La invasión del caracol africano

La aparición de este molusco gigante tiene preocupados a los habitantes de siete municipios de Cundinamarca, pues puede causar meningitis, trombosis y apendicitis.

Santiago Valenzuela
22 de agosto de 2013 - 10:00 p. m.
El caracol gigante africano ataca a 800 especies vegetales. En Colombia ha desplazado a las especies nativas y está presente en 110 municipios. / 123rf. Caracol africano en una finca de Agua de Dios.  / Cortesía Juan Pablo Pinedo
El caracol gigante africano ataca a 800 especies vegetales. En Colombia ha desplazado a las especies nativas y está presente en 110 municipios. / 123rf. Caracol africano en una finca de Agua de Dios. / Cortesía Juan Pablo Pinedo

En 2010, cuando abundaban los anuncios publicitarios sobre las cremas de baba de caracol para curar las cicatrices y eliminar las arrugas, los campesinos del municipio de Agua de Dios empezaron a notar que en la noche desaparecían los cultivos. Detrás de las plantaciones de yuca y maíz estaba una de las 100 plagas más peligrosas del mundo, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN): el caracol gigante africano (Achatina fulica), que puede medir hasta 25 cm.

En ese entonces, dice la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), se había reportado la presencia del caracol africano en Putumayo: “Hoy está en 26 departamentos. Se ha extendido hasta 110 municipios del país. Ataca a cerca de 800 especies de plantas y se alimenta de heces y otros materiales orgánicos. Suele encontrarse en las plantaciones de tubérculos, hortalizas, árboles, cacao y café”, explica Juan Pablo Pinedo, veterinario experto en este tipo de moluscos y funcionario de la CAR.

El caracol gigante africano ya está en Cundinamarca. El último informe de la CAR señala que en los municipios de Agua de Dios, Apulo, Sasaima, Guaduas, La Vega, Quipile y Puerto Salgar se ha registrado su presencia. “Nosotros lo encontramos hace nueve meses en unos condominios. Investigamos y nos dimos cuenta de que son muy nocivos. El temor de la comunidad es que se están multiplicando muy rápido. Inmediatamente hablamos con la CAR y empezamos a erradicarlos en fosas comunes: los recogíamos y luego les aplicábamos químicos o sal mineralizada. Cada día abrimos más fosas comunes”, asegura William Roberto Forero, alcalde del municipio de Apulo.

En la CAR aseguran que el caracol aún no tienen ningún enemigo natural en Colombia, que ha desplazado a los caracoles nativos y que cada 21 días puede poner de 100 o 400 huevos. Si una persona entra en contacto directo con la baba de caracol, dice Pinedo, “se puede generar una trombosis, una apendicitis o, lo más grave, una meningoencefalitis eosinofílica, que puede llevar a la muerte. Esto sucede cuando algunos caracoles africanos tienen el parásito Angiostrongylus, que puede migrar al sistema nervioso central”. Los investigadores de la corporación explican que los caracoles gigantes adquieren el parásito al alimentarse de los cadáveres de las ratas e inmediatamente lo transfieren al ser humano cuando éste entra en contacto con el molusco.

En municipios como Sasaima, por ejemplo, han aparecido dentro del perímetro urbano: “Encontramos un caracol en el barrio Primero de Julio, en plena zona urbana. Se empezaron a reportar tres y cuatro individuos más. En un principio aislamos el lugar y tomamos fotos, porque no sabíamos qué tipo de caracol era. La CAR nos confirmó que eran africanos y estamos haciendo una campaña de prevención”, dice Francisco Martínez, secretario de desarrollo económico de Sasaima.

En la CAR no descartan que el caracol gigante llegue hasta otros municipios del departamento: “El molusco tiene la facultad de reproducirse muy rápido y dispersarse en los vehículos de material vegetal y en los que transportan ganado. De hecho, se pueden quedar pegados en los zapatos o en la ropa. Actualmente actuamos bajo la resolución 654 de 2011 del Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible, que nos da las pautas y las facultades para erradicarlos”, dice Pinedo. Los métodos más comunes que se están utilizando para acabar con los caracoles africanos son ahogamiento (ya sea metiéndolos en agua o en una bolsa cerrada) o aplastamiento. También pueden rociarse con sal común o con arsenato de calcio.

Aunque no se han reportado muertes por la presencia del caracol en Cundinamarca, la Gobernación estudia un programa de prevención para que los casos aislados no se conviertan en un problema de salud pública.

El Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional realizó un trabajo sobre el caracol gigante africano en seis departamentos. De acuerdo con los resultados se pudo establecer que la región Andina tiene más municipios con presencia del caracol (48), en comparación con las demás regiones: Orinoquia (29), Amazonia (21) y Caribe y Pacífica (5). “La mayor concentración de municipios infestados se encuentran en el piedemonte de la cordillera Oriental, en las regiones de la Orinoquia y la Amazonia, y a lo largo de los valles interandinos de los ríos Magdalena y Cauca”, señala el estudio.

Los profesores Édgar Linares y Fernando Fernández han liderado la investigación y explican que en algunos casos los campesinos, desesperados, han optado por quemar sus árboles o sus cosechas ante la reproducción masiva de los caracoles. Además hicieron un llamado a las empresas que transportan este tipo de moluscos: “La invitación es a que no continúen transportando al caracol gigante africano, a que no crean que la baba rejuvenece y a que comuniquen a la autoridad más cercana sobre su presencia”.

 

 

svalenzuela@elespectador.com

@santiagov72

Por Santiago Valenzuela

 

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