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Grupos de Colciencias, un sistema agridulce

De los 5.836 grupos de investigación que se presentaron a Colciencias, 2.061 se quedaron por el camino. Científicos dicen que pierden más tiempo explicando su trabajo que trabajando.

Lisbeth Fog
15 de marzo de 2015 - 01:59 a. m.
Un total de 123 grupos de investigación decidieron no participar más en las convocatorias de Colciencias.  / Archivo - El Espectador
Un total de 123 grupos de investigación decidieron no participar más en las convocatorias de Colciencias. / Archivo - El Espectador

Colciencias clasificó 3.775 grupos de investigación, desarrollo tecnológico o innovación en categorías que van desde A1, A, B y C, hasta D (ver recuadro), de acuerdo con los logros reportados y avalados por las instituciones a las que pertenecen.

Hubieran sido 123 más, pero sus líderes resolvieron no participar en el proceso de medición por estar en desacuerdo con los procedimientos de Colciencias y la burocracia que rodea el proceso. Si bien quedaron “reconocidos” como grupo, no tienen interés en la categorización, ni claridad sobre los beneficios de medición.

No presentarse a la convocatoria 693, como ellos lo decidieron, significa que su producción científica no quedará contabilizada en los indicadores del país. “Ese es uno de los activos más valiosos del sistema”, de acuerdo con el subdirector de Colciencias, Alejandro Olaya. Pero también a las universidades debería interesarles participar, agrega, porque la medición de grupos es uno de los criterios que utiliza el Ministerio de Educación Nacional para acreditarlas.

Este ejercicio de medición “estimuló de manera profunda el trabajo colaborativo alrededor de áreas del conocimiento”, continúa Olaya. “Ha permitido calidad, trabajo en red y desarrollo del conocimiento en las áreas en las que hay grupos. Tenemos evidencia contundente de que los grupos de investigación que tienen mejores categorías tienen mejores productos y más impacto”.

Los científicos de universidades y centros de investigación que respondieron a la convocatoria tuvieron cuatro meses para analizar más de 150 páginas de un documento de instrucciones y poder diligenciar el formulario en línea, documento que terminó ajado por el uso, con líneas subrayadas, párrafos resaltados y signos de interrogación al margen.

Cuando algunos párrafos del instructivo se podían interpretar de manera diferente surgían preguntas que tenían diferentes respuestas cuando se optaba por llamar al centro de contacto de Colciencias, lo que confundió aún más a los científicos. Algunas universidades optaron por contratar personal especial para apoyar a sus investigadores en el diligenciamiento y la consecución de todos los soportes.

La convocatoria ha sido definida como “inviable, impertinente y problemática” por algunos científicos consultados. Los profesores Gustavo Kattan y Mateo López-Victoria, del Departamento de Ciencias Naturales y Matemáticas de la Javeriana de Cali, argumentan que el esquema “encasilla a los investigadores en un único molde e ignora la dinámica de la creatividad y de las distintas formas de trabajar de los científicos”.

La investigadora Amada Carolina Pérez, del grupo Prácticas Culturales, Imaginarios y Representaciones, al cual pertenecen historiadores, sociólogos y antropólogos de las universidades Javeriana, Andes y Nacional, requeriría solicitar el aval de al menos 12 departamentos y tres universidades, por lo que concluye: “En esta última medición es casi imposible ser interdisciplinario e interinstitucional”.

Kattan y López-Victoria dicen que este esquema de grupos es burocrático, porque “en lugar de dedicar tiempo y esfuerzo a su quehacer, los investigadores y las instituciones deben invertir enormes recursos humanos y financieros en alimentar constantemente una base de datos hambrienta, ineficiente y caprichosa, para no ser eliminados de la lista y desaparecer del mundo de los ‘investigadores nacionales reconocidos’”. Pérez complementa: “Debemos dejar de trabajar para demostrar que trabajamos”.

El grupo de Cali dice además que el esquema es rígido y endogámico, porque no permite el dinamismo de la ciencia y de quienes producen nuevo conocimiento y “privilegia la colaboración entre miembros del grupo por encima de alianzas temporales y naturales con investigadores de otros entornos”, que además no están bajo el esquema de Colciencias y por tanto no forman parte de sus conteos.

“La única opción sensata es desmontar el sistema de grupos de investigación para detener el drenaje de recursos y esfuerzo que afecta a los investigadores, las instituciones y, seguramente, al mismo Colciencias”, concluyen Kattan y López-Victoria.

La vicerrectora de investigación de la Universidad de los Andes, Silvia Restrepo, dijo que sus 130 grupos tuvieron la opción de participar, pero advirtió que la institución no está de acuerdo con la clasificación de grupos porque no refleja el quehacer de la investigación. Por esa razón le propuso a Colciencias apoyar el desmonte del sistema de grupos.

Hay quejas por los puntajes que se dan a las publicaciones y demás productos. Investigadores de la Universidad de Antioquia reclaman que, si bien Colciencias pide investigar en temas prioritarios del país y publicar en revistas indexadas internacionales, mejor “debería fortalecer las publicaciones nacionales donde nos leen internamente y nuestros resultados pueden incidir en las políticas públicas de esos temas prioritarios”.

El profesor Felipe García Vallejo, de la Facultad de Salud de la Universidad del Valle y exdirector encargado de Colciencias, refuerza este punto diciendo que “la señal enviada por Colciencias es no publicar en revistas colombianas si se quiere tener una buena evaluación en la medición de grupos”.

Por su parte, Claudia Garzón, del Grupo Control y Automatización de Procesos, de la Universidad de la Sabana, dice que gracias a que Colciencias reconoció al grupo en 2008 ahora son visibles. “Antes no existíamos”.

Y Jesús Olivero Verbel, vicerrector de Investigación de la Universidad de Cartagena, informa que los diferentes grupos de su institución participaron “como un compromiso que nos permite detallar nuestras fortalezas y debilidades”. Sin embargo, el grupo de química ambiental y computacional que lidera Olivero aparece en los resultados preliminares como si no hubiera aceptado participar en el proceso de medición. El profesor dice que esto se debió a que la persona encargada de montar la información en la plataforma “olvidó dar el clic de participación y ese hecho borró 20 años de trabajo”. Y a pesar de que los investigadores tuvieron 72 horas para enviar observaciones al proceso, entre ellas esta queja del profesor Olivero, Colciencias respondió que no puede hacer nada al respecto.

El departamento administrativo informó a El Espectador que está trabajando para modificar la plataforma y crear una nueva. El objetivo: hacer más efectivo el proceso en futuras convocatorias.

El 20 de abril Colciencias entregará los resultados finales de la convocatoria.

 

Por Lisbeth Fog

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