Recorrido en una mina de Chivor, la joya colombiana

El presidente de la Confederación Mundial de Joyería, Gaetano Cavalieri, visitó por primera vez Colombia, el municipio de Chivor, Boyacá, fue su primera parada.

Andrés Camilo Gómez
11 de septiembre de 2017 - 11:55 p. m.
Gaetano Cavalieri, Presidente de la Confederación Mundial de Joyería, recalcó tras su visita al país que las esmeraldas colombianas son las primeras en materia de calidad. /Cortesía Diego Ruíz
Gaetano Cavalieri, Presidente de la Confederación Mundial de Joyería, recalcó tras su visita al país que las esmeraldas colombianas son las primeras en materia de calidad. /Cortesía Diego Ruíz

En diciembre de 1920 el minero Justo Daza se encontró con Patricia en una mina de Chivor. No era una mujer, era una esmeralda de ocho centímetros de alto y 5,5 de diámetro que pesaba 632 quilates. Daza vendió a Patricia al alemán Fritz Klein por 60.000 dólares, quien luego la donó al Museo de Historia Natural de Estados Unidos. A partir de este momento las piedras preciosas del país comenzaron a brillar en el mundo.

Este municipio, el más joven del departamento de Boyacá, es uno de los lugares con mayores yacimientos de esmeraldas en el mundo, y la historia de Daza y Patricia es una de las más comentadas por sus habitantes. Desde la conquista española los minerales de la región han sido explotados. Un primitivo canal de 22 kilómetros, creado en 1520 por los chibchas para hacer llegar agua a las minas, se ve correr entre las montañas de Chivor y muestra las pioneras técnicas de explotación minera.

Las montañas son como las mujeres con corazón de piedra que buscan algún valiente que cabe hasta lo más profundo de ellas para encontrar el tesoro que esconden. Entrar a una mina, al corazón de una montaña, es como una historia de amor, donde cualquiera que se haga llamar asimismo valiente entra, pero solo los suertudos salen de ella con una recompensa.

Entrar a una mina es estar enamorado. La respiración se agita. El aliento se va y regresa con cada paso que se da. El cuerpo, aunque temeroso de lo desconocido, quiere seguir más profundo. La temperatura corporal aumenta. Sudan las manos, se resecan los labios, se turbia la mente y se acelera el corazón.

Pasa el tiempo y la montaña no da respuesta. El minero no sabe si seguirlo intentando o se debe devolver. Las palabras sobran, no hay por qué hablar, el minero calla y se dedica a trabajar. Las picas martillando rompen la montaña y rompen el silencio que hay en ella. Como las mujeres, las montañas guardan su tesoro dentro, no fuera de ellas. Para entrar a una mina hay que estar enamorado.

La mina Klein, lugar donde se encontró la esmeralda Patricia, fue nombrada así por el alemán Fritz Klein quien llegó a Colombia en 1902 en búsqueda de las piedras preciosas. /Cortesía Diego Ruíz

Dentro de las minas de Chivor se consiguen cuarzos, piritas, e igualmente las esmeraldas. Todas estas piedras por estar tan inmersas dentro de la tierra son canalizadoras de energía, y tienen propiedades curativas que pueden canalizar ciertas enfermedades. Para entrar a una mina hay que estar uniformado. Hay que ponerse casco para protegerse de los golpes. Hay que cargar una lámpara para que sea la guía en la oscuridad. Hay que ponerse botas para dar cada paso con firmeza.

El municipio de Chivor cuenta con toda la variedad de pisos térmicos a excepción de nevado. En medio de la tierra húmeda por el rocío de las lluvias matutinas es posible encontrar uno que otro cristal. La esmeralda es una de las piedras preciosas preferidas por los compradores de joyas por su exótico color verde intenso. El líder mundial de la joyería comenta que Colombia es uno de los tres países líderes en la producción de esmeraldas en el mundo junto con Brasil y Zambia.

“Aquí en Colombia hay un potencial muy grande para la industria. Hablamos con la Cámara de Comercio y con Expojoyas para un proyecto de desarrollo para mejorar las condiciones de la industria joyera colombiana y jugar al mismo nivel del mercado internacional”, señaló Gaetano Cavalieri, Presidente de la Confederación Mundial de Joyería.

Cavalieri visitó por primera vez el país para observar las condiciones de las minas y establecer un primer contacto para la integración de Colombia con la organización que él dirige. El objetivo tanto de la Confederación, como de los esmeralderos locales, es integrarse más a la competencia internacional de joyas.

“Expojoyas es una feria que nace en el año 2000 y hoy en su decimoséptima edición se complace en tener como invitado al líder mundial de la industria de joyas. Nuestra idea es ayudar a promover la industria nacional y nos alegra tener a este organismo que se encarga de promover y revisar que todas las normas se cumplan”, declaró Jorge Humberto Martín Garzón, Presidente de Expojoyas.

En el momento, el negocio de las esmeraldas pertenece a particulares que se encargan de la explotación de las minas, aunque el terreno sigue siendo del Estado. Es por eso que el Gobierno ha planteado desde el Ministerio de Minas y Energía regulaciones para formalizar esta actividad.

“Ya hace cinco años que viene el tema de formalización, por lo menos en la socialización a la comunidad, todo el tema de la socio-actividad. Nosotros somos muy reacios a trabajar en equipo y en asociativas. La cultura que tenemos nos hace muy individualistas y eso no ha permitido que fluyan más las cosas”, señaló Sonia Soraida Bermúdez, miembro de Sendero Verde Esmeralda, agencia de turismo local.

Las minas son espacios muy estrechos en los que la temperatura se eleva y el aire circula de forma lenta. Estar al interior de una montaña es una actividad riesgosa y por eso todos los que se adentren en esta experiencia deben portar con la seguridad adecuada. El Gobierno firmó en el mes de junio un acuerdo para formalizar la minería en la región ya que tan solo el 13% de los 1.418 títulos mineros estaban formalizados. El fin es llegar al comercio internacional.

“Se ha hablado con la Cámara de Comercio porque es interesante que Colombia esté representada en la sociedad más importante del mundo en este sector que es la Confederación Mundial de Joyería, donde está todo el mundo y la gente de máximo nivel.”, señaló Cavalieri.

Además de su visita a la mina de Chivor, Cavalieri se reunió con el embajador de Italia en Colombia y el Ministro de Minas para tratar las relaciones comerciales entre los dos países.

“Tenemos la intención de apoyar en un crecimiento educativo a toda la gente que necesita una guía para competir a nivel internacional. La industria de la joyería ha tenido un crecimiento muy grande en el tema de responsabilidad social, ética y transparencia, en donde una de las primeras cosas que se requieren para estar en la industria es el cumplimiento de las reglas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE)”, argumenta Cavalieri.

El precio de las esmeraldas no tiene ningún tipo de regulación. Así como hay cristales que pueden costar 100.000 pesos, hay otros cuyo valor puede ascender a 30 millones. Aunque la minería es una de las mayores actividades económicas del departamento no logra ocupar el primer puesto que consigue el sector agrícola.

Es por esta razón que a partir de la minería los habitantes de Chivor esperan explotar otros sectores como el turismo, que ha tenido un repunte en los dos últimos años. Algunos de los habitantes de Chivor se han reunido para ofrecer a los visitantes del municipio la experiencia de convertirse en minero por un día.

“Soñamos que algún día además de mineros saquemos provecho el sector turístico y de los recursos naturales, esa es la tarea que pretendemos. Y tal vez no alcancemos a ver los resultados, pero sí nuestros hijos y nuestros jóvenes que continúen con ese tema aquí y no se vayan a las grandes ciudades a masificar el desempleo y el trabajo informal cuando aquí tenemos nuestros recursos y no les sacamos provecho”, señaló Sonia Bermúdez.

Por Andrés Camilo Gómez

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