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Descuartizar, práctica que preocupa a Medellín

Pese a que los homicidios han disminuido en un 14%, macabros hallazgos han conmovido a toda la ciudad. El caso más reciente fue el de un hombre cuya pierna fue encontrada en un campo de golf.

Wálter Arias Hidalgo, Medellín
16 de agosto de 2013 - 11:31 p. m.
De todos los descuartizamientos de este año (siete hombres y cuatro mujeres) sólo ha sido procesada una persona. / Archivo
De todos los descuartizamientos de este año (siete hombres y cuatro mujeres) sólo ha sido procesada una persona. / Archivo

Incluso durante los días más pacíficos, al menos en número de homicidios, los habitantes de Medellín se conmueven con hallazgos macabros: partes de cuerpos encontradas en bolsas, costales, alcantarillas, escenas que se han vuelto comunes en la ciudad.

El último caso parece sacado del guión de un asesino despiadado. Muy cerca del club El Rodeo, el campo de golf más prestigioso de la ciudad, fue encontrada la pierna de un hombre. Las hipótesis sobre el hallazgo no son tan fantásticas. Al parecer, la extremidad llegó allí por el alcantarillado y correspondería a la de un hombre que desapareció en el barrio Belén Rincón (occidente de Medellín) el pasado miércoles.

El día anterior, en el Palacio de Justicia José Félix de Restrepo, se preparaba la audiencia de un peluquero de 31 años que habría descuartizado a Paola Andrea Murillo López, de 24 años, oriunda de Bogotá y vendedora de dulces. Restrepo se allanó a los cargos el pasado jueves y fue enviado a la cárcel El Pedregal.

El tronco del cadáver de Andrea fue hallado el 17 de julio en bolsas de basura, en un sector de la Comuna 13 de la capital antioqueña. Las extremidades y la cabeza fueron encontradas tres días después en una quebrada de la zona, a pocas cuadras de donde estaba el resto del cuerpo.

Un mes antes, en La Estrella, municipio del sur del Valle de Aburrá, encontraron en tres costales el cuerpo de un hombre de unos 30 años. Y en abril descubrieron en Copacabana (Antioquia) el cadáver del cantante bogotano de reguetón Germán David Uribe, de 22 años. El artista era vocalista de la agrupación Tres Kilates y había desaparecido el 23 de febrero de este año. Un taxista y un mecánico de motos, condenados por este caso, lo mataron en un ajuste de cuentas.

En los últimos años, otros casos también han generado gran impacto en Medellín. Por ejemplo, el hallazgo del cadáver del comerciante Iván Darío Rendón Pérez en tres bolsas en un tejado de un centro comercial. En fin, brazos, piernas, troncos humanos han sido encontradas en caños, basuras, al lado de escombros... y en los ríos que atraviesan la ciudad.

Dos de los casos que más han conmovido a Colombia ocurrieron en esta ciudad y se enmarcan justamente en las dos principales tendencias de estos macabros hechos: asesinatos pasionales y asesinatos vinculados con el narcotráfico, según Germán Antía, profesor e investigador forense.

El hecho más emblemático de este tipo de homicidio por motivos pasionales es el caso Posadita, ocurrido en 1968. Se trató del descuartizamiento —se dice que en cien partes— de Ana Agudelo, una ascensorista de 23 años que trabajaba en el edificio Fabricato. Los restos fueron hallados en diferentes partes del edificio. Por este hecho fue acusado Antonio Saldarriaga Posada.

El otro caso, vinculado con el narcotráfico, es el de Marjorie Kisner Mira, una psicóloga de 34 años que fue desmembrada cuando visitaba, como profesional del programa de pospenados, a Robert Alexánder López. El culpable fue condenado a 22 años de prisión.

Aunque en este caso también se han expuesto otras hipótesis, como que López tenía antecedentes por acceso carnal violento, Antía dice que se enmarca en la violencia típica de los grupos paramilitares porque Kisner trabajaba desde hacía nueve meses en un programa estatal de intervención psicosocial con jóvenes en alto riesgo de delincuencia, presos y desmovilizados.

En el período más oscuro de la Comuna 13 de Medellín, al comienzo de la década pasada, también se utilizó el desmembramiento de cadáveres como una estrategia de intimidación. La investigación La huella invisible de la guerra: desplazamiento forzado en la Comuna 13, del Grupo de Memoria Histórica, resalta que los grupos armados ilegales dejaban en las calles, a manera de exhibición, los cuerpos descuartizados, como “mecanismos expeditos para amplificar el temor y controlar a la población”.

Esta observación coincide con el análisis de Luis Fernando Quijano, presidente de la ONG Corpades: “Esta práctica la trajeron los paramilitares. En la época de Berna, la estrategia para disminuir homicidios era desmembrar y enterrar... Recuérdense los 300 desaparecidos de La Escombrera”.

“Antes de la época del narcotráfico, lo más común eran los casos pasionales. Después, casos heredados de las modalidades del narcotráfico”, señaló Antía. En cada caso, agrega, los asesinos pretenden desaparecer a la persona para dificultar la investigación judicial. “Por eso en el caso de San Javier (el de Paola Andrea Murillo López), la cabeza y las extremidades fueron lanzadas al río”.

Los últimos casos ocurridos en Medellín son como una bofetada a las estadísticas. Si bien en lo que va de este 2013 hay una disminución de 100 homicidios con respecto al mismo período de 2012 —737 contra 637—, hallazgos como los descritos preocupan a las diferentes autoridades.

Justamente uno de los delitos que más las preocupan es el de desaparición forzada. Así lo dijo ayer Luis Fernando Suárez Vélez, secretario vicealcalde de Gobernabilidad, luego de un consejo de seguridad: “Hay especial preocupación por los delitos de desaparición y desplazamiento forzado intraurbano. Para atacar estos dos delitos en Medellín se avanza en la conformación de una unidad especializada”.

 

watico@gmail.com

@walterariash

Por Wálter Arias Hidalgo, Medellín

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