(Cuento indígena) La creación del universo y planeta tierra para los Kubeo

Simón Valencia López, pedagogo de la Escuela de Formación Política de la Opiac, narra la creación del universo desde la perpesctiva del pueblo indígena Kubeo, que está ubicado en el departamento de Vuapés.

Simón Valencia López*
10 de agosto de 2019 - 04:39 p. m.
"Como principio Divino, aquí dejan para la humanidad, la unión entre el hombre y la mujer para la procreación humana". / Imagen de referencia / Pixabay
"Como principio Divino, aquí dejan para la humanidad, la unión entre el hombre y la mujer para la procreación humana". / Imagen de referencia / Pixabay

*Esta historia hace parte de seis relatos contados por indígenas colombianos en el marco del Día Internacional de los Pueblos Indígenas.

El universo era totalmente vacío, no existía la Tierra, el Sol, la Luna, ni las estrellas, solo existían seres divinos y manejaban el espacio con sus poderes y existían en esencia o espíritus y volaban como pájaros intercambiando sus posiciones de vuelo.

En el espacio que se llama Kavãro, que significa el azul profundo del universo, estaban todos los dioses, seguramente los dioses de diferentes pueblos y culturas del mundo. Entre los dioses que existían en el espacio, había un Dios y una Diosa supremo. Como principio divino ya existía una Diosa Hipai o "Tubábekoko", era la dueña de lo que hoy se conoce como planeta Tierra.

"El principio de la filosofía afirma que el sexo femenino existe desde el tiempo de los Dioses, en el comienzo del universo y la vida".

La Diosa Hipai cayó en gracia a los ojos del Dios Supremo y este la buscaba en esencia para que fuera su esposa y engendrar el primogénito de los dioses del universo, es decir, el hijo de la Tierra. No existe tiempo, pero entre los Dioses se conocieron como el hombre y la mujer, el espíritu tomo forma, como complemento de la esencia, el físico humano no tangible. Ellos se conocieron entre sí, como el hombre y la mujer estando en el espacio vacío, intercambiando sus vuelos.

"Como principio Divino, aquí dejan para la humanidad, la unión entre el hombre y la mujer para la procreación humana".

Con el principio del acto sexual, engendraron un nuevo Dios. El Dios supremo se dio cuenta que la diosa Tubábekoko estaba embarazada y sabía que ella era la Tierra y por eso la llamo Hipai. La misión de la Diosa Tierra era convertirse en algo tangible, la transformación en planeta Tierra, mientras pasaba el crecimiento del nuevo Dios, ella estaba organizándose para recibir a su hijo en un ambiente totalmente diferente, convertirse en lo mejor para su hijo, donde no le haría falta su cuidado y alimentación.

Antes del parto, la Diosa pensó y creó todas las artes y elementos necesarios para cuidar a su hijo; llego el momento del parto, se acostó en posición de la mujer en parto, en este momento ella estaba convertida en planeta Tierra y ya había preparado todas cuantas cosas iba a necesitar su hijo. Nace el primer Dios de la madre Tierra, el pequeño hijo de la madre Tierra comienza a dar las primeras etapas de la vida, a caminar, jugar y corretear sobre el cuerpo de su madre, porque ya pisaba en algo firme.

El padre del nuevo Dios convertido en avispa de los arenales (ēpámuk+), seguía el cuidado y el crecimiento, los pasos y el corretear del hijo, mientras este crecía, la madre tierra poco a poco iba complementando su transformación.

Hipai, una vez convertida en planeta Tierra, abre espacios para otros Dioses que estaban en el universo vacío; comienza la primera población de los Dioses sobre el planeta Tierra, ellos son los ancestros de los diferentes pueblos del mundo. Los otros Dioses se quedan en el infinito espacio, convertidos en astros y cuantas estrellas existen en el universo.

Hipai para alimentar a su hijo se transformó, creando todos los árboles frutales, el agua y todo cuanto existe sobre la Tierra para suplir las necesidades del hijo; el agua es la sangre y los ríos son las venas de Hipai, que derramaba sobre su cuerpo, los senos son los árboles frutales y las frutas la leche para el alimento de su hijo. En la medida que el nuevo Dios crecía iba necesitando más alimento y la madre Hipai fue creando según su necesidad, así aparecieron los diversos árboles frutales, los animales y todos los seres que existen sobre la Tierra.

Al ver que la naturaleza ya estaba completa sobre la Tierra, los otros Dioses se sintieron atraídos y vinieron a participar en el producto de la madre Tierra, cuanta naturaleza estaba floreciendo, y como nuevos pobladores se dieron cuenta que necesitaban dividir el tiempo por varias razones. También comenzaron a aparecer otros seres, como animales gigantes, demonios de la selva y otros seres peligrosos y no compatibles con ellos. La luz del Sol no tenía límite, el Sol no se movía, estaba en un solo punto y comenzaron a idear que debían existir dos tiempos, un tiempo con la luz del Sol para poder trabajar y recrear su vivencia y otro tiempo para poder descansar sin su luz y para protegerse de los animales. Así crearon el día y la noche. El hijo de la tierra, primer Dios sobre la tierra, el padre lo llamó Hipakarida. Hipai- que significa Tierra y Karida, que significa espuma.

"Con el hecho que Hipakarida, es la esencia de Hipai, es decir que nació que la madre Tierra, significó e indicó que la primera generación evolutiva humana también debía salir de las entrañas de la Tierra o el nacimiento de los diferentes pueblos indígenas, este es el principio fundamental que explica el por qué se habla de madre Tierra".

Cuando Hipakarida creció y recorrió la Tierra, esta ya estaba poblada por otros Dioses, organizo y buscó su esposa entre ellos. Los Hijos de Hipakarida son los Dioses creadores del género humano.

Por Simón Valencia López*

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