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Las bandas de Medellín

En Medellín existen 145 combos delincuenciales conformadas por 3.639 jóvenes entre los 14 y los 37 años.

El Espectador
08 de abril de 2009 - 11:39 p. m.

Las actividades ilegales que desarrollan son: fleteo, asalto a mano armada, robo de vehículos y autopartes, piratería terrestre, tráfico de armas, desplazamiento forzado,  venta de estupefacientes, sicariato y extorsión. Muchos de estos jóvenes están en riesgo de pertenecer a bandas organizadas como Los Triana y La Oficina de Envigado, así como a la guerrilla o bandas emergentes al servicio del narcotráfico.

Desde la época de Pablo Escobar, los delincuentes han encontrado en Medellín, especialmente en las comunas más pobres, jóvenes dispuestos a ganarse la vida en actividades ilegales. El Espectador habló con varios de ellos en uno de los barrios altos de la ciudad desde donde se divisa el Valle de Aburra. Los  testimonios son realmente impactantes.

“Yo comencé hace 18 años, cuando apenas tenía 15. Robaba motos, para vestirme bien y tener plata para salir con las peladas. Uno va conociendo gente y se asocia. Es una competencia por demostrar que uno puede más que el otro. Cada vez se va volviendo uno más profesional. En la época de  Pablo, trabajamos como sicarios, robamos bancos y nos pagaban por cada policía. Después de eso, seguimos con el fleteo porque eso nos deja buena plata y también la venta de droga. Uno sabe aquí como se mueve todo, donde consigue armas o lo que necesite.” aseguró Alex*.

“Aquí en el grupo somos dos mujeres. Yo los acompaño a cobrar la plata y robo. Nosotros hemos sido muy organizados y por eso nos han respetado. La seguridad y la estabilidad económica que uno consigue es la que no nos deja cambiar de vida” dijo a El Espectador Manuela* 

Pero a pesar del dinero fácil, si le podemos llamar así, hay algo que hace que ahora estos jóvenes no se sientan tan cómodos.
“Hay muchas presiones, por parte de la gente y la policía. Ya estamos cansados de esto y uno quiere cambiar y estudiar. El nuevo sistema penal nos jodió, el sólo hecho de tener un arma ya son cinco años y lo peor, lo mandan a uno para cualquier parte y lo alejan de la familia. Mejor dicho, prefiero estar muerto que encanao” dijo Carlos*

Que hacen las autoridades

Para enfrentar este fenómeno de violencia la Policía Metropolitana tiene dos estrategias: la lucha frontal y la prevención del delito. Así lo explica el general Dagoberto García.  “Estamos identificando e individualizando a estos delincuentes para poderlos judicializar con apoyo de la fiscalía. El año pasado desarticulamos 30 combos y capturamos a 577 integrantes. Además tenemos individualizados 800 a la espera de las denuncias para poder capturarlos. Y de La Oficina de Envigado hemos capturado 126 miembros, siete de ellos extraditables. Diez de los capturados de esta banda son desmovilizados de las AUC, además les incautamos 207 armas y más de 11 mil municiones”. La detención de 33 personas hace una semana desató la ola de violencia que cobró cerca de 30 víctimas en los últimos días, según García. El miércoles más de 500 soldados de la IV Brigada fueron comisionados para fortalecer la seguridad en la zona.

Esta estrategia se suma a la resocialización, trabajada en conjunto con la Oficina de Paz y Reconciliación. Consiste en  detectar jóvenes en riesgo de  pertenecer a grupos armados para brindarles oportunidades de capacitación y un sustento mensual.
Ese trabajo se adelanta actualmente con 40 grupos, 1200 jóvenes. El programa tiene un costo anual de seis millones 145 mil pesos. Alonso Jaramillo, de la Oficina de Paz y Reconciliación, es uno de los encargados de detectar y vincular a los jóvenes al proyecto. No es una tarea fácil, pues hay que generar confianza y luchar contra quienes ofrecen grandes sumas de dinero en muy poco tiempo.

“La policía o los desmovilizados nos ayudan a identificar a estos muchachos. Quienes se vinculan no pueden tener pendientes con la justicia. Son jóvenes en riesgo de ser reclutados por bandas u organizaciones guerrilleras o de narcotráfico. El muchacho se compromete a estudiar, a asistir a capacitaciones y a realizar trabajo comunitario. Nosotros les hacemos un seguimiento y les entregamos $400.000 mensuales para su sustento, si falta, no le damos el auxilio económico y si delinque, lo retiramos. Este programa nos permitió que los muchachos entregaran el año pasado más de 400 armas. Les estamos mostrando otra opción, que es lo que siempre reclaman. Oportunidades para estudiar y capacitarse, estamos previniendo el delito”, aseguró Jaramillo.

Entre los jóvenes la idea ha calado tanto que hay pendientes otras dos mil solicitudes para ingresar al programa. “Yo quiero estudiar y ganarme la vida bien para darle un futuro a mis hijos. Ahora nosotros hablamos con los sardinitos y les decimos que no se metan a delinquir, que estudien. Queremos que las cosas cambien y no sigan como hasta ahora, porque los pequeños toman malos ejemplos. La ayuda de la alcaldía era la que estábamos esperando porque no tenemos otra forma de estudiar. La pobreza por aquí es mucha”. Dijo Cristian*  

Este programa de prevención del delito ya ha llamado la atención de Cali y Brasil, donde buscaran replicarlo para robarle victimas a la guerra.

*Nombres cambiados por seguridad.

Por: Mary Luz Avendaño

Por El Espectador

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