Era tan grave la situación de violencia que existía en el país a finales de 1986, que durante la cuadragésima sexta asamblea de la conferencia episcopal salió a relucir una idea: la sanción canónica de la excomulgación para todos aquellos que estaban atentando contra el derecho a la vida. En desarrollo de las deliberaciones de los jerarcas de las Iglesia Católica, se concluyó que los violentos estaban aplicando por su cuenta la pena de muerte, y que la nación estaba perdiendo la cabeza y la capacidad de reflexión histórica. (Vea qué pasaba en Colombia 100 días antes de que asesinaran a Guillermo Cano)
En medio de las deliberaciones de la Conferencia Episcopal y para acallar las críticas por el reciente escándalo de la Caja Vocacional, sus directivas anunciaron su liquidación. La declaración dejó claro que el fondo pastoral de la Iglesia Católica había quebrado, pero que serían devueltos los dineros de unos 400 ahorradores que habían resultado afectados por el descalabro financiero, entonces atribuido a los excesos de quien fuera el director de la Caja Vocacional, monseñor Abraham Gaitán. (Vea el especial 30 años sin Guillermo Cano)
En otro frente noticioso, a la Procuraduría llegó una denuncia más sobre la expansión de un grupo paramilitar que estaba haciendo de las suyas en la región del Magdalena Medio. En esta ocasión, trascendió que 12 campesinos de la región se encontraban desaparecidos, y que desde el municipio de Puerto Boyacá se había gestado una organización dedicada a sembrar el terror en la región, con el pretexto de desarrollar una lucha contrainsurgente, y especialmente para frenar la ola de secuestros promovida por las guerrillas. (Vea las luchas y pasiones de Guillermo Cano)
Por Redacción Nacional
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