Atrapados y sin salida

Renson Said
18 de mayo de 2020 - 10:49 p. m.

Este gobierno habla de austeridad con la boca llena. Dice que redujo el esquema de seguridad del presidente de la república al tiempo que invierte, en tiempos de pandemia, 9.641 millones de pesos en la compra de 23 camionetas blindadas para uso exclusivo de Presidencia. Otros 7.900 millones de pesos para comprar 10 tanquetas con las que piensa declararle la guerra al COVID-19 y 3.350 millones de pesos para invertirlos en mejorar la imagen de Duque en redes sociales, mientras que en los hospitales públicos de las regiones no hay material quirúrgico para enfrentar la pandemia: no hay equipos de seguridad médica, y en algunas ocasiones, a las enfermeras les toca limpiar y reutilizar los suministros que normalmente tiran después del primer uso. No hay tapabocas, ni alcohol antiséptico, ni camas para tanta gente.

¿Por qué el dinero de la paz se usa para la guerra? Se nos dijo que no había recursos para solventar las necesidades del sistema de salud en Colombia, y, de pronto, salen 2.3 millones de dólares para comprar una línea de camionetas blindadas cuando hay prioridades que exigen atención inmediata.

Los colombianos que están en el exterior, por ejemplo (y me voy a referir exclusivamente a los que viven en Malta, una pequeña isla en el Mediterráneo, a unos 90 km de Sicilia), se quejan de que el gobierno los abandonó. Muchos son estudiantes que quedaron a la deriva: sin universidad, sin trabajo, sin recursos, con deudas de alojamiento. El consulado de Colombia en Roma ha ofrecido un bono de auxilio de 50 euros en un país donde el salario mínimo es de 750. Un estudiante paga por el derecho a una cama 250 euros en una habitación compartida. Los estudiantes exigen que el gobierno colombiano los escuche. Son más de 150 compatriotas que quieren volver a casa y no cuentan con los canales diplomáticos ni económicos para hacerlo. Entre esos muchachos no hay uno solo que sea hijo de embajador o de expresidente o que tenga el apellido Sarmiento Ángulo. Por eso están atrapados en la isla de Malta. Atrapados y sin salida.

Mientras las noticias revelan que la embajadora de Colombia ante las Naciones Unidas, Adriana del Rosario Mendoza, paga más de un millón de pesos por un almuerzo que luego le cobra al gobierno colombiano como gastos de representación, y compra una plancha para ropa en $1.700.000 y muebles por 106 millones pesos que terminamos pagando los colombianos con nuestros impuestos, los muchachos de Malta que se fueron a estudiar, buscando un mejor futuro, viven en tiempos de pandemia con menos de una propina de la flamante embajadora.

Con los 3.350 millones de pesos que se gastará el gobierno en maquillar la imagen del presidente se podría solucionar la vida de estos colombianos en Malta. Entre otras cosas, son ellos quienes representan la imagen de Colombia en el exterior.

Yo le propongo al presidente Duque que deje ese dinero para aliviar las necesidades de los colombianos y que la virgen de Chiquinquirá se encargue de su imagen.

 

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