Lucha sin cuartel contra expendios

El desmantelamiento del microtráfico se convirtió en una de las prioridades de seguridad del Gobierno. ¿Cómo lo combatirá?

El Espectador
02 de abril de 2013 - 10:00 p. m.
El sector del “Bronx”, en Bogotá, es uno de los más reconocidos enclaves del microtráfico en el país  / Óscar Pérez
El sector del “Bronx”, en Bogotá, es uno de los más reconocidos enclaves del microtráfico en el país / Óscar Pérez

El desmantelamiento de los expendios de droga en las principales ciudades del país se acaba de convertir en una de las prioridades del Gobierno Nacional, que dio instrucciones para la ofensiva contra 24 “ollas” en 20 ciudades.

El flagelo reúne varias modalidades delictivas coordinadas por redes que en algunas ciudades incluso se rodean de negocios legales. Las 134 pandillas de Cali, las 18 “ollas” de Villavicencio, los 281 expendios de vicio en Medellín y el uso de menores para la venta de alucinógenos en Ibagué son apenas una muestra de su complejidad. 

500 zonas de droga en Ibagué

El secretario de Gobierno de Ibagué, José William Castro, dijo que la administración municipal, en coordinación con la Policía Metropolitana, dispondrá de la fuerza necesaria para realizar los operativos que terminen con el desmantelamiento del microtráfico en la ciudad. El problema del narcomenudeo en la ciudad es preocupante, dice el funcionario, pues hay consumo visible de alucinógenos entre menores desde los 6 años de edad y su venta se realiza dentro y fuera de colegios, escenarios deportivos y parques. Organismos de inteligencia señalan que en Ibagué hay por lo menos 500 “ollas”.

Pandillas en Cali, dueñas del mercado ilegal

Cali es el municipio más violento de Colombia y parte de la responsabilidad de este vergonzoso primer lugar se atribuye a la cantidad de pandillas que operan en casi todas las comunas de la ciudad. Según estadísticas del Instituto de Medicina Legal, el año pasado se registraron 1.831 asesinatos en la capital vallecaucana y en al menos la mitad de ellos estuvo involucrada de alguna manera una pandilla.

De acuerdo con un estudio hecho por la Personería de Cali, actualmente hay 134 pandillas con alrededor de 2.200 miembros y presencia en 17 de las 22 comunas de la ciudad. A un gran porcentaje de ellas se le atribuye la delincuencia que azota a la ciudad, bien sea por el microtráfico y las guerras que éste genera, por su tarea en la venta y alquiler de armas para cometer delitos o por la modalidad que adoptaron algunas de ser pequeñas empresas de “servicios criminales”, con el homicidio como su fuente de financiación.

La situación más compleja se vive en el distrito de Aguablanca (comunas 13, 14, 15 y 21), donde operan 59 pandillas, es decir, el 44% de todas las que existen en Cali. Lo sigue el sector de Siloé (comuna 20), donde operan 26 pandillas, es decir, casi el 20%. En estos dos sectores hay al menos 1.200 pandilleros. Gran parte de los grupos se dedican al negocio de las drogas y son los que dominan las llamadas “ollas”. También se dedican al tráfico de armas, el hurto y la extorsión.

Algunas de estas organizaciones dejaron de ser simples grupos juveniles para convertirse en complejas estructuras conocidas como “pandillas mercenarias”, que se especializan en diferentes modalidades de crímenes para ofrecer sus servicios al mejor postor. “Funcionan como ‘oficinas de servicios criminales’, que tienen a disposición jóvenes entre los 15 y 25 años, para actividades como homicidio, secuestro, trata de personas, inducción a la prostitución, etc.”, señala la Personería.

Muchas de estas pandillas mercenarias tienen comprobados nexos con bandas criminales (bacrim) como Los Rastrojos o Los Urabeños. Incluso, las autoridades tienen información de que estos grupos son los que dominan algunas zonas. Por eso se indica que las bacrim estarían detrás de la proliferación de las pandillas, ya que con ellas garantizan su negocio de venta de droga en la ciudad y, además, tienen una “cantera” de delincuentes entrenados para reforzar sus estructuras.

“Se dedican al tráfico de droga, armas, hurto y extorsión. Muchos de los integrantes de las pandillas renuncian a sus grupos y pasan a ser reclutados por ‘oficinas sicariales especializadas’ (...) luego de permanecer al menos dos años, pasan a recibir orientación sobre delitos de alto impacto, para ingresar a bacrim como Los Comba, Los Urabeños y Los Rastrojos”, señala el estudio de la Personería.

Aunque la mayoría de pandillas detectadas tienen relación con el tráfico de drogas, se ha demostrado que en Cali el negocio está directamente bajo el control de las bandas criminales, que son las encargadas de surtir las “ollas” manejadas por las pandillas en las diferentes comunas.

Medellín tiene su propio Bronx

En un listado oficial suministrado a El Espectador consta que desde 2010 las autoridades de Medellín tienen ubicadas las direcciones exactas de al menos 281 casas donde se expenden drogas ilícitas. Sin embargo, según Fernando Quijano, director de la Corporación Corpades, esa cifra no está ajustada a la realidad: “Nuestros análisis nos llevan a concluir que en la ciudad de Medellín existen unas 800 casas de vicio. Sólo en las comunas 8 y 9 (Villa Hermosa y Buenos Aires) hemos identificado 45 casas”. Por su parte, Luis Guillermo Pardo, sociólogo y director de la Corporación C3, asegura que “Medellín tiene su propia calle del Bronx”, similar a la de Bogotá, que estaría ubicada tres cuadras abajo del parque de Bolívar, bajo el viaducto del Metro. “Yo creo que cuando el presidente se refiere a plazas de vicio, está hablando no de las casas de vicio, sino de espacios amplios donde se comercializan y consumen drogas”, agrega Pardo.

Por El Espectador

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