El Pacífico colombiano y el cartel de Sinaloa

Autoridades reconocen la presencia de carteles mexicanos en Colombia para garantizar las transacciones cocaineras ante la ausencia de la guerrilla. Expediente de un exmiliciano de las Farc detalla la importancia de esta costa desde donde hoy sale el 75% de la droga que llega a los Estados Unidos.

redacción Nacional
11 de febrero de 2018 - 02:28 a. m.
Esta es la incautación más grande que ha hecho la Fuerza Naval del Pacífico en lo que va corrido de 2018: 3.383 kilogramos de cocaína. La Marina de Ecuador capturó tres ecuatorianos y un mexicano. / Cortesía
Esta es la incautación más grande que ha hecho la Fuerza Naval del Pacífico en lo que va corrido de 2018: 3.383 kilogramos de cocaína. La Marina de Ecuador capturó tres ecuatorianos y un mexicano. / Cortesía

El expediente del extraditable Osías Riascos Ocampo, quien asegura tener pruebas para demostrar que sí perteneció a las Farc durante el conflicto, hoy es pieza clave para detallar cómo operaba la estructura del narcotráfico que financiaba al frente 30 de las Farc y también para conocer cuál es la ruta del cartel de Sinaloa desde Colombia. Según una fuente estatal, hoy el 75 % de la droga que llega a Estados Unidos sale de la zona del Pacífico colombiano y eso explica por qué el capo Joaquín Guzmán Loera, conocido como el Chapo Guzmán dispuso tener presencia. Ante la ausencia de las Farc que ejercían el control territorial, enlaces de Sinaloa tratan de reacomodarse.

En la actualidad son tres las estructuras que controlan las transacciones cocaineras entre colombianos y mexicanos en las costas de Nariño, Cauca y Valle. Según las autoridades, estas organizaciones ejercen dominio en el cauce de los ríos Mira, Patía, por el Pacífico nariñense, y Micay, en la costa Pacífica caucana. Este último pasa por López de Micay, un municipio con mucha selva, pero que, al toparse con el mar, crea muchas playas que se habilitan como rutas o líneas del narcotráfico hacia Panamá. Ese escenario les ha permitido a los carteles de la droga desplegar acciones para utilizarlo y lucrarse.

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Una evidencia son los documentos acopiados por la Fiscalía Primera de Panamá que, a finales de 2014, lideró la llamada operación internacional Anguila, luego de detectar que por el citado municipio pasaba una ruta que unía intereses del cartel de Sinaloa con el frente 30 de las Farc. El expediente detalla la participación de la insurgencia en actividades de narcotráfico con mexicanos y panameños, con base en los seguimientos que la Policía panameña le hizo a la organización internacional, cuyo origen era precisamente el municipio costero del departamento del Cauca.

Así quedaron registrados movimientos de Martín Leonel Pérez Castro, alias Richard, hasta 2014 el comandante del frente 30 de las Farc, y Osías Riascos Ocampo, miliciano de la guerrilla y enlace de Richard en Panamá. Lo paradójico es que el primero nunca fue reconocido en los listados que las Farc al Estado para aplicar la amnistía aprobada como parte del Acuerdo de Paz suscrito en noviembre de 2016, mientras el segundo, a pesar de que figuró en los listados, posteriormente fue excluido el año pasado.

Facsímiles del seguimiento que le hizo la Fiscalía Primera de Panamá a la red que organizaron el Frente 30 de las Farc y el cartel de Sinaloa, la cual fue desarticulada en diciembre de 2014. 

Según el exmiembro del secretariado Mauricio Jaramillo, conocido como el Médico, “Richard fue un desertor de los principios e ideales de las Farc, y además le hizo mucho daño a la organización”. Incluso, recalca Jaramillo, este personaje desertó antes de que fuera capturado en julio de 2014 y luego se unió a los paramilitares. “Él sí tiene expedientes judiciales en contra por fariano, pero por hechos antes de desertar”. Respecto a Osías Riascos, Jaramillo afirmó, sin dudas: “Él nunca fue integrante de la organización”.

Otra cosa sostienen alias Richard y Osías Riascos. El primero optó por dar la pelea a partir de los expedientes que decían que había formado parte de las Farc durante 22 años y que, incluso, participó en el secuestro de los 12 diputados del Valle. Por eso, un juez falló a su favor y le otorgó amnistía de Iure, a finales del año pasado, para que su caso fuera juzgado por la Justicia Especial para la Paz (JEP). No obstante, en la actualidad su libertad condicionada está detenida porque el togado no resolvió de fondo su situación porque está pedido en extradición por Estados Unidos.

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En cuanto a Osías Riascos, alias Chachito o Yimi Riascos, uno de los 21 extraditables que el partido FARC expulsó de sus listas, su defensa o su debacle está directamente relacionada con el expediente que en su contra instruyó la Fiscalía panameña. Este organismo no sólo adelantó seguimientos y tomó fotografías a los implicados, sino que además los vinculó con el mexicano Martín Beltrán, luego de detallar la red completa que operaba en Panamá, sus enlaces y encuentros y, sobre todo, a nombre de quién vendían la cocaína.

Esas pesquisas indican, por ejemplo, que el 23 de febrero de 2014 las autoridades panameñas reportaron poseer “información relacionada con el cabecilla del frente 30 de las Farc, alias Richard, quien está enviando a Panamá a dos de sus miembros, Yimi Riascos y Edilberto Gallegos, los cuales se reunirán con Martín Beltrán (mexicano) y Davison. Ya han ejecutado varias reuniones para coordinar el tráfico de droga”, dice el informe que reconstruye toda la red desde López de Micay hasta Panamá, y luego la movilización de la droga por vía terrestre hasta Costa Rica, México y Estados Unidos (ver infografía).

Documento de la Policía Nacional de Panamá, el cual evidencia la relación de Martín Beltrán, enlace del Chapo Guzmán, con el frente 30 de las Farc en Panamá.  

Richard no aparece en las fotos de los seguimientos de las autoridades panameñas, pero su enlace, alias Chachito, sí fue captado en encuentros con sus enlaces. Por esta razón, a través de su abogado, él sostiene que siempre actuó como miembro del frente 30 de las Farc y que puede aportar verdades sobre su participación financiera en el conflicto. “Él andaba de civil y armado, incluso con un arma amparada por la guerrilla. Transportaba tropa, armamento, comida, hacía inteligencia, pasaba informes a sus superiores, eventualmente se quedaba en algún campamento del Cauca”, dice Francisco Zapata.

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Además de buscar que las Farc reconozcan a su cliente para efectos judiciales, el abogado Zapata busca frenar su extradición a Estados Unidos. A su vez, Richard, capturado en julio de 2014 en Alcalá (Valle del Cauca), es señalado por la Fiscalía como financiero del frente 30 de las Farc, pero no se opone a su extradición. “Alias Richard fue tercer cabecilla del frente 30 de las Farc y es señalado como persona que lideraba sus finanzas”, dice un informe de gestión de la Fiscalía fechado a finales del año pasado. Sin embargo, las Farc no lo reconocen.

Más allá de las dudas que plantean ambos procesados, lo cierto es que la red a la que pertenecieron fue desarticulada a través de la operación internacional Anguila, ejecutada a finales de 2014. En la misma cayeron también los mexicanos Martín Beltrán y Wendy Larragaña, además de más de 50 colaboradores y socios de la red. En contraste, alias Fidel Porras, último comandante del frente 30 de las Farc, sí se sometió al Acuerdo de Paz y abandonó la zona del Pacífico, entre Valle y Cauca. Fuentes consultadas afirman que desde entonces bandas criminales y disidencias de las Farc se disputan la zona.

Del Pacífico a EE. UU.

En medio de los forcejeos por entrar a las listas de las Farc o escapar de la extradición, los interrogantes sobre el proceder del frente 30 encajan en una controversia pública actual, por versiones que indican que los carteles mexicanos intervienen directamente en el tráfico de droga desde territorio colombiano. Si se le da crédito a la operación Anguila desarrollada en Panamá, todo apunta a que puede ser cierto, pero las autoridades no creen que la conclusión sea evidencia.

“Se está creando el paradigma de que hay narcos mexicanos que están mandando en el país. Sin embargo, si usted va a Tumaco, quizá va a encontrar ciudadanos nicaragüenses, ecuatorianos o mexicanos. Pero esto se debe a que cuando usted quita un ejército armado ilegal (antiguas Farc), se genera incertidumbre en la organización internacional y entonces los capos mandan a alguien como intermediario para hacerle seguimiento al intercambio de la droga”, expresó una fuente estatal.

La misma fuente explicó que lo que están haciendo las organizaciones criminales que tratan de imponerse en la antigua zona de los frentes 29, 8°, 60, 30 y también de la columna Daniel Aldana de las Farc, es una especie de subcontratación para enviar cocaína por las rutas del Pacífico. “Al estilo novela mexicana, así opera hoy el asunto: con cuánto va usted en este cargamento y con cuánto usted. Cada organización armada cobra un porcentaje para dejar pasar la cocaína”, puntualizó la fuente consultada.

Además de este dilema, en la costa nariñense hay dos temas sensibles: la persistencia criminal, muy fuerte, de exintegrantes de las Farc, quienes fueron acreditados dentro del proceso, luego se desmovilizaron y terminaron aliados con Wálter Patricio Arizala, alias Guacho.

Como en la época del conflicto en la que había narcos que financiaban o colaboraban con las Farc, hoy se dan situaciones que ratifican que casos como los de Richard o el de Osías Riascos, más allá de su brega por eludir la extradición, no son los únicos que desafían a las autoridades. Por ejemplo, en Nariño hoy existe un individuo llamado Víctor David Segura, a quien todos conocen como David, quien funge como jefe de las denominadas Guerrillas Unidas del Pacífico, y se sabe que su financiador es un narcotraficante vallecaucano identificado como alias Contador, el Mono o Conta.

Según las autoridades, David puede ser uno de los principales enlaces del cartel de Sinaloa con las organizaciones que se mueven a través de los ríos Mira y Patía. David era hijo de Yeison Segura Mina, alias Don Y, asesinado por las mismas Farc por insistir en la criminalidad antes de firmarse el Acuerdo de Paz definitivo. Según los rumores en la región, en venganza por la muerte de su padre, su hijo lidera esa organización que de alguna manera trata de imponer dominio donde el narcotráfico tenía que pagar a las Farc.

A su vez, alias Guacho, quien se autodenomina jefe del frente Oliver Sinisterra de la disidencia de las Farc, también se está disputando el control del río Mira, pues definitivamente es a través de esta vertiente por donde más cocaína se transporta. A este exguerrillero raso lo expulsaron las Farc por indisciplina y por nexos con paramilitares, pero por su ascendente entre exguerrilleros hoy lidera el grupo disidente más grande, con aproximadamente 300 hombres.

Los últimos reportes de las autoridades sostienen que alias Guacho está hoy asentado en la región de San Lorenzo (Ecuador), en donde hace algunas semanas activó una bomba que dejó 28 heridos y destrozos. Esos mismos informes afirman que a Guacho lo está financiando el narcotraficante Jeferson Caves Toro, alias Cachi, quien tiene orden de captura. Para hacerle contrapeso a la banda de alias David y tener ascendencia política en la comunidad, el grupo se hace llamar Guerrillas Campesinas del Sur.

Además de David o Guacho, la guerrilla del Eln, al mando de alias Fercho y HH, también se pelea la región donde el narcotráfico ha sido rey durante mucho tiempo. De hecho, la semana pasada hombres del Eln ingresaron a una casa en la vereda La Paloma (Samaniego, norte de Nariño) y asesinaron a tres integrantes de las Farc. Las autoridades no descartan que, más allá de la disputa territorial, lo que esté en juego sea el control de algunas rutas del narcotráfico, cuyo destino final es México.

En suma, aunque las autoridades se apartan de la insistente versión sobre la participación directa de mexicanos en las bandas u organizaciones colombianas, lo que sí es evidente es que al menos se da un replanteamiento en una de las zonas donde tradicionalmente se mueven embarques de coca. Con evidencias adicionales de que las Farc toman cada día más distancia de quienes, en el pasado, se aventuraron al narcotráfico, con pruebas panameñas de que algunos mexicanos también hicieron parte de sus aliados.

 

Por redacción Nacional

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