas la 13- que están bajo el dominio de otros combos como el de los Chivos y los Pájaros, que trabajan en alianza.
De acuerdo con Quijano, estas disputas territoriales internas podrían ser también el preludio de un problema aún mayor: una posible guerra abierta entre dos líneas de la temida Oficina de Envigado que están divididas y que alientan y financian -casi que por debajo de la mesa- los enfrentamientos entre Los Pesebreros y la unión de Chivos y Pájaros.
El problema, sostiene el experto, radica además en que aunque las autoridades han sido muy efectivas en temas de captura, sigue habiendo fallas importantes en las fuerzas de inteligencia: “La Fuerza Pública tiene un problema gravísimo de inteligencia, las capturas sirven -por supuesto- pero los cabecillas y los mandos rotan y las estructuras sirven. La deficiencia está en que no hay desmantelamientos”.
Se trata de un fenómeno que viene en aumento desde hace más de tres meses y que incluso, entonces, en abril pasado, llevó a que las autoridades ordenaran una fuerte intervención de la Fuerza Pública en la comuna 13 con la llegada de 320 hombres para reforzar la seguridad.