Los retos del nuevo director del ICBF

Diego Molano presentó su renuncia como director del ICBF. / Presidencia

Cuando llegó a dirigir el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), en noviembre de 2011, Diego Molano Aponte tenía un largo –y reconocido– recorrido en el sector social. Se había desempeñado como alto consejero presidencial para la Acción Social (fue uno de los pioneros de este programa que luego se trasformó en el Departamento Administrativo para la Prosperidad Social) y se había convertido en un hombre clave en los planes del Gobierno de Álvaro Uribe Vélez para erradicar la pobreza.

Luego de un año y cuatro meses de estar al frente del ICBF, este administrador de empresas de la Universidad del Rosario (con máster en administración pública de la Universidad de Columbia) puso a disposición del presidente Juan Manuel Santos su renuncia, al parecer, para aceptar una oferta en el sector privado.

Para hablar del comienzo de su vida profesional, habría que señalar su paso por el Congreso como asesor del senador Luis Alfonso Hoyos (1994-1998). Luego, se desempeñó como profesor de la Facultad de Ciencia Política, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario. Y años más tarde (hacia el 2003) llegó al Gobierno por petición del propio presidente Álvaro Uribe, quien lo invitó a ser el coordinador de las iniciativas sociales que contemplaba el Plan Colombia. Ese nombramiento marcó su trayectoria en los siguientes años.

¿Qué dejó Molano en su paso por el ICBF? Ximena Norato, directora de la Agencia Pandi (Periodismo Amigo de los Derechos de la Infancia), asegura que su mayor logro en estos 16 meses fue haber desarrollado “una gestión trasparente hacia la sociedad. Es lo mínimo que se espera de una institución a la que 5 millones de personas aportamos para su sostenimiento. Molano instauró algo muy positivo: las rendiciones de cuentas en las que hacía balances de sus logros pero también de las metas por alcanzar”.

Sobre los retos que tendrá que enfrentar la persona que lo suceda, Norato responde enfática: “articular todas las instituciones que conforman el sistema nacional de bienestar familiar, que deben garantizar la protección integral de los niños que llegan al ICBF en una condición de desprotección y vulnerabilidad. Hay un imaginario de que el ICBF lo es todo, y no es así. Si las otras instituciones estatales no responden (los diferentes ministerios, empezando por el de salud, educación y justicia) va a quedar cojo el restablecimiento de derechos de estos menores”.

Otro desafío que tendrá el nuevo director del ICBF, según Norato, será el futuro de aquellas personas que estando bajo su protección cumplen la mayoría de edad. “¿Qué pasa con esos jóvenes que siguen necesitando una familia hasta que tengan un proyecto de vida? Hoy no se atienden de una manera estricta y reglamentada, no hay programas para atenderlos y lo deberían estar haciendo”.

En manos de Molano, también, estuvo buena parte de la implementación de la estrategia nacional 'De cero a siempre', para la atención integral a la primera infancia. Y, dentro de ese programa, los proyectos con las madres comunitarias para capacitarlas y reglamentar su situación laboral. La última noticia al respecto la anunció el propio presidente Juan Manuel Santos, quien explicó a finales de febrero que desde este año las madres comunitarias que prestan sus servicios de cuidado de los menores a través del ICBF recibirán una ayuda económica equivalente a un salario mínimo por mes. Sin embargo, hay un grupo de madres que sigue inconforme con sus condiciones laborales. Lograr un consenso con ellas, será tarea del nuevo director del instituto.