El templo de San Jacinto, en el municipio de Guasca, en Cundinamarca, fue proclamado por el Vaticano como Basílica menor, un honor que se le da a pocas iglesias en el mundo.
El nombramiento se debe gracias a su arquitectura resalta entre otras iglesias que hay en el país, además de ser un templo de tradición e importancia en la diócesis y un lugar en el que se congrega un alto número de devotos.
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Para celebrar el nuevo título, se agendó una programación especial este sábado, que inicará, a las 8:00 a.m., con la exposición del Santísimo, la oración y alabanza al Santo Rosario y Coronilla de la Misericordia; seguido de se tendrá una Bendición y por último una eucaristía oficial de proclamación presidida por Monseñor Héctor Cubillos Peña, obispo de la Diócesis de Zipaquirá, y otros obispos y sacerdotes invitados.
En el templo se venera el Santo Cristo Milagroso de Guasca, imagen tallada por Eladio Montoya, la cual fue entronizada hace más de cien años en el altar mayor que fue tallado con maderas de las montañas de Siecha por el señor Francisco Antonio Peña y sus hijos oriundos de Guasca, a inicios del siglo XX.
Los privilegios ligados a la situación de la basílica le dan superioridad, con respecto a otras iglesias, el derecho a utilizar el umbráculo (una especie de sombrilla ubicado en el altar mayor), y una campana llamada tintinábulo, que en la edad media, servía para anunciar la llegada del Papa en las procesiones. Ambos elementos son utilizados en procesiones a la cabeza del clero en actos oficiales.
En Colombia, cerca de 40 iglesias han sido proclamadas basilicas menores por el Vaticano. Entre estas se destacan el Santuario del Señor Caído de Monserrate y el templo parroquial de Lourdes, en Bogotá, el Señor de los Milagros de Buga y Nuestra Señora de las Lajas, en Ipiales, Nariño.
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