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Indígenas en la BBC

La Cadena inglesa acaba de transmitir un documental sobre los taironas y los muiscas. El Espectador habló en exclusiva, en Londres, con el arqueólogo británico Jago Cooper, quien estuvo a cargo del exitoso programa.

Sandra Martínez
02 de abril de 2013 - 11:00 p. m.
Jago Cooper, junto a indígenas Koguis en su primer viaje a la Sierra Nevada de Santa Marta. / Cortesía
Jago Cooper, junto a indígenas Koguis en su primer viaje a la Sierra Nevada de Santa Marta. / Cortesía

Un atlas con las imágenes de las líneas de Nazca, Machu Picchu, la laguna de Guatavita y otros impresionantes paisajes de Suramérica fue suficiente para captar la atención de Jago Cooper. En ese entonces, era un niño británico de nueve años y su maestra se lo obsequió. Con el paso del tiempo, la pasión por el Nuevo Continente siguió creciendo y Cooper se propuso conocer cada uno de esos misteriosos y lejanos lugares que vio en aquel libro. Y así lo hizo: cuando terminó el colegio se fue durante nueve meses a recorrer Latinoamérica.

Hoy, varias décadas más tarde, este arqueólogo es el curador de Las Américas en el Museo Británico de Londres, uno de los más importantes del mundo, y acaba de dirigir y presentar una serie documental para la BBC llamada Los reinos perdidos de Suramérica, que explora a cuatro comunidades indígenas anteriores a los incas y que no son tan reconocidas por los europeos. El Espectador habló con él en Londres.

¿De dónde surgió la inquietud de hacer este documental?

La idea fundamental de este documental es ver el grado de complejidad de las sociedades en Suramérica. La mayoría de la gente aquí en Inglaterra y, en general, en Europa, piensa siempre más en civilizaciones como las de Egipto y Babilonia, pero lo cierto es que en Suramérica existían sociedades igual de complejas. Partiendo de esto quería ver esa diversidad y por eso filmamos cuatro programas con un enfoque diferente: los chachapoyas de Perú y el comercio; los tiahuanacos de Bolivia con su ideología y su grado de innovación en la agricultura; los muiscas y los taironas de Colombia y el sistema de valores que tenían establecido; y los chimor de Perú, que son considerados como el primer gran imperio de la región.

Y por qué eligió hablar de los muiscas y los taironas?

Estaba interesado en mirar qué es lo que hace que la gente trabaje en una sociedad. Muchas veces, las ideas de dominación, poder y jerarquía están presentes en la manera en que una sociedad se organiza, pero en realidad hay muchos caminos posibles. Uno es compartir un sistema de valores, es decir, que la gente tenga el mismo nivel de entendimiento en su relación con el medio ambiente y con los objetos materiales. Y en las culturas muisca y tairona eso sucede de una manera predominante.

Uno de los principales temas durante el capítulo es la verdadera historia detrás del mito de El Dorado. Cuéntenos más acerca de esto.
Es muy clásico que cuando alguien hable de Colombia, una de las cosas que primero le saltan a la mente es la leyenda de El Dorado. Pero lo interesante es que no es un lugar, como siempre se ha pensado, es una persona, un individuo. Así que lo que hicimos fue deconstruir el mito, mirar los orígenes de los muiscas y cómo hacían las ofrendas en la laguna de Guatavita. Ahí empiezas a entender su relación con los objetos preciosos y su relación sagrada entre el medio ambiente y sus dioses.

Usted se reunió con un descendiente muisca, Enrique González. ¿Cómo fue esa experiencia?

En el programa exploramos la idea del sistema de valores a través del material que los arqueólogos han descubierto, pero también tuvimos mucha suerte de que tanto en el área de los muiscas como en la de los taironas hay comunidades vivas con las que pudimos hablar. Para los muiscas, la conquista europea fue muy dura, representó un gran choque en su cultura. Mientras que los taironas pudieron resistir y mantenerse un poco más. Conocimos a Enrique, que es un representante de los muiscas modernos, y es fascinante ver su perspectiva sobre sus condiciones actuales. Él es muy honesto y me hizo entender la importancia de la laguna de Guatavita y cómo los objetos de oro no tienen una connotación de riqueza para ellos, son una ofrenda.

Y en la Sierra Nevada de Santa Marta fue a ver a los koguis…

En 1998, mientras estaba en la universidad, fui a la Sierra Nevada de Santa Marta a realizar una investigación con el Museo del Oro. Sin embargo, durante ese viaje no pude ir a Ciudad Perdida, por las difíciles circunstancias que atravesaba el país en ese momento. Esta vez sí pudimos ir, el ejército colombiano nos llevó en helicóptero, pero más por cuestiones de logística, pues no teníamos el tiempo de hacer la caminata de cinco días. El arqueólogo colombiano Santiago Giraldo, que está realizando un proyecto en la zona, nos recibió y nos explicó detalladamente toda la parte arqueológica de Ciudad Perdida. Y luego fuimos a ver a los koguis. Es fundamental la visión que tienen del mundo, ese sentido real y humano, mirar al universo en una forma diferente, su relación con el medio ambiente y cómo eso impacta en las relaciones sociales que tienen dentro de su comunidad y fuera de ella.

¿Cuál es su aprendizaje principal sobre estas culturas colombianas?

El aprendizaje crucial para mí es que la gente pueda entender el valor de los objetos materiales de una manera distinta y ese también es el mensaje para el público inglés. La gente debe reorientar o, al menos, retar sus propios preconceptos sobre sus posesiones y los objetos materiales, y más en un mundo como el actual, donde estamos centrados en el valor de la economía de mercado. Además, la manera en que nos relacionemos a nivel personal con esos objetos influirá directamente, a nivel social, con el medio ambiente.

Desafortunadamente, igual que los conquistadores del siglo XVI, sus contrapartes actuales continúan explotando el pasado suramericano. ¿Cuál es el reto de nosotros como ciudadanos?

Si la gente entiende el valor de esos objetos, piensa que esa es su cultura y que esos objetos tienen un valor más grande que el oro, entonces se concientiza de que tiene que cuidar su patrimonio. También sé que un colombiano tiene en este momento muchos más temas en los cuales pensar, como el proceso de paz, el trabajo, lo sé, pero a largo plazo, saben que necesitan conservar su patrimonio.

¿Cómo ha sido la reacción de los británicos?

Ha sido excelente. Durante la primera semana un millón de personas vieron el programa, lo que para la BBC es increíble, porque es un documental complejo, que necesitas pensar cuando lo estás mirando. Además, los otros académicos están muy contentos con el nivel de investigación del programa. Tengo la idea de hacer una versión en español y ojalá se pueda ver muy pronto en América Latina.

¿Cuál es su próximo proyecto televisivo?

Usted bien sabe que en nuestros periódicos no tenemos muchas noticias de Suramérica. Y bueno, la BBC tenía un poco de miedo de que a los ingleses no les interesara, porque no tienen ese vínculo emocional con Suramérica, pero no fue así. Así que espero hacer otra serie de este continente o de Centroamérica. Vamos a ver…

Por Sandra Martínez

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