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Javier Girón, guardia indígena perteneciente al resguardo indígena de Nasa Kiwe de 54 años, fue asesinado en la vereda el Jaguito, Santander de Quilichao, Cauca, cuando fue alcanzado por un hombre quien le disparó. “Girón residía en la vereda la María, hacía parte de la guardia indígena desde hace 20 años. Recibió 3 disparos de arma de fuego y su cuerpo se encuentra en medicina legal”, informó Eduin Mauricio Capaz, coordinador de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte de Cauca (Acin).
Joe Sauca, coordinador de derechos humanos del Consejo Regional Indígena del Cauca (Cric) explicó que no hay indicios de quién fue el responsable del asesinato del guardia indígena. “No tenemos muchas información. Lo que sabemos es que era una persona vestida de negro”, dijo Sauca a El Espectador, quien agregó que la comunidad indígena del Cauca ha recibido 14 amenazas en lo que va del 2020. “Hay compañeros que les han dado entre 24 y 72 horas de plazo para salir del territorio. En comparación con el año pasado, la cifra es preocupante”.
El coordinador del Cric explicó que la amenazas llegan vía telefónica, con panfletos o mensajes de whatsapp. “No sabemos quién envía las amenazas”.
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Camilo González Posso, directo del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz) explicó en un informe en octubre de 2019 que en el Cauca se configuran disputas por el control territorial, el reordenamiento violento del territorio y las economías ilícitas. "La Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito registró 12.600 hectáreas de cultivos de coca en el Cauca, concentrados en los municipios de Argelia y el Tambo, en 2018 esa cifra ascendió a 22.000 has y según el informe de la DEA de marzo de 2019 la expansión llega a 31.000 has ubicando al Cauca como el tercer productor de base de coca con un potencial de exportación de 300 toneladas métricas de cocaína por las rutas del Pacífico que van paralelas a los ríos Micay y Naya".
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En noviembre de ese mismo año Carlos Fernando Negret, defensor del Pueblo, dijo que en el Cauca hay una guerra por el control territorial. “En las zonas pegadas a la cordillera hay cultivos de uso ilícito, de hoja de coca y de marihuana. Del otro lado hay minería ilegal, y por eso los grupos armados quieren controlar ese negocio lucrativo. El secuestro y la extorsión están en niveles muy bajos, pero todo ese negocio es más importante que cualquier otra cosa”.
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Sauca solicitó al Gobierno Nacional cumplir con los Acuerdos de Paz y brindar garantías a las comunidades indígenas de la región. “Esta situación se agudiza cada vez más para las personas que cumplen labor social de la diligencia indígena del Cauca.