El municipio que aprendió a convivir con el cóndor de los Andes

Del 6 al 7 de agosto se realizará el I Festival Nacional de Cóndor de Los Andes, en el municipio El Cerrito (Santander). En el evento se enseñará la importancia de la conservación de la especie que está en vía de extinción.

María Hernández Cárcamo / mahernandez@elespectador.com
10 de julio de 2019 - 02:44 p. m.
De las 120 especies que hay en el país, se cree que en El Cerrito hay cerca del 20%.  / Twitter Didier Tavera, gobernador de Santander
De las 120 especies que hay en el país, se cree que en El Cerrito hay cerca del 20%. / Twitter Didier Tavera, gobernador de Santander

El cóndor de los Andes, el ave emblemática del escudo de Colombia y de mayor tamaño en el mundo, tiene un futuro incierto en Sudamérica. En 1965 fue declarado en extinción en Venezuela, en Bolivia no hay datos sobre la especie y en Ecuador se cree que hay más de 100. En Colombia hay alrededor de 120 y de estos 60 son reintroducidos ya que fueron criados en cautiverio en Estados Unidos.

Los cóndores cumplen un papel muy importante en el funcionamiento del medioambiente. Son los encargados de limpiar los ecosistemas de los residuos o desechos orgánicos. Por eso, del 6 al 7 de agosto de 2019 se realizará el I Festival de Cóndor de Los Andes y I Festival de Identidad Cerritana, en el municipio El Cerrito, en Santander. Cabe recordar que en enero de 2017 la ONG Neotropical, la Pontificia Universidad Javeriana, la Cas y Corpoboyacá habían desarrollado una primera edición del Festival del Cóndor Andino en el municipio de Málaga, capital de la provincia García Rovira.

“Nace como motivo de celebrar el Día Nacional del Cóndor que es el 7 de agosto. Queremos que las personas conozcan la importancia de este animal y que, a la vez, aprendan a convivir con ellos de la misma manera en que nosotros lo hicimos para que en un futuro enseñen a las próximas generaciones”, dijo Doris Torres, representante de la Organización Campesina Coexistiendo con el Cóndor, a El Espectador .

De las 120 aves de este tipo que hay en el país, se cree que en El Cerrito están cerca del 20%. La mayoría de ellos ubicados en el Páramo del Almorzadero. De acuerdo con la ONG Neotropical, el sitio es catalogado como una zona de vuelo donde los cóndores pasan y descansan para empezar de nuevo su recorrido.

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A pesar de que el cóndor es un ave carroñera, es posible que ataque a animales pequeños y recién nacidos. A raíz de esto se generó un conflicto en la comunidad de El Cerrito. Desde 2014 la ONG Neotropical llegó al municipio para empezar un proceso de educación con los campesinos.

“Les mostrábamos la importancia ecosistémica. Ellos son una especie carroñera que hacen frente a la limpieza de los cadáveres intensificando los procesos de descomposición. Ahora saben diferenciar a un cóndor juvenil de un hembra o macho. Conformamos grupos de guarda cóndores y les enseñamos las técnicas de registro e información necesaria”, manifestó a este medio Fausto Saénz, de la ONG Neotropical. 

Sin embargo, durante la implementación del proyecto envenenaron cerca de cinco aves. El caso más representativo fue el de noviembre de 2018. Dos animales, bautizados como Illika y Dasán, fueron encontrados con signos de intoxicación y sin capacidad de volar. Después de un mes de recuperación, los liberaron nuevamente en el páramo del Almorzadero. Para asegurar la subsistencia de los animales y poder rastrear su recorrido, a ambos se les puso un dispositivo con GPS que les indica a los expertos sobre sus vuelos y nidos.

“En un principio las personas no sabían convivir con los animales porque era una pelea constante. Los campesinos se ponían bravos porque los cóndores se comían a las ovejas, así que iniciamos un proceso de coexistencia con ellos”, explicó Torres, representante de la Organización Campesina Coexistiendo con el Cóndor.

Las autoridades desarrollaron procesos de educación ambiental no solo con la comunidad adulta, sino también con los niños. En El Cerrito hay dos centros educativos: la Escuela Normal Superior Sady Tobón Calle y la Institución Educativa Jurado, que tiene 22 sedes educativas ubicadas en la zona rural del municipio.

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“La mayoría de nuestra zona de influencia educativa tiene que ver con la flora y fauna del Páramo del Almorzadero. Nosotros empezamos una cultura de conservación del páramo, los animales y sobre todo del cóndor”, dijo a este medio Luz Mery Palacios, coordinadora de la Institución Educativa Jurado. 

Las sedes están conformadas por 26 docentes y 405 jóvenes, entre los 5 y 17 años. “Ellos aprenden a reconocer y conservar el territorio de manera armónica mediante la implementación de proyectos que sean amigables y ecologistas”, explicó la coordinadora.

En la actualidad, la mayor parte de los campesinos conoce la importancia del cóndor. Algunos se convirtieron en los guardianes de los animales, mientras que otros implementaron nuevas maneras de convivencia entre las dos especies.

“Con cierta periodicidad le ponemos carroña para minimizar los ataques pues aún se siguen presentando, pero a una mínima escala. Nosotros reconocimos que también teníamos la culpa así que hemos empezado a cercar las ovejas. Ellas antes caminaban por todo el páramo y no teníamos un control. Ahora cuando están en época de apareamiento las ponemos en una cerca para protegerlas”, agregó Torres.

El I Festival del Cóndor será una oportunidad para la comunidad de El Cerrito. Según la representante de la Organización Campesina Coexistiendo con el Cóndor, "es un símbolo nacional que vende mucho. Hemos empezado a ver que llegan turistas que quieren ir a conocer, no somos turistas, pero vemos que podemos hacerlo”.

Según Sáenz, a pesar de que la ONG Neotropical y otras autoridades ambientales llevan más de 10 años investigando sobre el cóndor de los Andes, hay muchas cosas que se desconocen frente a la biología y conservación de la especie. De acuerdo con Torres, "son un misterio, todo lo que sabemos de ellos es porque nos permiten verlo".

Por María Hernández Cárcamo / mahernandez@elespectador.com

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