"El MIO quedó mal hecho": Mintransporte

La construcción de este sistema de transporte masivo en Cali está marcada por la improvisación. Hoy, este macroproyecto que valdría US$345 millones es blanco de críticas.

Gloria Chaparro Soto /Cali
25 de febrero de 2014 - 01:57 a. m.
Las obras de desviación de la red de agua potable en la avenida Simón Bolívar, que costaron $4 mil millones, dejaron sin agua a 200 mil caleños.  / Alcaldía de Cali
Las obras de desviación de la red de agua potable en la avenida Simón Bolívar, que costaron $4 mil millones, dejaron sin agua a 200 mil caleños. / Alcaldía de Cali

El 15 de enero la ministra de Transporte, Cecilia Álvarez, se reunió en Cali con el alcalde Rodrigo Guerrero e ingenieros de Metrocali S. A. para analizar los problemas que aquejan al Sistema Integrado de Transporte Masivo MIO. La funcionaria advirtió sobre las dificultades de financiación y movilidad que desde su inicio tiene este sistema.

“El MIO quedó mal hecho, se puso en la tarifa el componente de infraestructura, lo que es un punto muy alto para los operadores”, afirmó Álvarez.

El ingeniero Ramiro Varela, que ha seguido de cerca el periplo de este macroproyecto, explicó que fue el Gobierno el que estructuró este medio de transporte mediante un contrato con Planeación Nacional y la Banca de Inversión Corfivalle Shoerders. Sin embargo, ni el exalcalde John Maro Rodríguez ni el Concejo de Cali de la época participaron de estas decisiones.

Los efectos de estructuración incidieron, por lo tanto, en la planificación de las obras del MIO, porque al momento de diseñar las vías y las estaciones tampoco se contaba con la realidad de la infraestructura de servicios públicos de la ciudad ni con un Plan Vial de Tránsito y Transporte, así como el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) y el Plan de Desarrollo de Cali no estaban actualizados. Los diseños iniciales fueron elaborados por la U. Nacional en Bogotá, como lo informó el ingeniero Hugo Salazar, asesor de Acodal Occidente.

La improvisación pasó factura entre el 23 y 26 de enero, con la emergencia que afectó a más de 200.000 habitantes, de 47 barrios del sur de Cali, por la suspensión del servicio de agua potable durante cuatro días, porque la construcción de la terminal intermedia del MIO ‘Calipso-Julio Rincón’ se planeó en la avenida Simón Bolívar, en las diagonales 28 y 29, en el oriente de Cali, sin conocer que debajo de ese sitio se encontraba la tubería de transmisión que suministra agua potable al 8% de los suscriptores de Emcali.

El gobierno local tuvo que intervenir para poder construir la estación, desviando la red matriz de la zona, que requirió excavaciones profundas e instalación de dos derivaciones metálicas de 12 toneladas cada una sobre la tubería de transmisión Sur, de 140 centímetros de diámetro y el empate de un tramo de 350 metros y grandes válvulas.

Esta derivación de la red de agua potable se hizo bajo la dirección de Metrocali y la asesoría de Emcali, y representó un costo de $4.000 millones para el MIO, sistema que, según los primeros cálculos, valdría US$345 millones. Pero los caleños también se vieron afectados económicamente por la suspensión del servicio, ya que tuvieron que comprar agua para abastecer a sus hogares, mientras que el comercio y las universidades alquilaron baños públicos. También fue necesario suspender las clases en los colegios del sur de la ciudad y se contrataron carrotanques de otros municipios para abastecer de agua a hospitales, centros comerciales y barrios afectados.

El ingeniero Salazar se pregunta cómo es que la ciudad permite o concibe un transporte masivo sin previamente conocer las eventualidades y costos que tenía que manejar un macroproyecto.

“Se dieron cuenta de que no podían hacer la estación y se decidieron por los desvíos de la tubería. No fueron estudiadas las rutas del MIO en su longitud y las características de su intervención. Tampoco consideraron las redes de servicios desde el origen del proyecto. Cuando empezaron las obras llegaron los problemas y se escudaron con Emcali. Allí hay un gran pecado de planificación del transporte masivo. ¿Qué hizo el Gobierno? Hay que replanificar este sistema”, afirmó Salazar.

Mientras que el director de la Escuela de Arquitectura de la U. del Valle, Carlos Botero, se refirió a los desaciertos del sistema de transporte masivo de Cali: “El MIO es un modelo desafortunado, sin diseños y sin controles. Para definir las obras ha debido sentarse Planeación Nacional con Emcali, el gobierno local y el Concejo de Cali. Cómo van a comprar 40 predios para una estación sin reconocer que en ese terreno puede haber redes principales. Lo mismo sucedió en la calle 5ª, en la terminal de parada, donde desconocían las condiciones de infraestructura. Es perversa la falta de planeación del sistema de transporte masivo”.

En el centro de Cali se puede apreciar el desconocimiento que tenían de la ciudad al diseñar las vías y estaciones desde los escritorios de Bogotá. La calle 13, entre carreras 3ª y 4ª, que era vehicular, le dieron uso peatonal, pero al darse cuenta de que en los edificios de la cuadra había parqueaderos, abrieron nuevamente la vía para la circulación de los vehículos. Ahora los peatones tienen que tener cuidado de no ser atropellados por la falta de andenes.

Tanto la mintransporte como Salazar coinciden en que los problemas del MIO también los tienen los sistemas de transporte masivo de Bucaramanga, Cartagena, Pereira y Santa Marta. Según Salazar, “se supone que el transporte sobre ruedas era una de las grandes soluciones económicas para el transporte masivo. Si Cali hubiera organizado el metro ligero por la vía férrea, como estaba planeado desde un principio en el oriente, un transporte longitudinal de norte a sur de la ciudad, los efectos habrían sido diferentes”.

 

 

 

Por Gloria Chaparro Soto /Cali

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