El informe, titulado “El día después de mañana: las Farc y el fin del conflicto en Colombia”, contiene un balance de lo logrado hasta ahora, que incluye las principales preocupaciones del ICG frente a la manera como avanza la mesa de diálogos en Cuba, así como también presenta 19 recomendaciones para que las partes las tengan en cuenta en un escenario de posconflicto. Le preocupa a la organización no gubernamental que los negociadores del Gobierno deberán conseguir un acuerdo que sea tanto aceptado por la guerrilla, como por la sociedad.
“Para ser viable, la estructura de la transición no solo ha de ser creíble a ojos de las Farc, sino que debe también ofrecer garantías a una sociedad que no está para nada convencida de la voluntad del grupo de abandonar las armas, desvincularse del crimen organizado y atenerse a las reglas de juego de la democracia”, señala el informe.
También expresa su preocupación por el futuro de quienes se desmovilicen tras un acuerdo de paz, ya que muchos pueden correr riesgos por ubicarse en zonas periféricas donde el Estado no hace presencia. Otro de los temas que preocupan es la evidente refracción del Ejército colombiano al proceso de paz, ya que esto podría conducir a un nuevo brote de violencia política, tal y como ocurrió con la Unión Patriótica.
“Las estructuras de mando y control de las Farc se encuentran en buen estado y los líderes guerrilleros tienen mucho interés en que la transición sea exitosa. La agenda de La Habana, que además del ‘fin del conflicto’ incluye el desarrollo rural, la reintegración política, la justicia transicional y la lucha contra las drogas ilícitas es, al menos en teoría, lo suficientemente amplia como para integrar la transición de las Farc en una estrategia de consolidación de la paz a largo plazo centrada especialmente en los territorios más afectados”, sostiene el ICG.
“En el entorno intensamente polarizado de Colombia, los actores internacionales tendrán un papel fundamental. Se debería invitar a una misión internacional liderada por civiles a supervisar y verificar el cese del fuego y el proceso de desarme", recomendó el ICG, y agregó que se necesitan “garantías para que ambas partes puedan confiar en el futuro acuerdo".
Para esto, según la oenegé, podrían prestar sus oficios la Organización de Naciones Unidas (ONU), la Organización de Estados Americanos (OEA) o la Unasur. De igual manera, propone un desescalamiento gradual del conflicto que incluya acabar con los ataques a la infraestructura, no reclutar más menores de edad y mejorar las condiciones humanitarias de los guerrilleros en las cárceles. Finalmente, recomienda explorar la posibilidad de que el Eln se sume a un acuerdo de cese del fuego.