En Colombia se arman porros con nueve híbridos de marihuana

El 80 % de las dosis que se comercializan en el país corresponden a marihuana común, conocida como “Regular” o básica, y el 20 % restante a “Creepy”, que genera mayores dividendos a las redes de microtráfico por su valor comercial.

Miguel Jaramillo Ángel
18 de septiembre de 2018 - 02:00 a. m.
15 y 20 por ciento de THC, los niveles más potentes encontrados en muestras de marihuana incautadas en Medellín, Cali y Bogotá./Gustavo Torrijos
15 y 20 por ciento de THC, los niveles más potentes encontrados en muestras de marihuana incautadas en Medellín, Cali y Bogotá./Gustavo Torrijos

Luego de más de seis meses de investigación en el territorio nacional, la Dirección de Antinarcóticos de la Policía determinó que la Regular (marihuana común) es la hierba con la que se arman el 80 % de los porros en el país, según el estudio “Cannabis en Colombia”, del Centro Internacional de Estudios Estratégicos contra el Narcotráfico (Ciena), publicado en 2017.

El 20 % de las dosis restantes que se comercializan corresponden a ocho híbridos de marihuana o Creepy, identificadas como “Mango biche”, “Matira blanca”, “Santa moña”, “Flor”, “Mat rais”, “Punto rojo”, “Villa de Leyva” y “White”, que han crecido en el mercado de sustancias psicoactivas al doblar su cuota, comparado con el 10 % que se registró en años anteriores y que son producto de la manipulación genética de las variedades nativas de cannabis (sativa, índica y rudelis), muestras que serán estudiadas por la Universidad Nacional de Colombia, sede Manizales.

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Mientras la marihuana Regular es la más común en nuestro territorio tanto para el consumo interno como para traficar a otros países (contiene tallo, semillas y hojas, siendo menos pura); los híbridos se caracterizan por contener hojas y el cogollo o flor de la marihuana, parte en la que se concentran los principales componentes genéticos de la planta y en la que se ha trabajado para potenciar su efecto alucinógeno (Tetrahidrocannabinol, THC).

Según una persona que durante 10 años sembró y vendió marihuana, los híbridos de Creepy son cultivados bajo techo, iluminados con luz led, cuentan con sistemas de riego que se activan cada 10 horas y son abonados con humus (abono orgánico que aporta nitrógeno, fósforo, potasio y magnesio a la tierra y a las plantas). Estos cuidados se reflejan en la calidad de la marihuana y en el incremento del porcentaje de THC, principal componente psicoactivo del cannabis.

“Para entender la evolución de los niveles de THC en las plantas de marihuana es importante saber que la Samarian Gold, que se cultivó y vendió durante la bonanza marimbera, entre 1975 y 1985, llegó a un punto máximo de concentración de este componente del 4 %”, afirmó William Villamil Villar, asesor del Departamento de Ciencias de la Universidad Nacional.

Actualmente, y según los estudios del Ciena, el nivel de THC de la marihuana común que se encuentra en el mercado colombiano oscila entre el 8 y el 15 %, mientras que las opciones de Creepy manejan THC entre el 15 y el 35 %. Además, el informe “Cannabis en Colombia” determinó que el promedio de THC de la marihuana que se consume es del 18,5 %.

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Sobre los efectos del THC, Villamil Villar explicó: “Parte del propósito de fumar marihuana es sentir sensación de bienestar, esto es por las endorfinas, hormonas que son responsables de los procesos de excitación, dolor y enamoramiento, y que están presentes a la hora de consumir altos o bajos niveles de THC, componente que llega directamente hasta el cerebro sin disolverse en la sangre y que está cada vez más presente en los porros. Antes la gente se fumaba entre uno o dos al día, pero a la fecha no necesitan de tanta cantidad, porque en un solo plon llegan al estado de hipersensibilidad deseado”.

El precio de la hierba en el país

El Ciena recolectó 316 muestras de cannabis en la calle, en 16 ciudades, desde San Andrés hasta Pasto. Además, se estableció que el precio por kilo de la marihuana común en el país está en promedio en $80.000, mientras que el de los híbridos empieza en $200.000 y va hasta $900.000, valores que aplican para altos volúmenes.

El estudio también determinó que el precio promedio por kilo en las diferentes regiones es de $250.000 y que una dosis de marihuana común (equivalente a 2 gramos) se consigue en las “ollas” entre $2.000 y $5.000, con lo que se pueden armar cerca de cuatro porros.

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Al cruzar los precios por kilo, suministrados por Antinarcóticos, con el valor al que lo adquiere un jíbaro, se encontró que la marihuana común se consigue en el mercado desde $120.000 y los híbridos, como Mango biche, desde $230.000; Punto rojo, $250.000; Creepy, $600.000 y White widow, $2’200.000.

A cada kilo se le gana el 200 % y se recupera la inversión. Compraba un kilo de White widow en $2’200.000 (que tiene entre 18 y el 25 % de THC), el gramo me salía a $2.200 y lo vendía $6.600, logrando $6’600.000 y una ganancia de $4’400.000. Así aplicaba igual para las demás variedades, que son más de las que hasta ahora tiene identificada la Policía, pues cada vez llegan más semillas desde Holanda y España, que se adquieren a través de catálogos en páginas en internet y redes sociales, y que crecen en el país en cultivos bajo techo para llegar al 20 % de los consumidores de marihuana”, contó una persona que se dedicó al microtráfico.

A septiembre de 2017, la Policía había incautado 139,3 toneladas de marihuana en el país y en lo que va corrido de 2018 ha decomisado 133,4. Cifras que le indican a Antinarcóticos que el tráfico de marihuana en Colombia se ha mantenido estable, pero tiene unas condiciones hacia la siembra de plantas de cannabis potencializadas, conocidas con diferentes nombres y alusivas a la Creepy.

Sobre el proyecto de decreto que impulsa el presidente Iván Duque y que busca que la Policía pueda decomisar en las calles cualquier tipo de sustancia psicoactiva, personas que se lucran del microtráfico coinden en que: "Al generarse una mayor restricción sobre las ventas de marihuana, esto es positivo para los vendedores, ya que ese es el doble filo de la espada de las prohibiciones. Esto dispara los precios, es decir, más dinero para el mercado negro. Agregan que en algún momento el país entenderá que la mejor vía es la legalización, como ha pasado históricamente con el cigarrillo y el alcohol, sobre los que hay mayores controles a través de leyes e impuestos".

Por Miguel Jaramillo Ángel

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