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“Que respalden al alcalde de Buenaventura”: Rudolf Hommes

El exministro de Hacienda ve con esperanza el cambio del puerto que, dice, todo “lo que ha logrado hasta ahora lo ha hecho a pesar de que el país y el Valle del Cauca le han dado la espalda”. Aquí su diagnóstico.

Fundación Color de Colombia, especial para El Espectador
25 de julio de 2020 - 10:19 p. m.
Rudolph Hommes, exministro de Hacienda
Rudolph Hommes, exministro de Hacienda
Foto: GABRIEL APONTE

El exministro de Hacienda, conocedor de la ciudad, se refirió en tono crítico a la clase política local, al “todo vale” socialmente extendido y a los medios de comunicación de la ciudad.

Plantea que el “despertar político independiente” encabezado por el alcalde, Víctor Hugo Vidal, es una oportunidad para el “cambio profundo” que necesita Buenaventura.

Considera que el Complejo de Actividades Económicas de Buenaventura, CAEB, está en la dirección correcta para emular a Singapur, y que si la nación no hace la profundización del canal de acceso se desperdiciarían 1.300 millones de dólares ya invertidos por el sector privado.

¿Tiene una teoría de lo que pasa con Buenaventura?

No tengo una teoría y no me atrevo a imaginar una. Pero sí tengo observaciones derivadas de varios años de haber sido miembro de la junta directiva de la Sociedad Portuaria de Buenaventura.

En primer lugar, me ha llamado mucho la atención que la ciudad carece de servicios básicos esenciales para toda la población y que a los políticos locales no parece preocuparles esa situación.

Esto, al parecer, está cambiando con la actual administración.

Sí, pero en una administración pasada, por ejemplo, el ministro de Salud le propuso al municipio dotar al hospital municipal para que prestara adecuada atención médica a la comunidad, pero puso como condición que cambiaran al director del hospital. Al parecer, el gobierno local optó por conservar a este director y sacrificó el hospital.

Esto permitiría inferir que la organización política local, que es exageradamente clientelista y posiblemente depredadora, no conduce a que mejore la calidad de vida en la ciudad y es casi con seguridad un obstáculo para el progreso económico y social del municipio y de la región.

Se dice que el sector privado tampoco ha aportado mucho.

En ese sentido, por ejemplo, me ha llamado la atención que en Buenaventura no se le ha dado ninguna importancia a que la Fundación de la Sociedad Portuaria ha invertido una cifra cercana a $20 mil millones de pesos para construir y operar un colegio modelo en colaboración con la organización Fe y Alegría que tiene amplísima experiencia para ofrecer educación de primera categoría.

Este colegio estaba programado para iniciar operación en julio de este año si el Coronavirus no hubiera detenido la construcción. Está planeado para alrededor de 450 alumnos de todos los niveles y va a tener efectos muy positivos sobre la educación de otros 2000 niños y jóvenes pues tiene convenios de apoyo técnico y de prestación de servicios a seis colegios de la misma área donde está siendo construido.

El impacto que un proyecto de esa naturaleza tiene sobre el desarrollo futuro de la ciudad es gigantesco y el servicio que presta para la población actual es también muy importante. Pero la comunidad no lo ha registrado o no se ha dado por enterada de este esfuerzo privado a favor de la ciudad.

¿O tal vez ha fallado la comunicación?

Es posible, pero me preocupa más que esto quiera decir que a la ciudadanía no le importa la educación o que le importa tan poco como a los políticos el reducido acceso a los servicios públicos. Esto querría decir que Buenaventura no progresa porque nadie está interesado en lo que constituiría progreso.

Los medios locales, sin embargo, parece que ayudan a crear conciencia crítica.

Tengo una observación al respecto: los medios de comunicación locales exhiben una agresividad y un deliberado desentendimiento con la calidad de la información que divulgan que generan un ambiente de violencia verbal poco conducente a que se establezca un espacio público local en el que podría prosperar el análisis, la discusión argumentada y que conduzca a la formación de objetivos y visiones compartidas de la comunidad y de su destino. Esto también incide como obstáculo al progreso y a la armonía social.

La ciudad cumplió 480 años. Dos premisas para lograr en 20 años un cierto desarrollo, ¿cuáles serían?

Buenaventura tiene algo de lo que puede sentirse orgullosa y es que lo que ha logrado hasta ahora lo ha hecho a pesar de que el país y el Valle del Cauca le han dado la espalda durante casi todos esos años, y de que han tratado a la región Pacífica como a una colonia y no como parte integral de la nación desde la época del Alférez Real.

La premisa número 1 es que con la elección del actual alcalde, afortunadamente ha dado fruto político el despertar político independiente de una buena parte de la población de la ciudad. Hasta cierto punto, su alcaldía es hija del Paro Cívico.

Es indispensable que se conserve esa independencia política y que el alcalde se cuide de cometer errores que le impidan actuar con independencia y buen criterio, representando los interesas prioritarios de la comunidad, y pueda terminar felizmente su período.

¿Y la premisa 2?

La premisa número 2 es que los gobiernos del departamento y de la Nación respalden a este alcalde y el despertar político independiente que él representa para que conjuntamente pongan a la ciudad en una senda de emancipación que los libere del crimen y la corrupción, y que dé paso al progreso y el bienestar social.

¿El CAEB podría ser el jalonador de una transformación productiva, social y urbanística de Buenaventura o ya fue abandonado?

El Complejo de Actividades Económicas de Buenaventura, CAEB, es un sueño maravilloso y es en esa dirección que se deben mover la prospectiva de la ciudad y las aspiraciones de la ciudadanía y de sus líderes.

Pero para que esto se vuelva realidad es indispensable que la ciudad emprenda un proceso de transformación social y política que cambie radicalmente la situación actual de inseguridad, ausencia de servicios públicos adecuados, oportunidades de vivienda y de educación muy limitadas, actividades culturales también limitadas y la actitud de rapiña y “todo vale” que se ha apoderado de un amplio segmento de la población de la ciudad.

Lo que constituye una gran barrera para la competitividad …

Qué industria se va a establecer en Buenaventura si los ejecutivos no tienen dónde vivir, dónde educar a sus hijos, dónde hacer deporte y con pocas oportunidades de entretención y esparcimiento. O llegan aquí y se encierran en enclaves ajenos a la comunidad y temerosos de la población.

El despertar político independiente que ha experimentado la ciudad es el medio propicio para incubar ese cambio profundo que tiene que dar la sociedad de Buenaventura, como lo han hecho otras ciudades en el mundo, notablemente Singapur, que cuando se independizó no era tan diferente a Buenaventura.

¿Ejemplos más cercanos?

En Colombia ciudades como Barranquilla y Cartagena han aprovechado su actividad portuaria para desarrollar actividades logísticas y comerciales, han invertido en educación y calidad de vida, se han vuelto polos de atracción y desarrollo de la región caribe, y por todo lo anterior han logrado convertirse en centros industriales.

Buenaventura, si las quiere emular podría convertirse en “la ciudad” de la costa pacífica, donde los habitantes de la región manden a sus hijos a estudiar, a sus enfermos a curarse y a donde se desplacen cuando necesiten gozar de la vida urbana.

¿Cuál sería un siguiente paso?

Para el cambio de Buenaventura es indispensable que la gran inversión que han hecho los tres puertos de la bahía, que superó los USD$ 1.300 millones o USD$1.400 millones, no se pierda porque el gobierno no hace una fracción de esa inversión y se demora en emprender la profundización del canal de acceso que exige un gasto algo superior a USD $100 millones.

Si este gasto público no se lleva a cabo, se va a desperdiciar la inversión privada ya efectuada con esa expectativa y todo lo que se ha invertido y se va a invertir en la carretera que unirá adecuadamente a Buenaventura con el país que hasta ahora la ha tenido aislada y relegada.

* Entrevista realizada por Fundación Color de Colombia (proyecto Buenaventura piensa en grande).

Por Fundación Color de Colombia, especial para El Espectador

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